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La apologia de lo inutil. El diseño de curricula centrado en historias

El retorno de lo valioso

Hay autores e investigadores, practicantes e implementadores que perdemos en el camino pero que inevitablemente volvemos a reencontrar. Gente que desde hace añares está haciendo cosas valiosas, que lucha contra los molinos de viento, que no tiene empacho con pelearse con media humanidad, y que cada tanto retorna para provocarnos con sus guiños y, para que nos lamentemos de haberlos olvidado a la vera del camino.

Justo estos días que estamos lidiando con modelos pedagógicos caducos, con la incomprensión sistemática por parte de los cultores de lo viejo, lo atrabiliario y muchas veces lo inútil. Justo cuando hace mucho tiempo que nos atraviesan las dudas, pero al mismo tiempo los desafíos de pensar -y de desarrollar- ya mucho mas alla de la alfabetización digital en nuevas interfases (como Sugar), nuevas experiencias sociales pero sobretodo nuevas valoraciones del aprendizaje por encima de la enseñanza, de pura casualidad retomamos una conversación inconclusa con el gran Roger Schank.

Lo que funcionó ayer seguramente no funcionará mañana

Schank es un tipo que no tienen pelos en la lengua, y es el primero en mostrar cuan tramposas son las acusaciones que se nos hacen a todos los que cuestionamos el curriculum tal como existe hoy, a quienes insistimos en que una mejor formación docente no remediará males que justamente tienen que ver con la estructura misma de esa formación docente, y sobretodo a quienes venimos predicando en el desierto desde hace décadas, sosteniendo que lo que funcionó ayer seguramente no funcionará mañana, que si bien la escuela parece eterna eso no le garantiza la inmortalidad, y sobretodo que las últimas décadas han hecho trizas para siempre certezas que creíamos definitivas, y formatos que erróneamente habíamos calcado sobre los genes, cuando en realidad eran tan solo un meme que luchaba por su propia autopromocion.

Para Schank cualquier crítica que hagamos de la escuela realmente existente encuentra inmediatamente anticuerpos que defienden lo indefendible. Si criticamos la didáctica de las matemáticas se nos retrucará que un chico que no sabe contar no es un alumno modelo del siglo XXI. Si cuestionamos la enseñanza de la historia dominante se nos dirá que un chico que no sepa 10 fechas y 10 nombres -aunque sea imposible vincularlos entre si o con el contexto global- no merece estar en el colegio y por supuesto tampoco aprobar.

Verdades eternas que no resisten la menor critica

Si decimos que la literatura latinoamericana es un tema absurdo para un chico de secundaria, se nos objetará que justamente por la ausencia de una buena enseña literaria los chicos no pueden ni escribir ni hablar correctamente. Si cuestionamos el carácter sagrado de los libros se nos echarán encima cual jauría todos los bibliotecarios del mundo empezando por Horacio Gonzales -pregúntele sino a Horacio Tarcus. Y si insistimos en que la ciencia no tiene nada que ver con memorizar fórmulas, defensores de disciplinas que jamás pisaron un laboratorio nos amenazarán con que desconocer los hechos científico solo promueve el irracionalismo y el autoritarismo. La Biblia con el calefón.

Lo que casi nadie dice es que, del mismo modo que la revista Time descubrió hace un par de semanas que el gran protagonista de la reforma en el régimen de verdad en curso somos los usuarios, precisamente quienes estamos haciendo lo imposible para que la escuela no cambie somos los profesores que alguna vez fuimos alumnos. Porque ningún egresado aceptará jamás (a menos que se trate de Seymour Papert o de Alfons Cornella, a menos que se trate de La Fabrica de Benetton o del Cirque du Soleil, a menos que se trate de Roger Schank o John Battelle) que lo que aprendió no es lo que debe enseñar.

Enseñar es uan cosa, aprender es otra. Estudiar es una cosa, hacer es otra cosa

Pero si en vez de autistamente pasarnos día y noche viendo que pasa en la escuela miramos hacer a los que hacen y comprobamos como despliegan habilidades y capacidades en el mundo real y cotidiano, no costará mucho advertir que muy rara vez acuden al cálculo, que el análisis literario se usa poco y nada, que nadie jamas volvió a usar una fórmula física fuera del colegio, y que las bibliotecas en la mayoría de los cosas son perfectamente sustituibles o complementables (y cada vez lo serán mas a medida que avance la omnidigitalizacion de lo escrito y de lo transmisible) por Internet y aledaños.

Lo que casi nadie dice (y eso quedo clarisimo en el fallido intento de copiar la reforma española, ya obsoleta en esa época en la Ley de Educación los años 90, sustituida afortunadamente por la reciente ley 26206) es que la curricula del secundario lo único que hace es reflejar como los académicos e intelectuales del siglo XIX se veían (y endiosaban a si mismos) buscando autorreproducirse.

Que en países como USA la tasa de deserción del secundario llegue al 50% muestra entre varias otras cosas la irrelevancia de gran parte de lo que se enseña en el secundario

La relevanc ia se da de patadas con el curriculum actualmente existente

Schank lo dice con una elegancia y con una contundencia que no admite la menor duda y que replicamos verbatim. Razonar tiene poco y nada que ver con aprender que son los triángulos congruente. Aprender a escribir tiene poco y nada que ver con recitar los argumentos de las obras de Cervantes o de Vargas Llosa. Enseñar economía de la vida cotidiana no tiene nada que ver con explicar que son las barreras aduaneras. Aprender a ser un buen ciudadano no necesita indagar (sin que sin al hacerlo sin querer se destape alguna olla) en la vida de los grandes héroes del siglo pasado, sino en la congruencia (o falta de ella) de la conducta de los presidentes actuales.

Y sobretodo para enseñar a alguien a conseguir un trabajo no hace falta inyectarles todos los contenidos de la materias del CBC. Como bien lo dijo John Adams la educación tiene que ver con vivir y poder ganarse la vida y muchas otras cosas mas. No es el objeto de la educación fabricar intelectuales (casi siempre frustrados, nostálgicos y fundamentalmente incompetentes para desempeñarse en el mundo conflictivo y mutante de hoy).

Lo que tenemos que generar no son buenos pensadores sino buenos hacedores (conceptuales), ciudadanos competentes, laboriosos, creativos y sobretodo disconformes con el propio sistema que los fabrico. Y capaces de cambiarlo. Claro los modelos pedagógicos nada dicen y nada se preocupan de estos menesteres

Habrá que volver sobre el tema n veces. Mientras podemos profundizar en estas cuestiones consultando el libro hipermedia de Roger Schank Engines for Educators

También revisando el VISTA Project (Virtual International Science & Technology Academy). Modelo de curriculum centrado en el Razonamiento Cientifico, Las Ciencias de la Salud, las Nuevas tecnologías y la Ingeniería Aeroespacial , todos curricula orientados por la metodología de Schank: el story centered curriculum

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