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Francesca Bria. Has recorrido un largo y provechoso camino muchacha

Con Morozov en el Reina Sofia

En Marzo de 2019 Evgeny Morozov impartió una conferencia y un taller de investigación sobre el lado oscuro de Internet, al que asistí invitado por Marcos García, en ese entonces director del inclito MediaLab Prado -donde conocí a Marta Peirano.

Compartimos la larga mesa junto a Inés (@estocolmo) Binder y la charla fue compleja, apasionada y finalmente aporética. Habiendo militantes de Podemos en la sala se le insistía mucho a Morozov opinionrd sobre los logros hechos por técnicos comprometidos en municipalidades (en particular en Barcelona), a lo que Evgeny reaccionaba con poco entusiasmo.

Durante la charla salió varias veces el nombre de Francesca Bria, una luminaria político-tech que estaba llevando adelante experiencia de diseño institucional usando herramientas abiertas y de software libre muy llamativas. Algunos de los presentes sabían que Morozov estaba casada con la susodicha, por eso la extrañeza frente a su desencanto.

Francesca Bria, Mariana Mazzucatto, Carlota Perez

Casi 4 años mas tarde Morozov devino periodista y le hizo una entrevista de casi 10.000 palabras a Francesca Francesca Bria Decentralisation, Sovereignty, and Web3. Esta resume mas de 20 años de trayectoria, remite a genealogías fascinantes, recorre experiencias de diseño tecno-institucional sumamente pioneras e interesantes, y recupera ideas muy poderosas de Mariana Mazzucatto y de Carlota Perez acerca de la relación entre estado y sector privado.

Pero sobretodo pone al desnudo las limitaciones epistemológicas propias de los gurúes del mundo criptográfico, que creen que están inventando la rueda y en realidad lo que están haciendo es repetir las mismas promesas (y consecuentes decepciones) que hemos visto en revoluciones industriales anteriores, al confundir la solución tecnológica con los problemas económicos, sociales y políticos multinivélicos que hoy nos asolan mas que nunca (en estos días que Microsoft rompió el chanchito haciéndose de Activision por la friolera de U$ 68.7 mil millones Jacques Attali lo dice con perspicacia incomparable).

Pocas entrevistas maritales (quizás la que le hizo Paul Auster a Siri Hustvetd 17.00’ compare) recorren con tanta exactitud una carrera de 20 años que incluyó un encuentro con Noami Klein en Argentina, trabajar con Gilberto Gil buscando replicar Los pontos da cultura, y hacerle justicia al trabajo pionero de Franceso Nachira. Cuando la web 3.0 pretende venirse con todo, comprobamos las mismas miopías de siempre.

Los gráficos de Gartner que nos prometen todo (a muy bajo costo)

Estamos acostumbrados a fascinarnos con los gráficos de Gartner que desde hace décadas nos anuncian con bombos y platillos el advenimiento de una nueva era. El mas reciente Hype cycle for emerging technologies que data de plena pandemia, nos advertía donde poner el ojo (y los U$S) situándolos en vectores tan inesperados como la ingeniería de la confianza; la aceleración del crecimiento y esculpir el cambio, lo que llevaría a las organizaciones a explorar tecnologías emergentes (otra palabra fetiche) como Tokens no Fungibles (NFT), Nube soberana; Tejido de datos, IA generativa; Encriptación homomórfica y Redes composable.

 

No vamos a discutir cuanto de exactitud tienen las conjeturas/predicciones de Gartner. Que se parecen cada vez mas a las encuestas políticas con sus erráticos resultados. De lo que no hay duda es de que la aceleración de estos ciclos de pronósticos, no son otra cosa que una demostración palpable de la fungibilidad de los modelos de negocios.

Si hace 20, 50 o 100 años una nueva industria pasaba por una serie de estremecimientos y dolores de parto con una proliferación infernal de contendientes (ejemplo: automóvil) hasta finalmente dejar solo un puñado de competidores, esos procesos se han acelerado ferozmente, y ahora podemos ver en pocos años o meses a los mismos ciclos de negocios florecer y desmoronarse en los nichos mas inesperados (cuando no nos encontramos con un desastre soslayado olímpicamente por los comentaristas tecnológicos como ha sido la estafa de Elizabeth Holmes en Theranos).

