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Cambio masivo. Megaproyectos que llegan a buen puerto.

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Estamos tan acostumbrados que a otros nos roben las ideas que nunca llegaremos a tener, que se anticipen a nuestros deseos convertidos en memes, y que piensen mas y mejor lo que nosotros apenas vislumbramos o entrevemos. Por si eso no fuera suficiente afrenta a nuestro magullado ego y narciso hay todavía otros mas ambiciosos y arriesgados que nosotros, que no solo juegan con las ideas que realmente importan sino que las convierten en proyectos, en laboratorios y en fabricas de nuevas ideas y proyectos.

No estamos hablando de remedos o equivalentes previsibles de nuestro Instituto nunca nacido acerca de la Innovación, el futuro o el Diseño, como fueron en su momento el Media Lab o la Fabbrica de Benetton, que aunque maravillosos en su estilo y ambición no coincidían exactamente con nuestra visión.


Pero hete aquí que casi de refilón nos enteramos de la existencia de una institución que es exactamente como la que nosotros querríamos (o aun queremos) forjar en lo concreto. Se trata del Institute without Boundaries del George Brown College en Toronto que armo una movida fabulosa a partir de un disparador-exposicion y termino generando un proyecto maravilloso que por ahora solo podemos ver por libro o por Internet, pero que esperamos visitar pronto, participar en el y si es posible replicarlo localmente.

¿Que esta haciendo esta gente y porque nos seduce tanto su producto grafico-visual cual es el libro Massive Change de Bruce Mau publicado en una de esas sublimes ediciones que fabrica cada tanto Phaidon Press?

Tiempo de pensar y actuar

En tiempos de penuria y escasez no hay tiempo para pensar. Solo se trata de actuar y de retardar ese seguro camino a la extinción temprana que las economías de subsistencia presagiaban e infligian a sus atribulados habitantes.

Sin embargo los trabajos de Marshall Sahlins mostraron que las economías precapitalistas también eran economías de la abundancia. Solo que sus criterios políticos impedían la apropiación del excedente a fin de no fabricar las enormes desigualdades que serian la norma desde el modo de producción asiático, pasando por el feudalismo y llegando al capitalismo.

Por eso cuando hablamos de penuria estamos hablando de otra cosa. De esas decenas de miles de años cuando la humanidad estaba compuesta de hordas o de pueblos nómades que no llegaban a ser mas de 6.000 en todo el planeta y que permanentemente estaban al borde de la extinción, no como grupos sino como especie humana..(como bien podemos entrever en esas exquisitas entrevistas a Andre Langaney y coequipers en La historia mas bella del hombre. Como la tierra se hizo humana (Anagrama, 1999)

Pasado ese momento, asegurada la supervivencia, las cosas se complicaron y llego el momento en que las rabietas de la naturaleza pudieron empezar a ser domesticadas y que el futuro pudo empezar, ademas de ser temido o impacientemente esperado, a ser diseñado.

Durante milenios esta tensión entre recepción pasiva y fabricación activa del futuro se fue invirtiendo y a principios del siglo XXI estamos en una faz de diseño sistemático y acelerado del futuro,

Que nuestro mundo es uno de cambios empecinados e ininterrumpidos nadie lo duda, que los desafíos que se exigen a la especie humana son cada vez mas espectaculares tampoco. En lo que menos se esta de acuerdo es en que gran parte de lo que nos agobia es descendiente directo de las innovaciones que se suceden unas a otras in parar (derivadas de segundo orden de la tecnologia las llama Alfons Cornella en una nota reciente). Y es precisamente en la encrucijada entre tecnología y cultura donde el futuro se hornea cada día a partir de una constatacion irrenunciable. El cambio masivo es la norma y todo lo demás son habladurías, pamplinas, deseos mas o menos intencionados o resignación y derrumbe.

