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El diálogo mas que difícil entre Oriente y Occidente. Y de como nosotros no ayudamos mucho en el intento

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Las mujeres a años luz

Recién llegado a Arabia Saudita y confrontado a una realidad increíblemente distinta de la que vivimos todos los días, apunté impresiones como mejor pude y escribí unas notas con reacciones del viaje. Claro lo mas ostentoso (pero no me imaginaba en ese momento con que profundidad y con que matices) fue el hecho de que las mujeres están fisicamente separadas de los hombres en infinidad de terrenos.

Me imaginaba que algo así se venía por un intercambio bastante caldeado de mails entre los organizadores y algunas de las participantes occidentales, ante su reivindicación de estar presentes de carne y hueso (y no virtualmente como finalmente ocurrió) en las numerosas mesas en las que ellas actuarían de oradoras. Pero nunca me imaginé que la reivindicación de las occidentales sería tan fuerte, pero que finalmente no tendrían la mas mínima chance de roer una coraza ideológica de una fuerza muy pocas veces vista.


Como cualquier otra mi impresión fue cuestionada por algún lector bien pensante. Sin embargo me sorprendió ese alguien que con la mano bien levantada y posando de justo, liberal y portador de la verdad occidental absoluta me cuestionó la aceptación de la invitación, y prácticamente me tildó de obsceno por hacer el juego el sistema feudal que supuestamente impera allá.

¿Qué es ese vicio llamado Orientalismo?

No creo que mi comentarista, que tiene la lengua rápida pero las ideas no demasiado claras, haya oído hablar alguna vez del término orientalismo entendido como el estudio de las sociedades, culturas y lenguajes del Cercano y Lejano Oriente visto a través del prisma occidental a mano de escritores, diseñadores o artistas.

Porque si lo hubiese hecho sabría que Orientalismo es la lectura permeada por una visión imperialista de Oriente, y nadie mejor que el recientemente fallecido autor palestino Edwar Said, para cuestionar esa visión y proponer otro recorte con el que nos identificamos mucho mas y que sin saberlo permeó toda nuestra recorrida mental, cultural y simbólica esos cortos pero intensos dias que pasamos en Ryahd y alrededores.

Como bien dice Charles Tilly en su exquisito Why? What happens when people give reasons and why?, a diferencia de lo que había hecho en obras anteriores en esta decidió dedicarse a lo micro, lo puntual, lo anecdótico y lo cara a cara.

Razones de una diferencia, que son mucho mas simples pero también mas complejas, de lo que estamos acostumbrados a creer

Lo mismo haremos nosotros en esta nueva breve nota acerca del papel de la mujer en Arabia Saudita. Nada de grandes teorías acerca del rol femenino en sociedades jerárquicas, ni inventarios detallando a que distancia infernal está la mujer en esos países en relacion a la «emancipada y liberada» mujer occidental.

Hablando de otras cuestiones aledañas Richard Sennett en su reciente obra «La cultura del nuevo capitalismo«, muestra con precision y contundencia que la supuesta liberación de la persona en Occidente es un gran mito. Arabia Saudita seria el revelador por contraste de esta fantasía en el caso de la mujer.

Después de haber estado unos pocos días allí, gracias a los testimonios de un «garganta profunda» (un ingeniero saudi que vivió de los 17 a las 25 en Inglaterra) y que ahora en sus tiempos libres se está dedicando a diseñar una versión multimedia del Coran) que nos agenciamos, y habiendo contado con el trabajo-espia de un puñado de mujeres occidentales pudimos levantar algunos velos,. mientras ellas se los colocaban con fruición, y nos hicimos una película muy diferente de la que tradicionalmente solemos o queremos ver.

Un calambours resume nuestro descubrimiento. En Occidente prima el mandato «Primero me enamoro, luego me caso y tarde o temprano me divorcio«. En Arabia el mandato reza (coránicamente) «primero me caso, después me enamoro y rara vez me divorcio o separo«.

Patrones, pero que no son los que nosotros creíamos

No había que ir hasta Riyahd para reconocer estos patrones pero si había que llegar tan lejos para popperianamente contrastarlos. Porque no se trata solamente de las reglas matrimoniales o de convivencia de pareja sino del rol de la mujer en una sociedad que las invisibiliza y excluye.

Como buenos rousseanianos y habermasianos que somos debemos seguramente considerar como inaceptable este rol. No podemos desconocer cinicamente los avances de mas de un siglo de feminismo político y, si no aplaudimos, pero al menos tratamos de entender multiculturalmente esta situación, además de ganarnos el odio eterno de las mujeres, nos podrían poner en el panteón del relativismo cultural o peor aun del cavernicolismo político.

Y ya hace mas de 2 días que estamos en Buenos Aires y es como si no nos hubiésemos ido nunca. Tan enfrascados estamos en lo cotidiano, tan permeados de demandas y exigencias locales y al mismo tiempo oteando el horizonte de lo que vendrá. Con nuevos viajes recien a un mes de hoy y aqui les decimos bye hasta mañana AP.

