Saltar al contenido

Economia, politica y tecnologia en la era de los signos y el espacio

Lash.jpg

¿Es cierto que siempre los padres saben/quieren/toleran mas que los hijos?

En una de sus boutades maravillosas Gregory Bateson en el Metalogo ¿Papa cuanto sabes? se hacia una pregunta que ponía patas para arriba a todas las preguntas. La hija imaginaria de sus diálogos le preguntaba al padre imaginario que le hacia de coach avant la lettre, si era cierto que todos los padres saben mas que los hijos. Halagado por ese penal con destino de gol el padre jactancioso le contestaba que obviamente era así. A lo que la hija mafaldianamente le respondía ¿entonces porque el padre de James Watt no invento la maquina de vapor?

El inglés de ascendencia paquistaní Hanif Kureishi publico en 1997 «Mi hijo, el fanático», incluido en el libro Amor en tiempos tristes. La trama cuenta como un desordenado hijo adolescente deja su grupo de amigos y a su noviecita inglesa, y tira a la basura sus compact-discs y videos y libros y ropa de marca, se deja crecer la barba, termina rezando e insultando a la novia de su padre quien le da una paliza, llevando a que el hijo, con los labios rotos, y escupiendo sangre, sin miedo en sus ojos, le pregunte: «¿Y ahora quién es el fanático?».

Antes de llegar a esa situación Ali increpa al padre con frases como : ¿No sabes que no es bueno y que está prohibido beber alcohol?, el problema está en que te has implicado demasiado en la civilización occidental, Los materialistas de aquí nos odian, La ley del Islam gobernará al mundo, Arderán las pieles de cristianos y judíos, Occidente es un pozo lleno de hipócritas, adúlteros, homosexuales, drogadictos y prostitutas, Mi gente ya ha soportado suficiente, Si no dejan de perseguirnos tendrá lugar una Jihad, Yo y millones de fieles como yo daremos nuestras vidas por la causa sin importarnos la muerte, porque nuestra recompensa será el paraíso (la historia fue recontada hace poco por Rodrigo Fresan ).

Siguiendo la analogía con Bateson la pregunta que aquí también estalla en pedazos es ¿Son los hijos siempre mas liberales, mas tolerantes, mas abiertos y secularizados que los padres?

La respuesta la tenemos esta vez en hijos como Hasib Hussain, Lindsay Germaine, Mohammed Sidique Khan y Shahzad Tanweer, jóvenes nacidos en el Reino unido, mochilas al hombro, subiéndose a un tren en la estación de Lutton el 7 de julio de 2005 y haciendo estallar la madre de todas las bombas.

Un fracaso doble que no deja lugar mas que a otros fracasos

Kureishi que ademas de gran novelista es un excelente ensayista tiene una explicación de porque las cosas están pasando como las vemos. El islamismo más extremista hace ya dos décadas que ocupa como ideología política el sitio donde fracasaron tanto el marxismo como el capitalismo.

El islamismo funcionaba como una mezcla de slogans, con resentimiento y culpa. La culpa de los que habían dejado atrás sus raíces, apuntando a un enemigo único: Occidente. El fundamentalismo es una ideología que se ha visto potenciada por la expansión de la cultura occidental a través de videos y satélites e Internet. Una protesta contra todo eso. El Nuevo Islam es algo tan reciente como el posmodernismo y como el racismo funciona sólo a base de fantasías.

Pero Occidente se hace el distraído y los líderes como Aznar y Blair tienen la temeridad de tomarle a sus propias golpeados ciudadanos el pelo insistiendo en que no hay ninguna relación entre los ataques a países como España e Inglaterra y su involucramiento en la invasión de Iraq.

Fenómenos de estas características son impensables en Occidente porque nos hemos quedado sin categorías para entender al capitalismo en los tiempos de las postorganizaciones. El terrorismo de las bombas reales es tan incomprensible para nosotros como el terrorismo de las bombas informáticas (un tanto exageradas) postuladas por intelectuales intermitentemente lucidos como Paolo Virilio.

Nuevas categorias para pensar/rediseñar al capitalismo en los tiempos de las postorganizaciones

Sin embargo resulta un pecado de lesa epistemología no entender qué esta pasando, no solo a nivel micro y puntual en campos específicos del desarrollo como son las tecnologías de las comunicaciones, sin inscribir esos cambios simbólicos y materiales dentro de un movimiento mucho mas amplio y complejo denominado por Scott Lash y John Urry Las economías de signos y espacio.

