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Los tiempos de la palabra, de la escritura y de la mirada

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La sociedad que costea que haya hombres que vivan pensando exige que piensen también para ella (Castilla del Pino)

Tiempos de la lectura en un principio de milenio hiperacelerado

¿Alguien tiene derecho a usar 30 horas del tiempo ajeno, obligándonos a invertirlos en la lectura de una novela? ¿Es cierto que los 5 Gb que entran en un DVD, y que consumimos en una hora y media nos «llenan» mas y mejor que 1 Mb de una larga novela? ¿Será la imaginación literaria el resabio de una época perdida, para bien? ¿O al contrario la dictadura de la imagen que se traducirá pronto en nuevos soportes, los DVD’s de 30 Gb, o los Network Attached Storage que soportaran centenares de Tb como antaño nuestros discos de 10 Mb o 20Mb de mediados de los años 80, preanuncian por fin un mundo multimedial que estimulara la imaginación propia como antes lo hacía el libro, pero con mas estímulos y hasta mejor comprensión?


Todas estas preguntas son las que se hacen diariamente los padres de la generación intermedia que se formaron con el libro, pero que no consideran que sus hijos se deformen (como si lo suponen sus madres o padres sesentiaeñeros) por su ausencia. Aunque claro si bien no insisten en que haya que forzar a los chicos con mentalidad científica a leerse todo Agatha Christie en una noche de verano, siguen respetando a la literatura como otro modo del conocer.

Y en eso coinciden con los últimos guardianes de la literatura, no como florero sino como actitud de vida, no como ejercicio en naderías y bestsellerismo, sino como respuesta a la impensable e imposible inmortalidad, pero sobretodo como única contención frente a la barbarie que, despertada a principios del siglo XX con las guerras mundiales, alcanzo su paroxismo con los campos de concentración y las bombas atómicas contra las poblaciones civiles, y tienen su culminación (letal) en la higiene lingüística que se enseñoreo en Bosnia, Ruanda e Iraq, y no tiene vistas de parar a principios del siglo XXI.

Pensar en y después de la barbarie

No hay muchos que puedan pensar esta barbarie, en esta barbarie o después de estar padeciendo estas barbaries. Pero no queda otra que seguir pensando a la intemperie. Por suerte tenemos hoy un grupo de pensadores que mas alla de la nostalgia de la escuela de Frankfurt y, sin caer en maniqueismos tan fáciles como los que vivimos en la década de los 70, insisten en que tenemos que vivir y entender la excepcionalidad que nos toco vivir.

Se trata de Peter Sloterdijk y de Slavoj Zizek, se trata de Paolo Virno y de Giorgio Agamben, se trata de Alain Badiou y de Jacques Ranciere, ellos están en el corazón de esta necesidad de repensarlo y de reinventarlo todo.

No están solos, y encima se nos están yendo unos cuantos buenos, y cayeron en la pelea hace poco los setentistas Pierre Bourdieu y Roland Barthes, Edward Said y Susan Sontag, Jacques Derrida y Felix Guattari. Pero todavía siguen luchando George Steiner y Richard Rorty, Jacques Attali y Regis Debray, entre muchos otros… Ellos representan antes que mucho lloriqueo como ver y hacia adonde ver.

Y sus propuestas no solo implican entrever algo de luz en tanta oscuridad a través de la palabra escrita, sino también recurrir a otras tecnologías del conocimiento. Es el caso por ejemplo del genial Alain Badiou (a quien visitamos en varios editoriales previamente como Se trata de despreciar lo que hay, en nombre de lo que puede haber. El filosofo Alain Badiou (1917); El filosofo Badiou y su idea de verdad clausurado el siglo de los fines (2221 ), Ontologías contrapuestas. Badiou vs Deleuze y viceversa (3077) Badiou y los intelectuales combativos (3553 ).

El caso de Badiou es particularmente interesante porque ese hombre es un verdadero polimata como lo demuestra en un inesperado ensayo «El cine como experimentación filosófica» aparecido en la compilación de Gerardo Yoel Pensar el cine 1 Imagen, ética y filosofía (Manantial, 2004).

Allí Badiou muestra con distintos ejemplos y fábulas porque una situación filosófica es un encuentro entre términos extraños. En el caso de la confrontación entre Socrates y Calicles en el Gorgias la filosofía aparece como elección o decisión. Por eso definición 1 Badiou insiste en que la situación filosófica es el momento en que esclarecemos una elección de existencia o de pensamiento.

El segundo ejemplo, la muerte de Arquimedes a manos de un soldado romano, es también (segunda definición) una situación filosófica porque entre el poder y la verdad hay una distancia y la filosofía debe esclarecerla.