Mientras, los profetas del mañana no se cansan de anunciar el fin de la historia y la reconciliación del cielo con la tierra gracias a la magia tecnológica. 2021 fue en ese sentido un enésimo ejemplo de un vu-dejá con algunos tropos que supuestamente llegarían a su Zenith: Blockchain, Cripto; Inteligencia Artificial y Metaverso (incluyendo la palabra paraguas Web 3.0) dividiendo a la historia en dos.

Wired/Tired/Expired

Sin caer en reiterados simplismos tecnofóbicos o tecnofílcos, miremos las promesas de la web 3.0 desde una atalaya tercerista que (re)inauguró recientemente cautamente la revista Wired (Welcome to the new wired the future begins here—again).

En esa editorial Gideron Lichfield -el primer editor global de las revistas en USA e Inglaterra- se pregunta justificadamente ¿qué significa ser/estar wired, para una publicación nacida para celebrar la tecnología, en una época en la que la tecnología a menudo se demoniza? ¿Cómo podemos idolatrar a la web 3.0 sin caer en los binarismos 0 (tecnofilia) y 1 (tecnofobia) que atravesaron esta industria desde sus comienzos?

La novedad es que nosotros, en vez de opinar libremente (rants), lo haremos siguiendo la trayectoria de una protagonista en estas lides que viene trabajando hace dos décadas intentando potenciar los usos democratizantes de la red a escalas mucho mayores que las de una compañía o de un producto, sin que los resultados hayan sido (hasta ahora) demasiado profundos o duraderos (ojalá lo sean).

Descentralización ese es the name of the game

De todas las promesas hechas en nombre de la Web 3.0, dos se destacan como particularmente radicales y promotoras de la democracia. Primero, algunos esperan que acelere el proceso de descentralización, que ya está en marcha en muchas instituciones, industrias e infraestructuras. En segundo lugar, estamos seguros de que, al liberar a los artistas de las garras de los datos de empresas extractivistas como Spotify y sus semejantes, los criptoproyectos podrían marcar el comienzo de una revolución cultural, dando lugar a una «economía creadora» autónoma y autosuficiente.

Según Bria ambas expectativas son controvertidas. Por un lado, la importancia política de los actuales esfuerzos de “descentralización” sigue siendo amorfa y ambigua, y la financiarización, en lugar de la política, sirve como vehículo para el empoderamiento de pocos a expensas de las mayorías.

Como programa político, la agenda de la “descentralización” actual aparece desconectada de los debates en curso sobre geopolítica, la naturaleza cambiante de la representación democrática, el futuro de las instituciones públicas y muchas otras problemáticas que nos preocupan y comprometen (cambio climático; terraformación; desigualdad estructural; hiperconsumo, etc).

Del mismo modo, la visión detrás de la «economía de los creadores” trata a los artistas como marcas de tiempo completo, listos para aprovechar los beneficios de las criptomonedas para preparar sus propias mini-IPO y emitir dividendos, por medio de tokens, a su base de fans similar a los accionistas (algo que se desnudó en los últimos meses con Everydays: The First 5,000 Days, de Mike (Beeple) Winkelmann vendida en U$ 69.3 millones).

Ambas promesas parecen no haber tenido en cuenta los esfuerzos anteriores, mucho más radicales, para promover la descentralización y la democratización por igual. También está ausente de esta hype cualquier compromiso serio con el poder del estado y con el papel de las instituciones públicas en general. En el mejor de los casos, son vistos como obstáculos en el camino de Web 3.0, no como fuerzas habilitadoras que podrían ayudar a lograr los objetivos gemelos de la descentralización y el empoderamiento cultural.

Como queda mas que explícito en la intro/síntesis que hace Morozov a la charla, que Francesca tenga tanto que decir sobre estas cuestiones centrales se debe a sus polifacéticos intereses en el videoactivismo, la cultura digital y el software libre, que antes que después le permitieron cruzarse con Gilberto Gil, el visionario ministro de cultura de Brasil con sus Pontos de cultura, que ella llevaría a la dirección general de sociedad de la información de la comisión europea para articular un programa similar para Europa.