Habiendo trasegado un diagnóstico de la economía internetiana durante mas de 10 años nos parece todavía increíble que haya tan pocos análisis sustantivos del tema y si en cambio infinitas anécdotas y descripciones que, mas o menos adecuadas, difícilmente permitan entender la Gran Transformación en curso (1) salvo desde visiones acotadas, bisoña sy finalmente reduccionistas.

Lash y Urry son marxistas, nosotros no. Lash y Urry creen que haber sepultado a Marx antes de tiempo ha sido un error garrafal. Nosotros decimos puede ser y nos seduce un tanto la idea de volver al Tomo 2 de El Capital, que se ocupa del proceso de circulación del capital que nos puede brindar algunas herramientas necesarias para entender nuestro presente. Y justamente después de haber visto en detalle lo que habian logrado Lash y Urry -y como Lash profundizo su analisis/diseño aun mas en Critica de la informacion, queremos animarnos a mas.

Micro y macroanálisis, hibridación de conceptos, estudios multicausales

Porque creer que entendemos lo que esta pasando analizando casos exitosos de empresas brick and mortar, o digitales híbridas como Amazon.com o eBay, es tomarnos el pelo a nosotros mismos. Y también, suponer que porque podemos hacer un inventario mas o menos inteligente de la tecnologías que están siempre por cambiarlo todo, estaremos en condiciones de anticipar el futuro y de domesticarlo es una ingenuidad supina. Pero todavía mas lo es suponer que entendemos algo o mucho de los ciclos económicos (salvo que casi siempre nos olvidamos de que existen), para poder separar las burbujas financieras de las innovaciones exitosas, o poder desligar la macroeconomía del comportamiento cada vez mas ciclotimico de los consumidores.

No podemos entender lo que está ocurriendo, ni lo que ocurrira sino sumamos los esfuerzos combinados de la historia económica, la historia de las finanzas, la historia de la tecnología, junto a la sociología de las organizaciones, la sociología de la innovación, la economía de lo insólito, la sociología de la tecnología y basicamente la ecología de los medios y las comunicaciones.

Pero aunque todos estos enfoques son inseparables, una relectura del presente exige inevitablemente una reinvencion de la teoría política y social. Y de todas las debilidades quizás la que mas nos esta afectando es precisamente la irrelevancia de las teorías decimononicas, y sobretodo las de principios y mediados del siglo XX para entender lo que se vino y lo que se vendrá.

En este sentido son mas que bienvenidas las ideas de Scott Lash preanunciadas en El fin del capitalismo organizado y sobretodo desarrolladas con John Urry en Economía de signos y espacio. Sobre el capitalismo de la postorganizacion.

Contrariando lecturas esencialistas de Marx según las cuales sus cuatro tipos de capital: el capital dinero, las mercancías, los medios de producción y la fuerza de trabajo girarían inalterados eternamente, estos autores describen acertada y aceradamante los principales cambios que el tiempo ha provocado en este modelo abstracto.

La aceleración de todo

Así ya no vemos mas circuitos de no intersección entre estos cuatros tipos de capital como era la norma en el siglo XIX. Por el contrario ya en el siglo XX los mercados de mercancías, de capital y aun de fuerza de trabajo cubrieron la economía de naciones enteras.

A su vez la producción de tipo mas fragmentado y flexible acompaña la desorganización del capitalismo que circula a escala internacional. A fines del siglo XX estos circuitos se internacionalizaron al compás del aumento en el comercio global, la inversión extranjera directa y los movimientos financieros globales. Como ejemplo en la lejana década de 1980 el comercio internacional aumento al 7% anual mientras que el aumento de la producción en los países de la OCDE era tan solo del 3%. ¿Y que decir de la inversión directa que aumento al 20% anual acumulado y el volumen negociado de obligaciones que aumento casi 20 veces entre 1979 y 1988? Imagínense hoy.

Dada la aceleración en la velocidad de circulación de los sujetos, y la inclusión cada vez mas notoria de los sujetos en estas internacionalizaciones, queda claro que en el paso del capitalismo organizado al capitalismo desorganizado los sujetos/objetos de la economía política capitalista cada vez salvan distancias mas grandes y lo hacen cada vez mas aceleradamente, gracias entre otras cosas pero fundamentalmente a las redes electrónicas.

