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Es la interfaz estúpido. Acceso instantáneo y progreso infinito como claves de las interfases del futuro presente (a la Reactable)

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Sobreexpectativas y subrealidades. Pero al vesre también

Como nuestras sobreexpectativas frente a lo que sucederá son tan grandes, como hemos visto y leído tanta ciencia-ficción, como estamos hartos del vaporware y nos cuesta imaginar lo distinto cuando algo realmente sorprendente, llamativo o excepcional frente a un hecho, un dato, un aparato, una experiencia o una idea ocurre (en el plano conceptual, del prototipo, pero mucho mas de la implementación) generalmente caemos en el estado opuesto y no lo percibimos como debida magia y disrupción.

A menos que tengamos la neurona entrenada, a menos que hayamos afinado lo suficiente el diferencial, a menos que sepamos contrastar y articular debidamente la mirada de lo nuevo junto a la latencia de lo viejo y el pulso del porvenir. Tareas nada fáciles es cierto y para la cual no nos prepara ningún master, ni la lectura de parvas de libros, ni mucho menos ejercicios no muy felices de múltiple choice o de redacción de monografías universitarias pacatas y adocenadas.


La construcción social del artefacto y la memoria light

La semana pasada tuvo lugar uno de esos raros eventos donde por un instante percibimos, comprobamos y sentimos lo nuevo en estado puro, lo vemos funcionar siendo adoptado como propio (es decir siendo reinventado socialmente por sus neo-usuarios), lo procesamos y convertimos en texto e imágenes e… inmediatamente pasamos a otra cosa.

Es cierto que el Reactable había pasado por una deglución semejante a manos de nada mas y nada menos que el hada electrónica Bjork, por lo cual en este caso si que era oro lo que relucía, pero aun así nos quedamos un poco cortos, el shock fue demasiado brutal, no podía tratarse tan solo del aparatejo estrella en el Renacer 07 que tuvo lugar la semana pasada en el Hesperia Tower en Barcelona.

Que el Reactable sea una idea (es decir una diferencia que hace una diferencia, maravillosa e inolvidable definición que diera Gregory Bateson del término) me surgió una vez mas por comparación y desvío, es decir por deriva cognitiva.

El Bulli ¿les suena, mas y mejor que el Reactable?

Ya casi cuando se terminaba mi viaje a Barcelona, y habiendo gastado mi único cartucho de ver a la excelsa criatura desde afuera pero bien de cerca, el fin de semana siguiente una nueva palabra encapsuladora de una invención increíble se acomodó en mis alforjas de viajero impenitente. Se trata de El Bulli. Otra idea que hace una diferencia -pero eso será motivo de otra editorial. Solo que reconstruyendo la increíble historia del mejor restaurante de España de Ferran Adria (entretenida tarea hecha por Xavier Moret en elBulli desde dentro. Biografía de un restaurante (RBA, 2007) que acabo de devorarme en el infinito viaje Madrid-Buenos Aires), se me ocurrió que el Reactable merecía mas comentarios que los que los que le dedicamos la semana pasada, así que letras a la obra.

Porque antes lo presentamos un poco descuidadamente como pariente lejano del sintetizar Moog e hijo dilecto del grupo de investigación de la Universidad Pompeu Fabra dirigido por Serge Jordi, y aunque lo hicimos a sabiendas corremos a retractarnos porque no hay experiencia del uso revolucionario del Reactable que pueda prescindir de sus orígenes, de sus expectativas y de su futura producción masiva. Así que hinquemos un poco mejor el diente en la bestia.

Como lo anticipaba hace una década Eric Schwartz en su Darwinismo digital, todo pasa siempre por el cribaje del gran Charles. Especialmente la innovación. Y a ello le ha dedicado un nuevo e interesante libro Geoffrey Moore El desafío de Darwin. Innovación y estrategia en las empresas que triunfan -recientemente traducido al castellano por Empresa Activa (2007).