D-cent y Decode dos importantes proyectos europeos financiados por la comisión

Esta transposición la condujo a dirigir dos importantes proyectos europeos financiados por la comisión: D-cent (tecnologías de participación ciudadana descentralizadas; 2013 y 2016) y Decode (ecosistema de datos de propiedad de los ciudadanos descentralizados; 2016 y 2019) de altísimo impacto ambos.

D-cent fue concebida como una plataforma para facilitar la deliberación política y democratizar la toma de decisiones: la respuesta de Europa a Facebook. Rápidamente cobró protagonismo en España, donde fue utilizado por administraciones municipales, como Barcelona, y algunos partidos políticos. El software que lo impulsó eventualmente pasó a utilizarse en el proceso de deliberación de la propia Comisión Europea, siendo utilizado como el principal centro digital de la conferencia sobre el Futuro de Europa. Ya en 2015, D-cent elaboró un informe visionario sobre la necesidad de empoderar a las comunidades locales con sus propias monedas complementarias diseñadas y gobernadas democráticamente, que debían ofrecerse a través de la cadena de bloques asociada con Freecoin.

Decode fue a su vez, uno de los primeros proyectos financiados con fondos públicos que puso en la agenda política las cuestiones de la propiedad colectiva de los datos y la soberanía de los datos, con importantes proyectos piloto y un conjunto de tecnologías descentralizadas y de mejora de la privacidad, probadas en los municipios de Amsterdam y Barcelona. Ese trabajo ahora continúa, también bajo el liderazgo de Francesca, en el programa New Hanse de The New Institute en Hamburgo.

En su conversación con Francesca, Morozov, su marido, retoma muchas de estas cuestiones, puntualiza detalles fascinantes de esta aventura que ya lleva 20 años, y deja en manos de Francesca el sabor amargo de haber avanzado en muchos aspectos, haber ganado muchas batallas pero con la sensación de estar perdiendo la guerra (aquí con la web 3.0; en otros frentes con la propia Inteligencia Artificial. Algo que Kate Crawford analiza en detalle en su increíble Atlas of AI: power, politics, and the planetary costs of artificial intelligence (2021)).

El retorno de lo reprimido de la Web3.0/Crypto

Para una persona como Francesca que durante dos décadas abogó por la descentralización, el retorno de lo reprimido de la Web3.0/Crypto es una pésima noticia. Una reedición del fracaso de la web 2.0 que prometió democratizar todo y terminó dejando todo: el tráfico, los negocios, las plataformas y la arquitectura de la red en manos de las GAFA (algo que Morozov viene denunciando desde hace al menos una década y que Lawrence Lessig y John Zittrain avizoraban hace ya largo tiempo atrás).

Las finanzas descentralizadas, o «defi», prometen nutrir un movimiento de base de piratas cibernéticos que descentralizarían la propiedad de la economía real. Sin embargo, a menudo terminan reforzando la concentración del mercado y alimentando la especulación desenfrenada (Todavía hoy resultan fantasiosas las especulaciones -hace 20 años atrás- de Kevin Kelly en Nuevas reglas para la nueva economia). Esta cosmovisión es ideológicamente resistente a la regulación y presenta riesgos para el sistema financiero en general, con activos criptográficos en circulación por un valor de $ 2.5 billones, que terminan en manos de muchos menos jugadores (y mucho más centralizados) de lo que nos gustaría.

Lo que esta aquí en juego es mucho mas que fierros, tubos o infraestructura. Estamos hablando del Stack en su conjunto (ineludible sumergirse en el libro de Benjamin Bratton The stack on software and sovereignty. The MIT Press, 2016), que necesita de una teoría política y de un diseño integral de la computación a escala planetaria, una megaestructura accidental, que es tanto un aparato tecnológico como un modelo para una nueva arquitectura geopolítica.

De allí la importancia de las contribuciones de Francesca y la frustración de ver lo poco logrado. Las grandes preguntas que se estuvieron planteando durante la última década, con respecto a la economía política de los datos y las infraestructuras, la soberanía tecnológica, la geopolítica de los stacks, han desaparecido por completo de la agenda de la web 3.0/Cripto.