La era de la incertidumbre/invencion

La nuestra si bien por un lado es justamente como la bautizo John Kenneth Galbraith la era de la incertidumbre al mismo tiempo es la era de la invención. Los últimos 150 años -y en particular el ultimo medio siglo- han llevado al paroxismo a una actividad humana por excelencia, el diseño.

El diseño que rara vez tuvo algún peso en los negocios, y que en algunos vértices intersecto con nuestro intento de domesticar a la naturaleza, se esta convirtiendo en la madre de todos los proyectos. Al punto tal que la propia vida (a través de la genomica, la ingeniería genética y la proteomica) se esta convirtiendo ella misma en un pretexto para ejercer las omnipotentes artes del diseño.

La paradoja aquí es reina. Estamos diseñando a lo que nos diseña. Al querer ejercitar los poderes del aprendiz del hechicero sobre aquello mismo que nos hace humanos, corremos todos los riesgos y abrimos la puerta a todas las aventuras.

Por supuesto que para encarar este periplo las ciencias del diseño tradicionales nos sirven de poco y nada. Por eso el camino que debemos encarar va en otro sentido, así por ejemplo debemos explorar las economías de intercambio o economías del diseño. En vez de dedicarnos a estudiar el diseño de productos debemos prestarle atención a las economías del movimiento. En vez de coquetear con el diseño gráfico de lo que se trata es de que nos tomemos en serio las economías (o ecologías) de la información.

Aunque estos nuevos arquitectos (entre los que se encuentran personajes tan disimiles y al mismo tiempo tan idiosincraticos como Steward Brand, Lawrence Lessig, Hazel Henderson, Arthur Kroker, Bruce Sterling, Matt Ridley, Freeman Dyson) no se autodefinen como diseñadores (como tampoco lo haría ninguno de los infonomistas brillantemente inventariados por Alfons Cornella) todos ellos lo son -sin saberlo.

Sus temas y preocupaciones pasan por el diseño de sistemas, el diseño de organizaciones, el diseño de organismos y el diseño de programas entre tantas otras tareas no menos hercúleas.

Rechazando el dipolo cliente/diseñador

Como punto de partida debemos rechazar el dipolo cliente/diseñador. Tampoco debemos esperar productos finiquitados y soluciones mayestáticas. Todo esta en mutación, todo esta en movimiento. La realidad del diseño avanzado hoy en día es aquel que responde a las propiedades distribuido, pluralista y colaborativo.

Lo que ya no opera mas (pero cuando hablamos aquí de diseño estamos hablando de politica, de economía, de educación, de urbanismo, lo que se les ocurra) es la progresión: un diseñador, un cliente, una solución, un lugar. Para problemas globales solo hay soluciones globales.

El diseño global es como le gusta pensar a Salvador Paniker retroprogresivo. El mundo es pequeño y las conexiones que durante décadas permanecieron ocultas deben reactivarse. Así como en otras oportunidades hemos redescubierto y reinventado a Marshall McLuhan y a Gregory Bateson es hora de volver a R.Buckminster Fuller quien nos encandilo en los años 70 y a quien le perdimos el rastro. También tenemos que volver a los Eames.

Bucky Fuller insistió hasta el paroxismo que casi nadie era capaz de entender en ese entonces el 99% de lo invisible responsable de construir un futuro organizacional como nuestro presente. Podemos discutir hasta al cansancio si este porcentaje (de distraídos) aumento o disminuyo en estas tres décadas. De lo que no cabe duda es de que en muchos lugares del planeta hay individuos que están listos y decididos a entender casi todo y a no dejarse arredrar por la pavada cotidiana o por el menefreguismo generalizado. En articulos en galeras investigaremos quienes son estos adelantados y sobretodo como se cruzan sus respectivos caminos con los nuestros, con los vuestros, con los suyos.

Publicado enDiseño

Un comentario

  1. MIGUEL CAPINETI CASTAÑEDA MIGUEL CAPINETI CASTAÑEDA

    yo financiaria cualquier megaproyecto en las mejores condiciones a nivel mundual. mcapinetic@hotmail.com

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