El capitalismo adopta la cara del capitalismo consumista y los objetos y artefactos culturales se convierten en desechos y se vacían de sentido. Los objetos fabricadores de signos lo hacen a una tasa abrumadora que impide toda absorción. Las personas bombardeadas por los significantes renuncian a producir sentido. La gente se hastía del bombardeo semiótico y se convierte en gustadores neurasténicos como acuño Simmel (un brillante anticipador de estaslecturas) en su poca conocida obra The Metropolis and Mental Life .

Contrariamente a tanta pavada publicada en las dos ultimas décadas el postmodernismo ni critica ni rechaza al modernismo sino que es su exageración y caricaturizacion.

Teorias impotentes y desencantadas frente a fenómenos bulliciosos y creativos

Casi toda la teoría social producida en las dos últimos décadas del siglo XX proveniente tanto de la derecha como de la izquierda, del marxismo resistente o del neoliberalismo supuestamente triunfante, comparte la detección y el rechazo de la abstracción, la perdida de sentido, los cuestionamientos a la tradición. Curiosamente ambos tipos de criticas terminan como en Alan Bloom y en Daniel Bell, o como en Ulric Beck y en Dominique Wolton para mencionar a autores en las antipodas del arco ideológico, con posiciones pesimistas y definitivamente proclaman una nostalgia de los buenos viejos tiempos.

Por suerte Lash & Urry le encontraron la quinta pata al gato y revelan que todos esos rasgos decadentes y nihilistas son tan solo un cara del poliedro interpretativo. Ya que a medida que el sentido de la modernidad se retira, desaparece, se fragmenta o se autodestruye emergen nuevos procesos y posibilidades de practicas y lecturas que reabren posibilidades para replasmar sentido en el trabajo y en el ocio (2).

En los últimos 10/15 años estamos asistiendo a una asombrosa movilidad de objetos y sujetos. Pero estas movilidades/movilizaciones (al igual a lo que sucede con la autoconstruccion de la red) no son azarosas y aleatorias, hay principios de autoorganizacion y hay vectores que determinan su capacidad de estructuración.

El turismo internacional ha crecido aceleradamente y en el 2004 llego a las 760 millones de personas movilizadas anuales con proyecciones de 1000 millones para el 2010 y de 1600 millones spara el 2020.

Por otro lado las migraciones masivas disparadas ya sea por guerras étnicas, invasiones, desesperación económica, etc. alcanzan actualmente a 175 millones de personas, cambiando brutalmente las nociones de nación, frontera, derechos humanos, etc., obligando a pensar fenómenos inéditos y a gestar hipótesis sobre escalas de fenómenos antes desconocidos.

Co-evolución, co-gestación, co-comprensión en la civilización del diseño generalizado

Es imposible entender a las sociedades contemporáneas si no se analizan los efectos de estos flujos masivos sobre las economías y las estructuras sociales y los modos de comprensión cultural de las diferentes sociedades . Siguiendo con análisis anteriores que mucho nos llamaron la atención (3), uno de nuestras principales preocupaciones actuales es el cambio en los objetos arrastrados por la movilidad que se van vaciando de contenido material y se convierten en signos con contenidos cognitivos (postmodernos) o contenidos estéticos (postmodernos).

Entre estos fenómenos uno de los que mas nos interesa es la estetizacion de los objetos materiales que se hace en el teatro de la producción, la circulación o el consumo de esos bienes. La estetizacion se concentra en producciones donde el diseño representa el componente mas grande del valor de los bienes y el valor agregado del salario se reduce progresivamente. La I&D clásica se ve sometida a la intensidad del diseño y afecta al vestido, calzado, mobiliario, automóviles, electrónica de consumo. Los bienes de consumo durables dejan de ser objetos y se convierten en microambientes construidos.

El capitalismo de nuestros día será todo lo desorganizado que se nos ocurra, pero no es ajeno a una lógica, una topología y una estructuración muy coherente en términos de una economía de signos y espacio. Definido como lo hacen ejemplarmente Lash y Urry el desorden contemporáneo es una estructura de flujos, un conjunto descentrado de economías de signo en un espacio.