Lo único que se está “descentralizando” es la capacidad de extraer valor y ganar dinero, incentivando aún más la financiarización de los comportamientos sociales (como el astuto negocios de los NFT deja al descubierto) (Brian Eno: “Qué estupendo: con los NFT, ahora los artistas también pueden ser pequeños mamarrachos capitalistas”.

Bria participó de la creación de Indymedia el primer sitio web de periodismo ciudadano verdaderamente global del mundo en 1999. Fue una activista del software libre. Eran las épocas inaugurales de Seattle y los movimientos antiglobalización. Para ella estas iniciativas botton-up deben ser reconocidas como intentos críticamente importantes de experimentalismo democrático, sostenidos con intervenciones de política pública, tanto en términos de regulación como de financiación pública de I+D.

La matriz del proyecto Cybersyn

Resulta muy curioso que la gran inspiración para muchas de las iniciativas que Francesca llevaría adelante primero en su región de Lazio, después en Barcelona y finalmente en la Unión Europea, fuera el mitificado Proyecto Cybersyn desarrollado por Stafford Beer y Fernando Flores en Chile entre 1971 y 1973 durante la administración de Salvador Allende muy bien inventariado por Eden Medina en Cybernetic Revolutionaries Technology and Politics in Allende’s Chile (The MIT Press, 2011) un estudio histórico de los experimentos gemelos de Chile con la cibernética y el socialismo, y lo que nos dicen sobre la relación de la tecnología y la política, mostrando el carácter de América Latina como incubadora de innovaciones sociopolíticas y culturales.

Previamente Francesca había conversado activamente en/con los hackerlabs integrados por piratas informáticos e ingenieros de software que hablaban el lenguaje de la autonomía tecnológica, popularizaron la privacidad y las herramientas de encriptación, y brindaron el apoyo técnico que tanto se necesitaba durante reuniones del movimiento antiglobalización.

Dos décadas atrás Francesca quería politizar la tecnología, entendía que infraestructura era destino y pretendía que la comunidad produjera su propio contenido e información hasta desembocar en Indymedia que en vez de odiar a los medios se convertiría en uno de ellos.

Se abrían entonces conversaciones sobre propiedad intelectual: ¿quiénes eran dueños de estas tecnologías?, ¿cómo se las podía compartir?, ¿cómo se podía sostener a los creadores?, etc. La cuestión de las licencias pasó a primer plano, ya que, para servir verdaderamente a la agenda de la autonomía, el software tenía que ser estudiado, reproducido, copiado y compartido. En este período nació y se popularizó el modelo de licencia Creative Commons de Lawrence Lessig.

Pero el gran aporte de Francesca no fue solo su tematización y la crítica de estas cuestiones (no por nada tiene un Master en Digital Economy de la University of London, Birkbeck y un Doctorado en Innovation and entrepreneurship del Imperial College, London) sino por haber creado en paralelo New Global Vision, una de las primeras plataformas de video abierto antes de que la BBC creara su Iplayer y mucho antes que Youtube tocara el cielo con las manos.

Cuanto peor, mejor

Había música de cambio en el aire (mientras la Argentina se caía a pedazos en 2001), Italia debutaba con Autistici/Inventati, España con Sindominio y Alemania con Chaos computer, combinando la producción de contenidos con el activismo social hasta convertirse en afluentes del gran movimiento antiglobalización.

Francesca comenzó a viajar, estuvo en Argentina en 2002 donde conoció a Naomi Klein, filmó Argentina Arde una película sobre los piquetes distribuida por el fenecido diario italiano Carta, vivió en Amsterdam entre 1998 y 2002 en un momento de florecimiento de las ONG’s anti-sistema como el Transnational Institute y Aseed Europe con dinero público. También Amsterdam descollaba entonces con sus políticas públicas libertarias que incluían desde radios piratas legales o conferencia como como Los próximos cinco minutos  entre 1993 y 2003; o proveedores de internet  independentproviders como xs4all.

Muchas de estas ONG también tenían dinero público para gastar. Esto atrajo a una multitud de activistas muy jóvenes y brillantes recién salidos de las universidades que querían marcar la diferencia, pero no en un trabajo 9 to 5 convencional.