El tercer ejemplo remite a una película japonesa Los amantes crucificados en donde dos amantes terminan muertos a su pesar lo que también es una situación filosófica, porque muestra que entre el acontecimiento del amor, una conmoción de la existencia y las reglas comunes de la vida, las leyes de la ciudad, y las del matrimonio no hay común medida. Por lo que (tercera definición de la filosofía) hay que pensar el acontecimiento, la excepción, es necesario saber que tenemos que decir.

Pero no solo la filosofía desentraña paradojas o incertidumbres o síntesis disyuntivas, es decir relaciones que no son relaciones -como le gustaba decir a Deleuze- la literatura y el arte hacen lo propio. Como lo hacen y que hacen efectivamente en esta dirección habrá que examinarlo. Recorreremos este otro atajo de la mano de Antonio Tabucchi que esta por jubilarse después de haber trabajado 37 años en la Universidad de Siena, que se afeito su característico bigote y que supuestamente estaria por venir a la Argentina cuando se jubile.

Los usos de la palabra

Para Tabucchi en la base de nuestra civilización está la palabra. Es decir la oralidad. Y cuando muchos estamos embarcados en el pasaje de una escritura manual a una electrónica, de la escritura sobre el papel a la escritura en la pantalla, Tabucchi nos advierte acerca del carácter secundario de esa escritura, mal que nos pese.

En el principio era el verbo. Lo dice el Evangelio de San Juan. Pero antes del Evangelio de Juan los mitos griegos más antiguos, como el mito de Orfeo, atribuyen a la palabra un poder que la escritura no tiene. La palabra puede además evocar a los muertos, atraer al fantasma. La palabra sirve para celebrar un rito. Todavía hoy, el rito se celebra con la palabra. Cualquier rito. Cuando el sacerdote celebra la misa, celebra con la palabra. No se puede celebrar con la escritura.

Cuando el Papa envía un mensaje al mundo, insiste Tabucchi, no manda un telegrama. Habla. Cuando un jefe de Estado declara una guerra, lo dice en voz alta. Luego viene a continuación la escritura. Esto significa que la voz goza de un estatus más importante que la palabra. Pero hay una paradoja. Que sin la escritura, la palabra no permanecería.

Consecuentemente, Tabucchi no usa computadora. Aunque insiste que la suya no es una fobia en contra de la tecnología, sino su preferencia por la escritura móvil y nómade que requiere del cuaderno, hay aquí otro testimonio de sus dudas acerca del poder de las tecnologías escriturales mecánicas.

Pero mas alla de que soporte utilizar, de que tecnología servirse como intermediario, de lo que no la cabe a duda a Tabucchi (¿y quien de nosotros escribidores contumaces no lo refrendaría?), lo que realmente importa es escribir día y noche sobre lo mismo y sobre lo distinto, que en su caso es escribir sobre los vivos y los muertos.

Contra el facilismo marketinero y la ontología del presente eterno que es contemporánea de la aceleración de casi todo (incluyendo la reflexión), Tabucchi como buen europeo amante del tiempo lento y largo, insiste -contratendencialmente- que en un mundo como el nuestro, en donde se prefiere no hablar de la muerte, el insiste en que hablar de la muerte significa también apreciar, estimar más la vida. Porque quizá nosotros, todos, si pensamos que algún día moriremos, haremos más de nuestra vida un tesoro. La respetaremos, la amaremos más. Tal vez, los hombres sean estúpidos, todos nosotros. La humanidad es estúpida. El hombre es una criatura estúpida que tiene una pequeña idea de inmortalidad. Piensa que no morirá nunca.

Pero la vida de Tabucchi no es escribir siempre y compulsivamente, sino escribir a destajo un tiempo y de pronto parar, silenciarse, invertir la marcha y dedicarse al revés a leer, actividad que siguiendo a Borges, considera como más noble porque es más abstracta

Hombre pausado y creyente solo en la experiencia del largo plazo (como el psicoanalista rosarino-parisino José David Nasio quien dice que nadie puede aspirar a tener un estilo.. personal en lo que sea con no menos 25 años de experiencia), para Tabucchi ningún libro suyo lo transformo radicalmente, sino que todos lo hacen.. en su medida y armoniosamente, porque nos transformamos todos, poco a poco. Pero no necesariamente a través de un libro sino de la vida que vivimos todos los días. Las nuevas experiencias que tenemos. Naturalmente, también los libros, los que leemos tanto

El poder inmune a la letra

Si Tabucchi no tiene un pelo (ahora ni de bigotes) de ingenuo es en su visión del poder del arte y de la literatura. No son ni el arte ni la literatura las que detienen a las guerras o desarman a las cañones ajenos, sino la política o las armas del bando de la verdad. En este sentido su posición es muy afín a la Badiou -como veíamos ayer- cuando insistía en que la comprensión de la asimetría entre verdad y poder, y la irreductibilidad de la una a la otra, es un autentica experiencia filosófica, pero que obviamente no será resuelta por la filosofía, ni por el arte, ni por la escritura sino por la política.