Hasta ahí la cosa no viene mal. Pero esto es aun del orden de la descripción mas que del análisis, del orden de la constatacion mas que de la inteligibilidad. Porque este tipo de enumeraciones carece de lo mas interesante enmascarado por esas redes asimétricas de flujos. A saber que los mismos individuos que quedan/quedamos sujetos a esas economías de signos y espacio nos hacemos mas reflexivos sobre ellas (4).

Tomando distancia comprometida respecto de las instiucioens postorganizadas

Somos muchos los que tomamos una distancia mas critica y reflexiva de las instituciones de la nueva sociedad informacional, no a pesar del consumo de esos objetos (interactivos), sino precisamente por estar inmersos en ellos, por mimetizarnos con sus lógicas, y finalmente por tratar de rediseñarlos a nuestros fines, que no son necesariamente los suyos (de los diseñadores o de quienes los hacen circular).

Esta reflexividad critica tiene una doble raíz. Por una parte consiste en la adquisición de competencias culturales inéditas (en las que los chicos descollan y que para nosotros son una segunda lengua que muchos adultos, especialmente los docentes, no quieren o pueden emepzar a hablar). Por la otra en una desconfianza creciente respecto de los sistem s expertos que al autonomizarse de la tecnología la están volviendo cada vez mas ortogonal a las necesidades y a los fines humanos (como muestras el asesinato de la tripulación de la nave a manos de Hal 9000 en 2001 Odisea del espacio).

En contra de lo que dicen tanto la derecha y la izquierda la destradicionalizacion no es necesariamente alienante sino que también puede ser emancipatoria. Al desvencijarse las estructuras sociales, la autorregulación y la autoreflexion corren ya no por parte de la sublimación represiva ejercida desde el Pater Familias o el Pater estatal, sino que debe ser tomada en sus manos por otras agencias y estructuraciones de nivel meso y micro.

Frente a la ilusoria creencia de que flexibilizar la fuerza de trabajo (estructuras matriciales, trabajo por proyecto, rotación de los liderazgos) es una genialidad de la razón empresarial, aquí el sujeto de ese cambio y adopción es la propia fuerza de trabajo que se vuelve auto-reguladora y desarrolla una flexibilidad cada vez mas reflexiva y afinada respecto de las reglas y recursos de cada lugar de trabajo. Esto se traduce para nuestra sorpresa en un proceso de acumulación reflexiva en la vida económica.

Por eso a nuestros análisis de los últimos años caracterizados por una sociología global de los flujos (migrantes, turistas comunicaciones, imágenes, información, tiempo) debemos soldarles ahora (en la lógica de la co-constitucion) una sociología multideterminada de la reflexividad (5).

Según Lash esta comprensión emana no de Descartes o de Rousseau, sino de Rimbaud y Baudelaire, y tiene como rasgo distintivo una comprensión, a diferencia de regulación- de si. Y si es fundamental integrar esta reflexividad estética en nuestra idea del mundo presente es porque esta aparece en un numero creciente de esferas de la vida cotidiana.

El diseño omnipresente

En la economía hace rato que la producción diseño intensiva se ha vuelto determinante. Lo veíamos por todos lados pero no teníamos como conceptualizarlo, es esta reflexividad estética la que pervade la industria cultural y la cordialidad administrada de las azafatas los mitos de lugar que construyen los viajeros, la repulsa por el tiempo cronológico, la proliferación de nuevas practicas desordenadas como las subculturas, las comunidades imaginadas y las comunidades inventadas (ecologismo, hackers, libertarios digitales, etc.).

Para hacer la cosa mas compleja e interesante Lash & Urry de ningún modo imaginan al individuo reflexivo en una sociedad desestructurada. Lo que pasa es que las estructuras que operan y nos regulan hoy no son sociales sino informacionales y comunicacionales. Los flujos estructurados y las acumulaciones informativas son la base de la reflexividad cognitiva. Y los flujos estructurados y las acumulaciones de imágenes, símbolos expresivos pasan a ser la condición de una reflexividad estética.