En la década de 1990 Amsterdam desplegó algunas políticas públicas que estaban favoreciendo la transición a la sociedad digital. Entre 2004/2014 contaban con buenas academias multimedia, radios piratas legales, canales locales de televisión por cable bien financiados; espacios públicos como De Waag Society, un equivalente euroepeo del Media Lab del MIT que promovía la cultura digital emergente con festivales y conferencias como los próximos cinco minutos entre 1993 y 2003.

De Amsterdan a Indymedia

Fue una gran oportunidad para ella trabajar en Indymedia pero también una gran decepción postrera. Muchos de los miembros de la comunidad técnica de Indymedia que crearon su protocolo de publicación abierta eran norteamericanos. Regresaron a USA y terminaron trabajando para empresas que eventualmente se convertirían en los grandes nombres (conncentradores y monopólicos) de la web 2.0.

En este punto se despliega gran parte de la la riqueza de la entrevista, porque Francesca habla con nombre y apellido de estos pioneros que se fueron a trabajar “al lado oscuro”. Fue el caso de Blaine Cook y Evan Henshaw-Path, quienes no solo participaron en Indymedia, sino que también fueron clave para el desarrollo y posterior adaptación de un software de mensajería de texto utilizado en muchas protestas, que terminaría convertido en Twitter.

Para un fantástico estudio de esta retrotransmigración (pasarse de lo open a lo hiperclosed) aquí tenemoa el testimonio de Sasha Costanza-Chock In the open: txtmob and twitter on the open origins of the social media platform que devino en un libro no menos llamativo Design Justice: community-led practices to build the worlds we need .The MIT Press, 2020.

¿Quién financia a la revolución?

Ya en 2005 quedaba claro que para diseñar instituciones alternativas al capitalismo aw necesita de cuantioso fondos, y de que uno de los pocos proveedores al respecto podría (¿debería?) ser el Estado, lo que llevó a discusiones interminables y a la oposición de muchos talentos (entre libertarios y anarquistas) que, desconfiando del Estado, se volcaron masivamente al sector privado.

Francesca participó en los primeros World Social Forums de Porto Alegre; donde se codeó con Noam Chomsky, Richard Stallman, Larry Lessig y Vandava Shiva. También estuvo en las dos cumbres World summit on information society en Ginebra (donde coprotagonizó una mini anti-cumbre con We Seize! )y en Túnez (allí Nicholas Negroponte mostró por primera vez la OLPC con Alan Kay en una reunión a la que asistí. (Que lástima que no la conocí entonces, pero éramos 25.000 participantes :-))

Francesca apostó mucho (a lo Mazzucato) al poder transformador del Estado inspirándose muy mucho en la experiencia brasileña de Gilberto Gil a quien conoció en Túnez como Ministro de cultura de Lula da Silva entre 2003 y 2008, destacado por su defensa del software libre y por sus intentos de flexibilizar los derechos de autor.

Gil reclutó a Sérgio Amadeu (su equivalente argentino sería Beatriz Busaniche) y desarrolló extensamente el proyecto Pontos de cultura -como mencionamos antes- que la impactó profundamente por el poder centrípeto del apoyo estatal. (Aquí un relato de su experiencia con Matilde Ferraro Synergies between pontos de cultura and ecosystems) (en Argentina el Proyecto Huayra tuvo una incidencia muchísimo menor cuando se adosó a Conectar Igualdad) .

En la saga de Franceso Nachira

En Túnez Francesca conocería a Franceso Nachira otro de sus átomos desviantes. Francesco publicó en 2002 un paper clave Towards a network of digital business ecosystems fostering the local development donde sostenía que Europa, en lugar de construir grandes campeones nacionales o paneuropeos, debería invertir para crear conocimiento e infraestructuras tecnológicas que pudieran permitir a las empresas más pequeñas no solo construir productos de vanguardia, sino también construir sobre los descubrimientos de los demás (todo encapsulado en ese libro pionero de 2007 Digital Business Ecosystems).

Nachira combinaba una visión tanto teórica como práctica basada en una metáfora biológica de los ecosistemas, en la que las esferas empresarial y tecnológica “infraestructuras”, interactuaban de tal forma que producían resultados mutuamente beneficiosos.