Cuatro resultados económicos de la innovación: diferenciación, neutralización, productividad y derroche

Sergi Jorda sabe que lo mismo se aplica a su invento, una aventura iniciada hace 4 años y que gracias a la nada circunstancial combinación de un visionado a través de Youtube -el demo básico subido hace ocho meses ya fue visto mas de 800.000 veces, una demo en vivo y en directo a Bjork en París y su compra de uno de los únicos cuatros aparatos hechos a medida que hay en el mundo (uno está en el CosmoCaixa de Alcobendas, otro se presentará desde septiembre en el Museo de Ciencia de Montreal y el cuarto fue el que usó Sergi Jorda el pasado viernes para su histórica presentación en el Renacer 07).

El instrumento no salió de la nada y tiene sus orígenes en un programa de composición colectiva a través de Internet que Jorda ideo para varias obras de la compañía Fura del Baus a finales de los años 90. Se llamaba FMOL y uno de sus rasgos distintivos era que con el praticamente se dibujaba el sonido.

Se trataba en ese entonces ya de una exploración en interfases buscando deconstruir las metáforas representacionales y yendo al contacto físico. Para ello había que desterrar al mouse del campo de operaciones y si el Moog apareció en el horizonte de las opciones era porque en ese aparatejo (al igual que en las primitivas computadoras de válvula y en las centrales telefónicas analógicas) el resultado se lograba mediante la manipulación e incrustación de clavijas.

Haciendo música con el cuerpo sin saber nada de teoría

Es por ella que la interfaz redonda finalmente conseguida apunta a congregar al mayor cantidad posible de jugadores (operadores) sobre una superficie tangible luminosa encima de la cual se colocan fichas de distintos formatos y tamaños luminosos que cumplen diferentes funciones.

Cada una hace algo distinto (generadores de sonido, filtros, moduladores) y se controlan girándolas y trasladándolas sobre la superficie, de modo que interactúan entre si a través de uniones luminosas, que con solo pasar un dedo por encima, se cortan.

Se trata de un tablero traslúcido. Un proyector situado debajo de ella, lee los objetos que hay en la superficie y le pasa esta información a una computadora. Las fichas llevan en el anverso el dibujo del instrumento o de la función que realizan y en el reverso un símbolo, generado por la computadora, que contiene la información precisa sobre que representa, que lugar ocupa en la mesa y que función cumple

Cada ficha responde a un instrumento, un sonido o una función de modulación o interconexión. Cada una de las fichas que vemos tiene su código genético en el algoritmo. Las fichas se hablan entre si y sobre esta relación el músico construye la pieza.

Por su formato y tecnología la mesa permite jams sessions fascinantes. El código es sumamente estético y algunos de los amigos de los diseñadores como Marcos Alonso quieren tatuárselas, se trata según ellos del primero código estético de algoritmos

El resultado es simple pero luminoso. Se puede componer música a múltiples manos sin tener al menor idea de teoría y solfeo, de corcheas y semifusas de oído absoluto o pretensiones artísticas sublimes.

Descristianizando interfases

Es la interfaz estúpido es la consigna que aparece cada vez que Sergi un músico y programador profesional habla del invento buscando descristianizarlo. Y su consigna debería volver cual boomerang sobre las interfases actuales, llevándonos a apostar mucho mas a Sugar y desanclarnos una buena vez del sueño dogmático de los íconos tal como los concibió el genio de Douglas Engelbart hace exactamente 40 años.

Para Sergi un instrumento (cualquier interfaz decimos nosotros) no puede ser complicada en el sentido de los instrumentos tradicionales como el violín. Esos instrumentos fueron (siguen siendo) cristianos en el sentido de que se debe convencer a un chico de 6 años que debe sufrir mucho tiempo prometiéndole una satisfacción muy lejana (el paraíso del virtuoso cuando gane su primer concurso internacional Yehudi Menuhin a los 10 años o mas probablemente 14 años).

Hoy hay que construir instrumentos (pero también modelos, conceptos, prototipos, interfases inmersivas a la Second Life pero con un costo cognitivo de entrada de no mas de dos horas) que hagan click (empaticen) en forma inmediata con el usuario (un caso excepcionalmente bien logrado es el comando wii de la Nintendo que no casualmente vendió cuatro veces mas consolas que la lacerada PS3).