Para saber mas
Calafati, Antonio Una segunda lectura de karl polanyi Una entrevista a cargo de Sergio Sinigaglia
Freeman, Chris As Time Goes by: From the Industrial Revolutions to the Information Revolution.
Nairn, Alasdair Engines that Move Markets: Technology Investing from Railroads to the Internet and Beyond.
Perez, Carlota Technological Revolutions and Financial Capital: The Dynamics of Bubbles and Golden Ages
Lash, Scott y Lury, Celia Proposal: Silicon Alleys: Networks of Virtual Objects 1997 (project was realised 1999-2000)

Notas

(1) Nada ingenuamente hacemos referencia aqui a la obra seminal La gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo de Karl Polanyi, cuya ultima edicion viene con un prologo de Joseph Stieglitz. Publicada originalmente en 1944. Desde la paz relativa instaurada en el siglo XIX -la cual descansaba en el equilibrio de sus instituciones- hasta nuestros días signados por guerras de baja y alta intensidad, es posible observar cómo se han privilegiado ciertas políticas que, al entronizar la economía mercantil y convertir en aleatorias las transformaciones sociales, exhiben a un hombre que pierde progresivamente su libertad y sus rasgos humanos. Karl Polanyi cuestiona en estas páginas clásicas esa subordinación del perfil social al progreso económico y propone invertir el planteamiento: encontrar primero la esencia de la convivencia histórica a través de una plena reorganización internacional de las instituciones sociales, antes de que el pragmatismo económico anule los valores esenciales de la vida humana que tan trabajosamente sobreviven en este siglo. Su visión estratégica es cada vez mas necesitada a la vez que suena ireversiblemente utópica. Necesitamos urgentemente un Polanyi del siglo XXI que no seran ni Vivian Forrester ni Joseph Stieglitz. Quizás quien mejor se acerque a el como ninguno es precisamnete Scott Lash aunque tendra que seguir mejorando la punteria. Tan dantesco es el problema que le (nos) ocupa. A su vez necesitamos recatualziaciones de dos clásicos como son Los orígenes de la dictadura y la democracia, Injusticia, Autoridad y desigualdad bajo el capitalismo y el socialismo de Barrington Moore y Las pasiones y los intereses de Alfred Hirshman, porque sus diagnosticos, aunque ciertos para el capitalismo organizado, necesitan de addendas y de correctivos para el capitalismo de la post-organzacion.

(2) Como veíamos hace poco en el proyecto goodwork), se puede reconstruir comunidad (como vemos en Slashdot.org o en las variantes de Linkedin u Orkut), podemos rehacer una subjetividad transfigurada, y estamos dispuestos a aceptar lo heterogéneo y complejo del espacio y la vida cotidiana. Lash y Urry nos despiertan de nuestro sueño dogmático al insistir en revelar una subjetividad comprometida en un proceso de modernización reflexiva. Un tipo de enfoque capaz al mismo tiempo de dar cuenta de los momentos de bifurcación (como hace Gladwell), de los momentos de Blink (Gladwell otra vez) de las velocidades y aceleración de los cambios (como hace Gleick en Faster. The acceleration of almost everything o Davis y Meyer en Blur: The Speed of Change in the Connected Economy, pero sobretodo de una dimensión complementaria cual es la reflexividad, la pausa, el detenimiento, lo retroprogresivo ausente en todas esas proclamas -por eso mismo mutiladoras.

(3) Partimos de los aportes de Bruno Latour o de antropologia de las culturas materiales como introdujo brillantemente el tema Daniel Miller en su compilación Material Cultures: Why Some Things Matter, así como los estudios ya clásicos de Arjun Appadurai en The Social Life of Things: Commodities in Cultural Perspective)

(4) No solo hay mayorías silenciosas, adictos a la caja boba, multitudes tragadas por la semiovista de Baudrillard sino -como lo ejemplifican magistralmente muy especialmente Steven Johnson en Everything Bad Is Good for You: How Today’s Popular Culture Is Actually Making Us Smarter y mas analítica y profundamente en What Video Games Have to Teach Us About Learning and Literacy de James Paul Gee

(5) Empezamos esta tarea en nuestros estudios de sociología de la ciencia en los años 90, pero nunca los extremamos al punto de articularnos con una socioantropologia de la técnica. Curiosamente la pata que dejamos afuera fue la de la reflexividad no cognitiva o estética (de eso dimos cuenta en nuestra reciente reseña de Bourriaud.

Publicado enInfonomia

Sé el primero en comentar

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *