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Día: 1 diciembre, 2005

Coyuntura politica. Cuando lo previsible es lo imprevisible o al vesre

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Un ministro que se autoeyectó

Cuando el lunes al mediodía las agencias empezaron a comentar la presunta renuncia de Roberto Lavagna, a mas de uno se le erizó la piel. Si bien no con la estridencia de gambetas anteriores, fueron varios los que torcieron el ceño, la bolsa amagó con desplomarse, el dólar amenazó con dispararse, pero a las pocas horas todo estaba aquietado y volvía a su cauce normal. Aunque en la Argentina la normalidad es la anormalidad, así que no tendríamos que ponernos tan contentos, o tal vez si.

La (desped)ida de Lavagna era un secreto a voces. Nadie sabía el cuando pero todos sabían el porqué. Lavagna era un ministrocon un carácter demasiado fuerte e independiente de criterio. Lavagna era un superministro, que a diferencia del anterior el Mingo Cavallo, había mostrado mas uñas de guitarrero que de guitarra virtual. Lavagna era parte de la herencia duhaldista. Lavagna en el programa de Mirta Legrand había dicho que tanto Chiche como Cristina eran «ambas» excelentes candidatas etc. etc.