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El año se está ganando. México como país adoptivo

Primera Parte de Varias

Hace alguno años durante mi estancia como gerente General de educ.ar en el Ministerio de Educacion argentino, tuve como ocasional compañera de reuniones y discusiones, a una alta funcionaria que (en especial en relación a las políticas tecnológica del Ministerio, y al intento de implementación de los modelos 1@1 en la Argentina) siendo el mes de Mayo, insistía en que el año estaba perdido. Singular forma de patear para adelante la incomprensión y el desatino de lavarse las manos, cuando siempre tenemos que decidir aquí y ahora, qué hacer y cómo hacerlo.

Aparentemente la funcionaria, que fue premiada con una larga estancia parisina por actitudes de ese tipo, estaría en las antípodas de nuestra excelsa presidenta, quien no para de cantar loas a la década ganada y que, al revés, estando a pocos meses de dejar probablemente para siempre cruzadas insólitas como la crucifixión etaria de un juez de la Corte Suprema, vive en el presente eterno.

Lo cierto es que mas allá de estas asociaciones de ideas seguramente disparadas por nuestro inminente regreso a la madre patria, nuestro año no está perdido, ni la última década ha sido ganada, pero cada vez mas, nuestro año y medio fuera del país ha enhebrado una serie de nuevas propuestas pero sobretodo una oxigenación memética sorprendente y permanentemente se están abriendo nuevas conversaciones de creación de posibilidades -y algunas para la acción- que nos alegran, reconfortan y animan a nuevos emprendimientos, con socios locales e internacionales sin fin.

Ya hace 8 meses que llegamos a México y mientras que el tiempo equivalente en Bogotá solo nos mostraba la urgencia de dejar esa ciudad, a sus habitantes y una dificultad sin solución por parte de los colombianos de cambiar de ritmo y enfoque, la situación en México es muy diferente.

Y eso que el panorama inaugural se modificó en forma radical por la partida de nuestro querido amigo Guillermo Kelley de la dirección del ILCE, por la renuncia de nuestro querido amigo Paco Caballero a la dirección de la Fundación Telefónica, y por muchas promesa no cumplidas de conocidos locales (en esto las analogías con Colombia son lamentablemente ciertas).

Pero asi como en la vida afectiva un clavo quita otro, en México algunas alianzas se han mantenido incólumes (es el caso del proyecto Maguen David que marcha viento en popa), la nueva conducción el ILCE a cargo de Rene Asomoza ex-director del CINVESTAD ha acogido con gran beneplácito la creación de un Lab de Artes y Ciencias en su seno, y tanto en el TEC de Monterrey, como en el Claustro de Sor Juana estamos iniciando acercamientos mas que promisorios.

Pero dejémonos de baboseadas institucionales y vayamos a los resultados y a los productos. Los ha habido de 3 tipos diferentes: 1) proyectos puntuales culminados; 2) Talleres, charlas y seminarios; 3) Diseño de nuevos productos.

En la primera categoría lo mas significativo ha sido sin duda el Diplomado en Educación Disruptiva que hemos impartido en el ILCE, que ha tenido picos de interés y creación muy sostenidos y que ha fallado en varias cuestiones que habrá que mejorar para la segunda edición.

Lo mejor sin duda fue haber podido concentrar en un periodo corto de 12 semanas un entramado de discusiones, propuestas y conversaciones de un valor singular que hemos tenido a través de diverso medios (television, internet, presencial, radial).

Lo mas importante ha sido sin duda el tejido de los temas tratados que han incluido 6 cuestiones que nos vienen motivando desde hace varios años pero que hasta ahora no habíamos nunca tejido de forma tan profunda y articulada. Ellas son: 1) El Paréntesis de Gutenberg, 2) El rediseño organizacional; 3) Las Pedagogías de la Transacción; 4) Las arquitecturas de aprendizaje; 5) La cultura Maker y 6) La humanidades digitales.

No se trata solo de temas queridos o de cuestiones importantes e interesantes desde muchos puntos de vista. Se trata de problemáticas que están cambiando la forma de pensar y de diseñar la educación, el aprendizaje, el liderazgo, las competencias, el reconocimiento de pautas que conectan; la comprensión del presente, el pasado y el futuro; la reconceptualización de las políticas (públicas) sobretodo nuestra capacidad de entender la complejidad, de valorar la diversidad y de “cultivar” soluciones para problemas cada vez mas complejos y con incapacidad sistémica para resolverlos.

Ya de por si, haber anudado tantos “hilos” (threads) no es mérito, menor pero mas interesante aun fue como lo hicimos. Al haber elegido el hashtag #educaciondisruptiva nos comprometimos a compaginar forma con contenido, estructura con procesos, materiales con dinámicas. No se trataba tanto de “contar” come de mostrar, no tanto de analizar como de sintetizar; no tanto de impartir como de dialogar.

Ello fue posible gracias a un equipo entusiasta que nos ayudó en la tarea, encabezado por Guadalupe Luviano la directora académica del curso. Junto a ella, con sus colaboradores con el área audiovisual del ILCE con el equipo de tutores, pero sobretodo con la participación activísima de los docentes en los espacios conversacionales (foros, Facebook y Twitter) la cursada creció en ambición y en resultados.

Y obviamente la diferencia que hizo todas las diferencias (feliz definición batesoniana de qué es una idea) fueron los profesores del curso. Ellos fueron en orden de aparición Gonazalo Fracsa, Lila Pirto, Juan Carlos Baumgartner, Antonio Quirarte y Claudia Castellanos, también sin cápsulas a cargo de Enedina y de Rafael Giménez y Alejandro Pisanty.

Cada uno de ellos aportó frescura y entusiasmo, otros ellos vienen de trabajar en iniciativas que ilustran el tema que les tocó exponer, pero que también muestran su enorme capacidad didáctica y de gestión en sus respectivos ámbitos. Las sesiones fueron pivoteando acerca de sus ensoñaciones y obsesiones, pero sobretodo fueron encontrando un clima y un matiz dialógico, que caracterizó a mi gusto lo mas rico del diplomado.

El devenir conversaciones de las clases, o simétricamente, el devenir clase de las conversaciones. Mediante una combinación de guión sobre la marcha y de improvisación, recuperando sus intuiciones o pasiones, visitando sus lugar de trabajo y filmando todo en locaciones, lo que pudo haber terminado en clases arduas, protocolares, el absurdo de una educación disruptiva comida por la tentación broadcast, se convirtió en un espacio de (auto)-cuestionamiento, en propuestas de (re)diseño y sobretodo en la apertura de miradas y de propuestas que fueron ampliamente reciclados, por los alumnos en sus proyectos.

Porque si bien hubo cambios ya ajustas, si bien hubo “jamming” y reinvención cumplimos a rajatabla la consigna inicial que era hackear la educación y no en general sino en sus cuatro dimensiones constitutivas y fundantes

– El espacio
– El tiempo
– El curriculum
– La evaluación

Pero el avión ya llegó a Bue y debemos enfrascarnos en otros pendientes, ya seguiremos con nuestra síntesis acerca de la buena recepción en nuestro país adoptivo como nunca sentimos a otro papis parecido (ni durante nuestras estancia sen Paris o Louisville). Por algo será.

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