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Fin y reinvención de ConectarLab

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Hace ya tiempo inmemorial creamos de la mano de cinco valientes ( los que se sumó una decena mas de participantes) un laboratorio de innovación en el seno de Conectar Igualdad, el programa argentino que repartió 3.5 millones de computadoras a todos los estudiantes de los colegios públicos de la Argentina.

El espacio institucional fue lo de menos, podía haber sido allí o en la Luna. La convocatoria de los indiecitos fue cuasi aleatoria. Casi ninguna de las personas que comenzó a trabajar en el Lab, hace exactamente 18 meses, disponía ni del tiempo, ni de la seguridad pero sobretodo, de las ganas de vivir full-life una experiencia de características curiosas, inestables, muy sometida a los vaivenes de la coyuntura, y encima encapsulada en un proyecto político/ideológico que la mayoría no compartía.

A pesar de tantos imponderables, y ayudados por la confianza inquebrantable de quien en ese momento fuera el director del programa, el Lic. en Física, peronista histórico y gran practicante de la tecnología en el seno del estado, Pablo Fontdevila, y semiayudados por una burocracia administrativa, que en ese entonces, más o menos alejada del cepo absolutista de la administración que la sucedió, permitía grados de innovación, porque suponía que el programa iba más allá de la sospecha opositora que lo rebautizó como «una computadora = un voto», un presupuesto mas o menos generoso nos permitió imaginar la que sería una flor de un día.

Porque ConectarLab con sus ciento y pico de posts vivió una primavera de 100 días, un otoño de otros 100 y, finalmente, un invierno en el que lo sumió la nueva gestión a partir de Octubre del 2012, sin verano para disfrutar. Sus estaciones bien pueden ser leídas como una metáfora de la Argentina decadente que sopla velitas a favor de un relato simplote y creíble sólo para los de la casa que con cada acción y reacción sólo son capaces de vivir en el pulmotor de sus fantasías.

Nos dirán que sangramos por la herida y tendrían toda la razón. Pero si atendieron un poco a nuestra ubicación en las estaciones, ConectarLab no se murió solamente, porque la actual gestión nunca entendió de qué se trataba, al punto de que la Directora Ejecutiva en su primer charla de bien(?)venida dijo ignorar la pertinencia de su ubicación en el Programa, cuando según ella debería estar en una Universidad o en el Ministerio de Educación (sic).

Quizás ConectarLab se murió (o más bien está en tren de reinventarse en otros labs en otras latitudes) porque sus mismos integrantes nunca entendieron/entendimos muy bien de qué iba la cosa, porque gestionar un espacio de innovación, no importa si en el sector privado o el público, implica reglas institucionales que nos son muy ajenas y, fundamentalmente, porque siempre hay una distancia infinita entre cómo queremos comportarnos y cómo las instituciones, en las que hemos vivido casi toda nuestra vida, nos han programado para comportarnos.

No es un problema de horarios impuestos, que no existían en aquella primera época, ni de control de tareas (impensable cuando se trabaja con creativos), sino más bien de la dificultad de gestionar la novedad, de cómo desarrollar agenciamientos para-institucionales, contra o meta-organizacionales, de la búsqueda de post-organizaciones que no terminan de surgir. ¿Cómo se debe operar atravesados por tanta incertidumbre, creando algo que no sabe muy bien qués, y al mismo tiempo brindarles a las iniciativas ,sustentabilidad y escalabilidad?

Nada peor para un Lab que un individualismo acérrimo o un micro-management irreflexivo, que hubo y mucho durante nuestra gestión; nada peor para un lab que un reclutamiento por afinidad disciplinaria o por cierto nepotismo light, nada peor para un Lab que superstars que no se bajan del pedestal para apostar a la resignificación trascendente que da lo colectivo; o, al revés, nada peor que recién llegados que creen que pueden asir el cielo con las manos, cuando éste no hace sino alejarse cada vez más de nuestro alcance. Todo lo cual ocurrió, en dosis mínimas y combinadas, más allá de nuestras intenciones o prevenciones o capacidad (o no) de gestionar, durante la época de oro del Lab, alla lejos y hace tiempo en el segundo trimestre de 2012.

Pero, ojo, nadie puede tirar la primera piedra. Hoy que ese lab ya no existe y que estamos creando uno nuevo el TadeoLab, su sucesor directo desde cero en Bogotá, hay que reconocer que en los momentos iniciales se generó un entusiasmo, un espíritu colaborativo y una identidad grupal que mucho(s) extrañamos. Aunque quizás en ese entonces no lo reconocíamos con la hidalguía que se merecía, algunos videos testimonian esa época mítica, y hoy los presentamos públicamente, incrustados en nuevas presentaciones, con nostalgia y ternura.

Por otra parte, si bien nunca insistimos como se merece en la necesidad de la documentación y la recopilación, los más de cien posts que quedaron alojados en el sitio ahora abandonado, revelan mucho de lo que hicimos, lo que quisimos hacer, lo que debimos hacer y lo que haremos de ahora en más.

Las cinco líneas de trabajo iniciales (donde economías de abundancia que siempre anduvo con la pata más coja, quizás reveladora de nuestra incompetencia en cultivarlas hacia dentro) siguen con la misma relevancia, intensidad y generatividad que cuando nos las planteamos hace 18 meses atrás. Leer en pantallas, Programación y bits, Aulas del futuro y NTI – narrativas transmediáticas interactivas – han visto consolidarse su importancia y producción en los últimos tiempos, mucho más allá del horizonte experimental del mismo lab.

No hay día que no se discuta la especificidad de la lectura en pantalla, mientras proliferan intentos por parte de las editoriales por autocanibalizar su propia producción, cambiando apenas el soporte para trabajar con contenidos idénticos.