Pero ello no significa tampoco fabricar juguetes de segunda clase. Las interfases (los instrumentos musicales digitales) tienen que ser lo suficientemente fácil en el acceso como para poder sacarles el jugo en forma inmediata, pero lo suficientemente complejos como para poder seguir experimentando con ellos después del primer acercamiento y poder reinventarlos a perpetuidad.

Acceso instantáneo y progreso infinito

Dicho en lenguaje marketinero acceso instantáneo y progreso infinito, esa debe ser la clave de cualquier instrumento, interfaz o caja de herramientas a las que debemos recurrir de ahora en mas.

Bjork no fue la única que vio el potencial revulsivo del instrumento de Jorda. Justo al día siguiente de mi aterrizaje en Barcelona a fines de Junio, en el marco del increíble Festival de Verano 2007 que tendría entre sus muchas sedes al imponente Teatro Griego en Montjuic, Laurie Anderson tocó Homeland. Imaginando -probablemente erróneamente dado el lugar- que seria una reedición de Home of the Brave no la fui a ver. O quizás presumiendo que en ese espectáculo faltaba algo que debería estar, seria la respuesta malintencionada de mi inconsciente.

Efectivamente dos días después de su recital Laurie se apersonó al número 1 de la calle Ocata cerca de la estacio de Franca, para asistir a una demo -solo que con unas cuantas semanas de retraso respecto de la que había tenido Bjork- del Reactable a manos de su propio inventor.

Todo lo que dijimos antes acerca de su usabilidad, amabilidad, facilidad de manipulación y poder transformados quedó de manifiesto frente a la azorada Anderson, como había ocurrido poco tiempo antes con el propio Peter Gabriel. Ocata 1 se había convertido en la Meca de la innovación musical en Occidente y nosotros ni estábamos enterados.

Todo ello gracias a una endiablada combinación de tesón por parte del director del grupo que entre 2003 y 2006 debió atravesar innumerables vallas burocráticas, la obligación de dictar clases, conseguir financiación de la comunidad europea y cuando todo esto no alcanzó para terminar el proyecto empezar una peregrinación por la obtención de fondos ad hominen que casi quiebra la iniciativa con varios ingredientes mas.

Dinámicas mediáticas de la innovación

Pero sobretodo gracias la publicidad que les logró Youtube donde tienen hoy colgados mas de dos decenas de videos, medio centenar de weblogs hablan a diario del Reactable y mas 1.5 millones de visiones muestran que talento + irradiación virósica en Youtube se han convertido en un híbrido fabuloso para la consolidación de las innovaciones.

En este circulo virtuoso del apoyo, el reconocimiento y la difusión la presencia del Reactable en el Renacer 07 sumó un nuevo aliento/aliado. Entendido como el summun de la combinación entre innovación y negocios el evento le brindó a Jorda la ocasión no solo de validar los logros del aparato sino de integrarlo -junto a la veintena de aparatejos que Alfons Cornella comento personalmente descollando la Impresora en 3D- como capital simbólico en el vocabulario y en la práctica (porque fuimos varias decenas las que nos abalanzamos a utilizarlo).

El Reactable ya tuvo su bautismo en el Sonar y está muy cercano de los experimentos que se están haciendo en proyectos como el de Hangar, el Centre de Produccio d’Arts Visuals y ha revelado que la tecnología española hace rato que ha superado sus complejos de nacionalidad y puede tallar a nivel mundial.

Por primera vez en la historia un grupo europeo y mas precisamente proveniente de la no hace mucho atrasada España le dio un golpe de furca a templos de la innovación como el Media Lab y a la propia Microsoft que con su mesa Surface todavía esta viendo no solo el modelo de negocios sino las aplicacionesque la vuelvan posible. El Reactable les ganó de mano a todos. Enhorabuena.

Referenc ias

Sergi Jorda Faust music On Line: An Approach to Real-Time Collective Composition on the Internet. Le

Jordà, S., New Musical Interfaces and New Music-making ParadigmsNew Instruments for Musical Expression Workshop, 2001, Seattle 2001onardo Music Journal, Vol. 9, 5-12, 1999.

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