Mediante la promoción del software libre y las tecnologías de código abierto, pero también de todo tipo de infraestructuras de conocimiento abierto («web semántica» como insiste sin demasiado éxito Pierre Levy en L’intelligence Collective Aujourd’hui y en otra órbita el mismo Tim Berners-Lee cuando implora “Give us back control of our data”), Europa aún podría preservar su autonomía tecnológica e industrial incluso pudiendo prescindir de los grandes gigantes tecnológicos dominantes hoy tanto en USA como en China.

Volviendo a las raíces latinoamericanas mucho de las vicisitudes de Nachira estaban inspiradas en el proyecto Cybersyn que desarrollaron Stafford Beer y Fernando Flores en el Chile de Allende en el lejano 1970 (todavía en 2010 el director técnico del proyecto Raul Espejo retomaba los principios de su invento con estudiantes rusos en Moscú).

Francesca sirvió de nexo entre América Latina y los esfuerzos de Nachira con la CE y ante su renuncia (mientras ella terminaba su doctorado ) recurrió a Geoff Mulgan director entrante de Nesta, la agencia de innovación del reino unido, de donde nació su primer proyecto europeo d-cent que se inscribió en proyecto preexistentes como fue Caps (ver The Digital Social Innovation Manifesto. The way towards the Innovation in the Digital Society).

D-Cent

A diferencia de las iniciativas estándar de la UE de ese momento (y de la mayoría de los gobiernos del mundo) Caps promovia todo tipo de tecnologías nuevas y emergentes que empoderaran a las personas y las comunidades: protocolos descentralizados, redes distribuidas, tecnologías para la participación democrática.

Con una clarividencia y sobretodo capacidad de ejecución envidiable, Bria armó un proyecto para reducir la dependencia de los movimientos sociales, ONG, municipios de las plataformas como Facebook o Youtube.

D-cent desarrolló plataformas para la participación democrática a gran escala, buscando la democratización y el fortalecimiento de los partidos, buscando que la democracia pudiera adaptarse al siglo XXI. El objetivo era darle más poder a los ciudadanos sin creer que los partidos como tales estaban liquidados.

Se buscaba que los partidos políticos encontraran nuevas formas de interactuar con sus miembros, al tiempo que permitieran que los movimientos sociales y las organizaciones utilizaran de manera efectiva las tecnologías digitales para potenciar la acción colectiva.

Mucho talento agrupado. Aliados y criptomonedas

Uno de los rasgos distintivos de estos proyectos europeos fue la cantidad de talento que agruparon.

Harry Halpin (aqui interesante entrevista The Return of Privacy? estaba concentrado en la cognición distribuida y la estandarización; Blaine Cook trabajaba en la gestión de identidad descentralizada, y Evan Henshaw-Path formaban parte del proyecto D-Cent.

Parte del valor del recorrido de Bria proviene de haberse anticipado muy temprano en sus proyectos ante la necesidad de combinar componentes técnicos poderosos (aunque los fuera perdiendo en el camino) con movimientos (algunos como Podemos bastante facciosos) e instituciones reales que los potenciaran.

También tuvo la visión 360 de encontrar alternativas y propuestas que sumarían mucha densidad a sus dos proyectos europeos. Así fueron faros y palancas El Partido Pirata (legal) islandés, Jón Gnarr, el excéntrico alcalde de Reykjavík entre 2010/2014. O el Forum Virium, the ICT organisation of the city of Helsinki.

Las influencias y antecedentes provenían profusamente, del Internet Interdisciplinary Institute (IN3) de la UOC liderado por Manuel Castells, representado por Javier Toret Medina, que ya en ese entonces imaginaba herramientas de movilización social no atadas a Facebook o Twitter.

El Medialab Prado -recientemente desmantelado- ayudó a desarrollar una herramienta Decidim, que utilizaría Podemos, pero que finalmente sería la plataforma para la participación ciudadana de ciudades enteras como Barcelona o Helsinki

Ademas D-cent puso atención al empoderamiento económico, al dinero, a las monedas complementarias y al potencial de las criptomonedas – inspirado e influenciado por la presencia esencial de Denis “Jaromil” Roio que trabajó en el proyecto Montevideo en Amsterdam y desarrolló dyne:bolic un software libre multimedia, y fue uno de los primeros expertos mundiales en Bitcoin.