Sobran declamaciones y supuestas apuestas al futuro con la consigna «programación para todos», después de que Rushkoff nos advirtiera que o programamos o seremos programados. Tal dilapidación de una tarea noble en manos de los parlanchines de siempre no debe hacernos olvidar que las alfabetizaciones convencionales ya son insuficientes para hacerse un lugar en el mundo y que, si bien el lenguaje lo es todo, hay muchos lenguajes como para suponer que uno – la lectoescritura en papel – puede seguir monopolizanado nuestra actividad cognitiva, emocional o valorativa.

También hemos incluidos en esta reencarnación en Bogotá líneas nuevas como Ciencia para Todos, y más recientemente Gestión de la Complejidad en las organizaciones, porque prestaremos especial atención a una dimensión poco tratada, incluso en el propio ConectarLab, cual fue la gestión, la economía convencional, la administración y la problemática de la economía-mundo, asi como la especificidad de la innovación organizacional.

Pero las líneas más ricas de trabajo no están tanto en la enumeración de posibles proyectos de investigación a futuro, sino en el engarce profundo y llamativo entre la fundación del TadeoLab y su rol pedagógico. En especial la acuñacion en las últimas semanas de 3 asignaturas electivas con títulos sumamente llamativos y con un contenido y una metodología de trabajo que invitan a profundizar la noción misma de Lab, como no lo pudimos hacer en ConectarLab, aunque incidentalmente esta función fue ocupada alli por la cátedra de Datos.

Después de algunas cavilaciones y buscando articular tanto cursadas convergentes, trabajos prácticos articulables entre si, tiempos de clase que se potenciaran fuera del aula, las 3 electivas que hemos consensuado dentro del equipo han sido:

1. (de)Vuelta @l cuerpo. Arquitecturas del aprendizaje.
2. Alquimistas digitales. Del neolitico al cientolitico.
3. Hackeando organizaciones. Diseñando profesiones del futuro.

Aunque aun nos faltan elaborar los syllabus, ya está claro cuál será el «contenido» de las asignaturas, su duración, su formato, la invitación multitudinaria a docentes para participar de una cursada sumamente variada y, sobretodo, la inclusión del afuera: visita a otros labs, fábricas y talleres; participación en excursiones a espacios abiertos; viajes de trabajo y de estudio, entre otros, servirán para completar las casi 300 horas que estas disciplinas de 6 créditos le insumirán a los estudiantes a lo largo de todo un semestre.

Pero más allá de detalles y reinterpretaciones, mas allá de denominaciones felices o de altas expectativas acerca de que seguramente habrá un gran interés por parte de los cursantes para participar de estas fiesta para los sentidos, el diseño día a día de estas conversaciones para la acción nos ha servido para aclara(nos) cual es el DNA de un laboratorio de Arte-Ciencias, y cual será la forma particular que adoptará en el caso de esta neonata propuesta, que ya cuenta con la aprobación de la Rectora y del Cuerpo Directivo: en el corto plazo de 2 semanas pasó a ser de secreto de comité a vox populi en los corrillos profesorales.

Estábamos muy orgullosos de realizado en el año 2012, y anta el falta de apoyo, iniciativa e interés durante gran parte del 2013 hicimos trabajos de mantenimiento, devolvimos las palabras a mucho de lo hecho en el año2012, intensificamos nuestra relación con otros Labs e iniciativas, y sobretodo convertimos a la Cátedra de Datos en su etnesin mas fructífera y entusiasta.

Cuando solicitamos transferir la experiencia de ConectarLab a otros países latinoamericanos la alta jerarquía pensante nos respondió «No está en el interés de esta dependencia transferir nada a nadie».

Como si lo esta en nuestro ADN, como nos tomamos en serio al pensamiento colaborativo, como nos gusta circular y que otros circulen con nosotros, decidimos que era hora de llevar la buena nueva a otros lados. La respuesta de la conducción fue descongelar el Lab para aniquilarlo. El circulo se había cerrado, los pocos indiecitos que aun quedaban prefirieron irse con su buena música a otra parte, a ser comparsas en proyectos que no les son afines.

Y aunque ahora estamos provisoriamente dispersos estamos retomando todo lo hecho y o estamos multiplicando y amplificando en muchos oros, espacios y lugares mucho mas lejos de las cerradas fronteras patrias.

Muerto ConectarLab que florezcan mil labs nuevos. En eso estamos, como siempre.

Gracias a los integrantes, a quienes creyeron en el proyecto y a quienes lo aprovecharon, que fueron muchísimos y que hoy deploran su cierre.

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3 comentarios

  1. Nano Nano

    leo esto y me da un poco de pena, el conectarlab ha sido durante este tiempo una pequeña fuente de inspiración. no quedan dudas que otros labs han de florecer. gracias por las semillas y muchos exitos por bogotà.
    .

  2. Hola Alejandro. Me resulta sorprendentemente claro lo que contás, y responde, además, a todas las dudas con las que fuí aquella vez a una entrevista para un puesto de indiecito en ConectarLab.
    Se lee en tus palabras una amargura, porque aunque veas el incierto florecer de la semilla, el soltar algo que fué tuyo te sienta como la pérdida de un hijo.
    Si bien nunca participé del espacio áulico de Datos, ni seguí de cerca la producción del ConectarLab, estuve presente de diversas maneras en varias de sus producciones y reconozco el sello distintivo de una generación de personas con actividades fascinantes y propias de esta década.

    Con respecto a lo de Bogotá, también algunas ideas y contactos, por lo que me imagino que tarde o temprano participaré de ese espacio, o de algún otro por donde se dispercen los indiecitos o sus ecos.

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