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Mes: julio 2006

El fracaso de la oficina sin paredes de Jay Chiat

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Los seres humanos estamos atravesados por el tiempo y somos incrustados en el espacio.

Todos somos herederos de nuestras lecturas de las épocas mozas. Para algunos fueron las novelas o las historias, para otros aventuras o crónicas científicas. Para quienes jugamos en una época a ser filósofos esas lecturas fundadoras estuvieron de la mano de los clásicos desde Aristóteles a Heidegger. Y entre los nombres propios con mucha resonancia siempre figura, obligadamente, nuestro amigo intelectual Immanuel Kant.

Aunque nunca me puse de acuerdo conmigo mismo para saber si la obra cumbre de Kant, la siempre comentada «Critica de la Razón Pura», es una novela, o un ensayo, un tratado o un delirio, cualquiera que la haya merodeado estará mas que al tanto de las preocupaciones del profesor Kant acerca de los fundamentos del conocimiento humano. Y recordará sin demasiado esfuerzo que una de las tesis centrales de la obra era la idea del tiempo y el espacio como formas puras de la sensibilidad.

Conversando entre pares. Una laptop por adulto

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Cursos y seminarios sin fin

Hemos dado tantos cursos y seminarios, hemos visitado tantos campuses y universidades, hemos estado en tantas salas y ambientes de aprendizaje que las cosas empiezan a ponerse borrosas, las caras de los alumnos y de las alumnas se desdibujan progresivamente y la sentencia del profesor Eugenio Pucciarelli (¿bendición o maldición?), fundador de carreras de filosofía en la Argentina, cada vez se vuelve mas pertinente.

Cuando tenia apenas veintipico bisoños años y acababa de terminar el profesorado en Filosofía, le pedí entusiasmado entrar rápido a las huestes de la enseñanza. Quienes en ese entonces nos dedicábamos al metier especulativo sospechábamos que nuestra consagración (vocación cumplida, felicidad aspirada, encuentro con el destino o algo por el estilo), pasaba obligadamente por la docencia, quizás antes y mejor que por la investigación -tan disociadas concebíamos en ese entonces ambas cosas.

Los videojuegos en busca de sus teorizadores. Ian Bogost y Jesper Juul

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Primeras filosofías de los videojuegos existentes

Hace ya tiempo que descubrimos que los videojuegos no solo convocan multitudes y movilizan fortunas (como que el mercado que mueven ya se estacionó en alrededor de 35.000 millones de dólares anuales), sino que también están generando una enorme literatura teórica que sirve para pensarlos y pensarnos.

Ya en su momento hicimos referencia a las obras de Henry Jenkins, Mark J.P. Wolf y John Paul Gee, a las que hemos sumado hace poco a los trabajos mas de guerrilla cultural y de política y sensibilización disparados por Mark Prensky y Steven Johnson.

Pero ir por esos margenes puede hacernos perder de vista que en el ultimo año ha aparecido un conjunto de obras teóricas de altísimo nivel que bien pueden merecer la recepción como las primeras filosofías de los videojuegos existentes. Ya sea porque usan enfoques filosóficos, ya sea porque discuten filosofías, ya sea porque sus autores queriéndolo o no, voluntariamente o no, le han dado una hondura a sus aportes que los catapultan sin mayores esfuerzos a la sofisticación, la exquisitez y la capacidad de erosión propia del discurso filosófico en su mejor acepción

El escándalo como argumento. ¿Mao fue un psicopata igual que Stalin y Hitler, o no?

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Corsi e ricorsi de la historia

Lo mencionamos hace algún tiempo, pero el tema insiste porque en los corsi e ricorsi de la historia hay ciertos memes que recurren y que venden y otros no. No hay que rascarse mucho la mollera para ponerle nombre al fenómeno. Se trata del marketing del escándalo.

Pero cuidado no estamos coqueteando aquí con las huestes de Jorge Rial, ni con los nietos de Lucho Aviles. Cuando decimos escandalo no nos referimos a las bravuconadas de Sofovich defenestrando a una vedette de cuarta, ni a los circos escénicos del programa Intrusos donde infradotados de cuarta compiten para ver quien saca a premio al cerebro 0.