En un paneo rápido de monedas alternativas Francesca y su equipo revisaron la experiencia de la Brixton Pound, el WIR Bank, se conectaron con el pionero en estas lides Bernard Lietaer (maestro y colega de Heloisa Primavera) y autor del célebre The future of money.

También entró en contacto con Marco Sachy, quien estaba haciendo un trabajo interesante en Freecoin (que devino en su tesis de doctorado Money for the Common Wealth of the Multitude: Toward a User-Managed Currency and Payment System Design).

De todo lo anterior emergieron muchas herramientas de moneda libre que se convirtieron en pilotos sumamente interesantes y pioneros. Después de tantos insumos el momento estaba maduro para experimentar todas estas iniciativas a nivel municipal tomando a la ciudad como al sujeto de todas las intervenciones.

Pera los proyectos de descentralización y participación política no alcanza con tener un software que las promueva, sino que también hay que atacar la concentración del poder económico siguiendo las intuiciones de Nachira acerca de los ecosistemas digitales.

¿Cómo pasar de la ciudad inteligente a la ciudad democrática?

Bria escribió un breve artículo sobre cómo pasar de la ciudad inteligente a la ciudad democrática. Recibió una llamada de Ada Colau invitándola a implementar esa visión en Barcelona, como comisionada de Tecnología e Innovación Digital. Decode fue un esfuerzo para pensar qué estaría involucrado en esa transición, con ciudadanos disfrutando de más derechos y control sobre infraestructuras públicas digitales, sensores, datos, etc.

Lo que se puede/debe hacer con los datos no es algo que debería estar en manos de las GAFA. Debería poder decidirse cuanto se quiere compartir, cuanto dejar en manos del usuario, y por eso se empezó a hablar de altruismo de datos y de soberanía de datos.

El objetivo era cómo crear servicios públicos e infraestructuras que realmente lograran que el intercambio de datos genere más valor en el sector público a medida que los datos en sí se socializan (nuevo pacto social sobre los datos).

Decode puso en cuestión el poder infraestructural de la gran tecnología, su dominio de toda la pila (stack). Así que estaban tratando de defender la política industrial; que los europeos necesitaban recuperar el control de las infraestructuras y tecnologías digitales críticas que sustenten los servicios básicos y las instituciones del siglo XXI, desde la atención médica hasta la educación, el transporte, incluso la logística y el procurement.

La ambición fue grande pero los fondos muy limitados. Nunca se llegó a tener una visión e implementación paneuropea, los fondos eran rídiculos apenas 5 millones de euros. Francesca y sus colegas estaban demasiado adelantados a su tiempo porque todo esto es ya un commodity en el mundo de las criptomonedas (carente eso si de preocupaciones políticas o sociales)

Lo que hay que hacer es diseñar nuevas instituciones y compañías que participen de este ADN, con un cinturón protector que impida ser compradas por USA o los árabes. Pero en la realidad estamos a años luz de este desideratum.

Diseñar nuevas instituciones y el rol del Estado como regulador de última instancia

Por eso Bria y sus colegas sospechan justificadamente de las promesas mágicas de la tokenización, los DAOS y la Web 3.0 basadas en atar todas las instituciones a la lógica de la bolsa de valores: si las cosas funcionan bien, el valor sube, y esto crea una especie de mecanismo disciplinario lo mas parecido a la magia. ¿O al movimiento perpetuo?.

¿Realmente queremos “optimizar” nuestra atención médica o nuestra educación de esta manera? Incluso cuando se trata de empresas, todavía tenemos empresas públicas que tienen una misión pública, e incluso si han sido privatizadas, esto no elimina esa misión.