Emic y etic

Por eso queríamos escuchar la voz de los hombres y mujeres árabes. Por ello queríamos verlos en acción. Por ello queríamos interactuar con ellos y ellas (aunque fuera vía el relato de nuestras hermanas occidentales). Y lo que vimos y escuchamos se dio de patadas con nuestros prejuicios y creencias.

Porque estábamos seguros de que los matrimonios están impuestos y arreglados de por vida y que la mujer no tenia la menor chance de opinar. Y no es así. Si bien la cita inicial generalmente se hace a instancias de la madre del candidato, quien tiene la chance de pronunciarse a favor o en contra, y de hacerlo positivamente ganarse el derecho a una reunión inicial con una celestina de por medio, de igual modo puede la mujer rechazar los requiebros y volver todo el proceso a fojas cero.

En cuanto a las vivencias de la mujer acerca de su inexistencia pública, sobre el particular hubo dos opiniones encontradas. Es cierto que quieren mas libertad, por ejemplo, para conducir automóviles o para desempeñarse en tareas laborales que excedan las constricciones del campo de la salud y de la educación.

Cambiar: ¿cuánto y para qué?

Pero de ningún modo están dispuestas en cambiar las reglas de juego generales acerca de las relaciones entre los sexos. Tanto en este campo -y habría que revisar las opiniones de Emmanuel Todd en La Troisieme Planete. Structures familiales et systems idoelogiques (Paris, Seuil, 1983) para entender mejor la relación entre estructura familiar y cuerpo ideológico- como en el de los fundamentos de las creencias religiosas que rigen los comportamientos, las opiniones son unánimes.

La consigna es algo como esto: Occidente ha metido la pata mal, es hora de que nos dejen probar a nosotros. El punto crucial es que las mujeres -con excepciones de adolescentes occidentalizadas como se puede ver en los siguientes weblogs http://classic-diva.blogspot.com/2006/02/marriage-marriage-and-some-more-on.html
http://ubergirl87.blogspot.com/index.html,
http://saudimystique.wordpress.com/– prefieren este modelo al nuestro.

Claro nuestra inmediata respuesta será que han interiorizado la dominación, o que padecen colectivamente del síndrome de Estocolmo o que se les ha lavado el cerebro y que su fruición no es otra cosa que miedo, resignación, o desconocimiento de los valores, las virtudes y las maravillas de occidente.

Mundos extraños, pero no tanto

Ya no podemos creer en esas coartadas. La forma como las mujeres occidentales fueron interrogadas, aceptadas y mimadas en su seno no deja lugar a dudas. Las saudies saben que hay un mundo muy distinto al suyo. Ven a diario en las televisiones de Qatar, Yemen, los Emiratos, para no hablar de Pakistán, laIndia, Egipto, Siria y otros países árabes que otro rol le esta esperando a sus hermanas mas alla de las fronteras de al jazeera (la península).

Pero esos supuestos grados de libertad no son vividos allí inevitablemente con esperanza y envidia sino con preocupación y rechazo. Las presentadoras árabes de Al Jazeera, no mas que las modelos occidentales, rigurosamente eliminadas del espacio público de la publicidad no son modelos sino antimodelos, en Arabia Saudita.

Mientras que las occidentales pretendian demostrarle sus verdades a las árabes estas contratacaron con literatura, proselitismo a la inversa, contraejemplos dando vuelta las tabas de un modo inesperado y sorpredente.

Pero no queremos caer en un juego de impresiones sino que debemos tratar de entender el origen de estas diferencias brutales entre concepciones de la mujer tan diametralmente opuestas.

Escarbando un poco mas

Por eso conviene volver a una idea central del pensamiento político según la cual las relaciones familiares sirven de modelo a las relaciones politicas. En este perspectiva la ideología no sería otra cosa que una puesta en forma intelectual del sistema familiar, una transposicionn al nivel social de los valores fudnamnetales que rigen la srelaciones humanas elementares.

A cada tipo familiar corresponde un tipo idelogico y solo uno. Este camino que fue el que recorrió empecidanamente Emmanuel Todd y nos explica mucho mejor que cualquier observación pícara o intencionada porque las mujeres árabes han aceptado la negación social a cambio de la protección física.

Publicado enGlobalifobia

Un comentario

  1. Anónimo Anónimo

    No creo que se pueda hablar de lo que piensan personas que no tienen vos. En cuanto a que hayan aceptado la negación por la protección no es muy convincente, Arabia es un país donde ninguna ley protege a la mujer. La mujer vive al arbitrio del marido o pariente masculino y se puede suponer (pues no hay estadísticas) que el maltrato y todas las formas de violencia contra la mujer estén muy extendidas. Por otro lado la censura y represión son asfixiantes y de vieja data que no se puede esperar por lógica grandes aspiraciones de libertad en la mujer cuando derechos tan mínimos como salir a pasear por la ciudad donde vives no son posibles

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