Hace 7 años atrás en un artículo de 13 páginas publicado en la revista MicroMega y que un año después fue el ensayo principal de La gastritis de Platón, Tabucchi le contestaba violentamente a Eco quien había mandado (como aquí Cavallo a los científicos a lavar los platos) a los intelectuales a callarse.

Insiste en que reacciono porque Umberto Eco deseaba imponernos a otros su visión del intelectual. Quería que todos los intelectuales fueran funcionarios de la cultura. Pero el no pretende lo contrario. No pretende que nadie tenga sus posiciones.

Ya sea porque los periodistas lo llevan por ese lado, ya sea por ser tan consciente del valor fundamental, pero limitado de la palabra, Tabucchi tiene intervenciones políticas personales permanentes y muy fuertes.

Para él el problema no es Berlusconi. Berlusconi es simplemente la personificación de algo que ya existía y que existe. Es decir ya existía el berlusconismo sin Berlusconi. Al igual que en Estados Unidos el problema no es Bush; el problema es el Estados Unidos profundo, analfabeto, fundamentalista, racista, belicoso, místico que naturalmente, en un determinado punto, Bush interpreta como ningún otro. Como político es la expresión del alma de su pueblo en un momento histórico determinado.

Y siempre insiste sobre lo mismo la izquierda, los intelectuales, los pensadores son necesarios indispensables, claves, e inevitablemente limitados.

Porque lo que siempre importa es la política

Porque lo que realmente importa es la política y no la alta sino la cotidiana. Porque el problema no son los intelectuales, el problema son las secretarías de los partidos. Es decir, no es tanto tal o cual filósofo, tal o cual pensador el que va a orientar el voto de masa de una población. Es el representante político de determinado partido, el secretario del partido, el presidente de un partido que después va a los medios de comunicación, a las reuniones en las plazas, a los canales de televisión y que orienta la elección de los ciudadanos. De lo contrario, sería muy optimista pensar que un libro de Vattimo influye a sesenta millones de personas en Italia. Me gustaría mucho que fuera así, pero no lo es. Es más probable que sea un estúpido conductor de TV el que influye sobre sesenta millones de personas.

Si lo que dice Tabucchi es tan valioso en enero del 2005, en este desaguisado del planeta que es la Argentina, es porque ante cada hecho cotidiano que presenciamos -y coprotagonizamos- falta justamente esa reverberación política de quienes tendría que construir en el día a día orientando la elección de nuestros ciudadanos en el sentido de la responsabilidad, de la transformación, de la eficacia, de la ética y sobretodo del bien común.

El fracaso de la interpelación al señor Ibarra muestra -mas alla del interés espurio en voltearlo o no como se defendieron los ibarristas- por enésima vez como la corporación política teje a expensas del dolor y a espaldas de la gente. Es la enésima demostración ,y por mucho despliegue de palabras en los diarios o entre los bien pensantes, hubiese rehecho mucho mas para aggiornarla esos 3 votos faltantes, que infinita cháchara de los intelectuales.

¿Cuando lo aprenderemos? En todo caso las figuras de Alain Badiou y de Antonio Tabucchi, desde lugares muy distintos y con propósitos literarios muy diferentes, nos señalan ese camino.

Publicado enVida Cotidiana

2 comentarios

  1. Gracias por escribir sobre nuestra charla en la que te comenté el tema de la asimetría que existe entre una novela que inspira una película y la película misma. La novela tiene alrededor de un mega de contenido digital pero demora 30 horas en ser leida, la película 5gb pero se ve en 90 minutos. A veces cuando alguien me regala un libro lo agradezco, por cortesía, pero me pregunto, ¿quien le regala a quien? ¿Recibo un libro o regalo 30 horas de mi tiempo al autor?

  2. GABIAN GABIAN

    me encanta leer y a mi hijo también… se sabe varios cuentos de memoria con sus arañando 3. Probablemente me dirán, con ecos de Rancière, que ha sido el parampará, tradición oral de boca a oído, tan presente en las tradiciones orientales. Pues puede ser pero el niño pasa las páginas en el lugar exacto donde el sonido del último fonema se deshace.
    Quizá no sea el libro pero el placer de compartir historias a través del lenguaje no tiene origen ni fin.
    Gracias por los libros recibidos.

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