¿Pueden las cadenas de bloques y las criptomonedas ser de alguna ayuda aquí? Tal vez, pero entonces habría que cambiar todo el sistema tecnológico (algo impensable e irrealizable). En lugar de usar cadenas de bloques para crear contratos inteligentes que hagan cumplir los derechos de propiedad, ¿queremos cadenas de bloques que hagan cumplir el «derecho a la autodeterminación informativa» o «el derecho al conocimiento»? o incluso el derecho a inspeccionar los algoritmos para evaluar su impacto… (una agenda caja negra para todos los que lucran a destajo con estas propuestas)

El estado es la única herramienta e institución que tenemos para regular y crear leyes que impidan que las grandes empresas usurpen su posición dominante y abusen de su poder de mercado. Al final, si queremos democratizar la economía, necesitamos al estado (como lo viene invocando hace décadas Mariana Mazzucatto). necesitamos reclamar ese poder, no escondernos de esa responsabilidad invocando el poder de las criptomonedas o el mercado o la financiarización (ms allá de que los Estados latinoamericanos estén años luz de poder cumplir con estas funciones).

Lo que Fancescab aprendió de Francesco Nachira y de su interés por el constructivismo y las teorías del lenguaje y la cognición es que la descentralización nunca puede consistir solo en descentralizar infraestructuras. Uno siempre necesita tener una estrategia necesaria para descentralizar las instituciones también.

Es por eso que siempre apuntamos a la descentralización del poder económico y político como la condición necesaria de posibilidad que se necesita para cumplir con el verdadero potencial emancipatorio de la descentralización de las infraestructuras digitales. Cuando miramos las promesas hechas por los defensores de DAO y NFT, parecen creer que la tecnología en sí misma de alguna manera haría el trabajo: una vez que codificamos una DAO correctamente, garantizará una nueva forma institucional y esa forma tendría efectos revolucionarios, etc. Esto le parece miope y también muy introspectivo.

También tenemos crear nuevas instituciones o actuar dentro de instituciones tradicionales como lo está haciendo Francesca en la RAI actualmente defendiendo que curar y contextualizar adecuadamente las cosas es una propuesta costosa y ambiciosa; es por eso que es probable que ninguna innovación en el espacio criptográfico reemplace las bibliotecas o los museos, ni siquiera los NFT’s.

Cerramos esta glosa de una trayectoria impar con una recomendación. No se pierdan la Temporada 3 de Succession donde la disputa entre Wayco y GOJO refleja muchas de las estrategias denunciadas por Francesca.

También sumamos algunas referencias recientes para seguir (im)pensando muchas de estas cuestiones cruciales evitando simplismo y alineamientos binarios e inconducentes.

Referencias

Para saber mas acerca de Francesca

La ex jefa Digital de Barcelona advierte que hay que verificar que los fondos europeos llegan a las mujeres «Europa se arriesga a ser una colonia digital de EE.UU. y China«.
Steven Forti (entrevista) “La transición a la sociedad digital no puede basarse en un modelo securitario”.
You’re thinking about smart cities in completely the wrong way
Amy Lewin Barcelona’s Robin Hood of data: Francesca Bria
AI for Good Global Summit 2018, ITU Interview with Francesca Bria (Video)
How Barcelona is Giving Citizens Control of Their Data (Video)

Promesas (¿desmedidas? de la Web 3.0

Marlinspike, Moxie My first impressions of web3 O’Reilly, Tim Why it’s too early to get excited about Web3
Peck, Dave & the PSL Team An Engineer’s Hype-Free Observations on Web3 (and its Possibilities)
Roberts, Fran The metaverse is a second chance to right the wrongs of social media. Here’s how

Visiones complejizantes del Estado y el acceso a la información

Mazzucato, Mariana Public Purpose. Industrial Policy’s Comeback and Government’s Role in Shared Prosperity. The MIT Press, 2021.
Perez, Carlota Technological Revolutions and Financial Capital: The Dynamics of Bubbles and Golden Ages. Edward Elgar Pub, 2003.
Veliz, Carissa Privacy is Power: Why and How You Should Take Back Control of Your Data. Bantam Press, 2021.

El diseño emergente

Johansen, Bob Full-Spectrum Thinking: How to Escape Boxes in a Post-Categorical Future. Berrett-Koehler Publishers, 2020.
Pendleton-Jullian, Ann M. y Seely Brown, John Design Unbound: Designing for Emergence in a White Water World, Volume 1: Designing for Emergence. Volume 2: Ecologies of Change. The MIT Press, 2018.

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