1 La máquina imaginaria (pero bien real) de Turing
Si bien la inteligencia artificial ha oscilado durante décadas entre éxitos furibundos y frustraciones no menos llamativas, los innumerables logros alcanzados en la última década (podemos poner como divisoria la compra de Deep Mind por parte de Google en 2014 y todos los subproductos de la IA posteriores) ignoran cuestiones clave acerca del comportamiento humano, y de su simulación por parte de las máquinas.
Como me comentó hace mucho el perdido amigo Luis Alberto Quevedo dar una clase (programa, formación, diseño curricular) no es sino una pretexto para el aprendizaje pero tanto o igual del docente como de los alumnos. Y si bien la organización de los estudios universitarios por cátedra (son pocas las facultades de humanidades organizadas por departamentos y menos las materias ofertadas mediante el sistema de créditos) conspira en contra de esta expansión, apertura y diversificación de los programas universitarios, nuestra propia experiencia a lo largo de muchas décadas demuestra que no solo es posible, sino inexcusablemente indispensable este aggiornamiento conceptual permanente.
Nos faltan estudios longitudinales para ver cómo evolucionan los programas en relación a los temas de estudio, sobretodo cuando éstos (es del caso de comunicación, tecnología y sociedad, innovación, nuevas prácticas, evolución social y tecnológica) están en un estado de ebullición permanente -como por suerte fue nuestro caso.
2022 está partiendo nuevamente a nuestra historia en dos. La vida antes y después de la Primera Guerra Mundial Digital. Ya nada será igual. No lo vimos venir. Otra vez -como con la pandemia- nos fallaron las antenas del futuro. Ni el Big Data, ni la computación ubicua; ni las redes científicas, ni la Internet de las Cosas advirtieron que la tragedia (la de las bombas, el asesinato de civiles, la destrucción de infraestructuras) estaba por empezar.
Hace años (quizás décadas pero seguramente no muchos siglos) que nos preguntamos cosas aparentemente anodinas (¿no es ese el metier del philosophe?) como ¿cuándo empieza un siglo?; ¿existen siglos cortos y siglos largos?; ¿es posible encapsular en escalas decimales los parteaguas de la historia? ¿Hay (décadas) o siglos mas interesantes, relevantes, influyentes que otros? ¿Los fines de siglo son siempre apocalípticos?
Cada fin de año tenemos infinitos listados de libros que resumen el impacto o la supuesta potencia esclarecedora de la literatura en sus múltiples manifestaciones. En los últimos días hemos leído algunos como….
Disfrutamos el último desayuno bajo esa maravillosa cúpula que curiosamente antes de las 8 AM está a oscuras y pierde gran parte de su encanto. Nuestro AVE sale a las 9 de la mañana y con precisión europea (porque esto trasciende a España) a las 11.30hs estábamos en la Estación Sants en el Centro de la ciudad Condal.
Todo es igual pero todo es muy distinto. Pisar las calles de Madrid nuevamente, ir a los mismo lugares, hacer las misma escalas, visitar a los amigos de siempre, es casi igual que antes pero un “casi” muy diferente. No solo porque en las calles hay la mitad o un tercio de transeúntes que antes (no hay turistas norteamericanos o asiáticos, rusos o de tantos otros lados de Europa). Hay algunos negocios cerrados, pero muchos otros han reabierto. Casi no se usa barbijo por las calles aunque es obligatorio puertas adentro. Pero por detrás está el ronroneo de la tragedia (como cuando llegamos a Manhattan 40 días despeus del 11S)
De tanto en tanto un evento especial nos envuelve y nos alegra de manera mayúscula. No suele suceder de casualidad, pero tampoco podemos preverlo con detalle y mucho menos anticipar su impacto y dimensionarlo adecuadamente. Uno de estos momentos ocurrió ayer en nuestra penúltima clase, de la primera cursada ever de la materia Diseños de futuro en UDESA.
Qué lunes de furia Tete. Veníamos cebados y furiosos con las tecnologías del confinamiento y de pronto llegó la primera medida en cadena del gobierno. La intervención y presunta estatización de Vicentín [algo que finalmente no ocurriria]. A las pocas horas todos éramos vicentinólogos, entendíamos de biodiesel, molienda de soja, pontificábamos acerca de los precios testigo y la soberanía alimentaria y mil sandeces mas.