Hablamos, como es nuestro gusto, de escandalos intelectuales pero no tanto de los previsibles e intermitentes que remiten a plagios o a disputas personales por la primicia o la antelación, sino a un fenómeno aledaño pero bastante menos comprensibles cual es el azote a los caballos muertos.

Zaha Hadid y el maravilloso mundo de nuestro desconocimiento

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El océano de nuestro desconocimiento

El océano de nuestro desconocimiento es infinito. El mío, el de ustedes, el del canillita de la esquina. Hay tantas ciudades que nunca visitaremos y que solamente recorreremos cansinamente cuando aburridos y recién entrados a un avión revisemos el mapa. ¿Alguna vez alguien leyó que existiera una ciudad llamada Boise, Idaho?

Basta jugar con Google Maps para encontrarnos con miles de puntos en el mapa del que jamas tuvimos conciencia. Claro algunos se creen muy vivos porque pueden recitar las capitales de algún continente, pero son pocos los que siquiera oyeron nombrar las de la cincuentena de estados africanos y la de otras tantas de la cincuentena de paises de Asia.

Viajar patriciamente en Business Class y dando un rodeo inusitado para llegar a Bilbao

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Viajando en Business

No se cuantas veces habré viajado en avión, y menos aun cuantas al exterior. Pero seguramente desde que empezó mi ciclo internacional en 1969 con mi primer viaje a París, y siendo mas o menos conservador, debo ir ya por mas de un par de centenares de salidas al exterior. Porque si bien hubo años de viajes flacos con a lo mejor un solo vuelo, los hubo (y este es uno de ellos con 6 o mas viajes).

De ese maremagnum de desplazamientos solo en 3 ocasiones viaje en Business Class. Una fue muy reciente, se trato del regreso de Miami en Lan en diciembre del 2005. Antes había sido una ida a Madrid en Iberia en el 2002. En ambos casos porque el avión estaba sobrevendido y mi pasaje era carisimo.

Comprando mas libros en Boston

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La cosecha de libros nunca se acaba

Les puedo asegurar que la cosecha de libros durante el último viaje fue mas que preciosista. Porque me tenté con decenas de títulos que fui primorosamente depositando en la sección memos de la Treo, pero que luego no pasaron nunca al área de activación de gastos -afortunadamente.

Pero un puñado quiso venirse conmigo en la valija entre los que obviamente estaba el de Ulmer que reseñamos ayer. Ahora le toca a la admirable obra de Laura J. Miller Reluctant Capitalists : Bookselling and the Culture of Consumption. University of Chicago Press 2006.

Póquer de ases. 2 Estética de la emergencia

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El Caos en las Artes

Nuestra segunda estancia/descubrimiento de este puñado de autores desconocidos nos llevó a maravillarnos/entretenernos con Reinaldo Laddaga, un rosarino nacido en 1963, graduado de NYU, que actualmente es profesor en la Universidad de Pennsylvania, que alguna vez enseño en la UNR y que es el autor de dos obras muy peculiares como fueron «La euforia de Baltasar Brum» (1999) y «Literaturas indigentes y placeres bajos. Felisberto Hernández, Virgilio Piñera, Juan Rodolfo Wilcock» (2000), y que ahora movió el avispero con un inesperado texto cual es Estética de la emergencia, Colección Los sentidos, 2006.

Poquer de ases. 1 María con Marcel Duchamp en los trópicos

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El cazador de libros

Será porque estoy mas que entusiasmado con la autobiografía literario-profesional que escribió Jorge Herralde en El observatorio editorial. Será que hace mucho tiempo que me fascinan las sagas escriturales. Será porque cuanto mas me asomo a las pantallas mas me sigue fascinando el papel. Será por lo que deba ser o no será por nada. Lo cierto es que pocas cosas me dan tanto placer (bueno hay un par mas pero esas son bastante previsibles) como hacer cada tanto una caza de libros y encontrar autores nuevos, temas inesperados, hallazgos sorprendentes.