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OLPC y los modelos una a uno como test proyectivo

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Cada cual atiende su juego

Como lo hemos comentado repetidas veces en este weblog, el proyecto OLPC es un test proyectivo fabuloso tanto para tecnofílicos como para tecnofóbicos -y esperemos que para tecnorrealistas, lo mas parecido a una posición equidistante entre las dos anteriores, también- que podamos imaginar.

Para los tecnofílicos se trata del cielo tocado con la manos. La OLPC de la mano de Negroponte y de los millones de chicos del mundo que solo necesitaban de una herramienta transparente, de fácil acceso, capaz de trascender las limitaciones de las interfases tradicionales, superadora de las limitaciones del paradigma de la notebook y fácilmente asimilable por los chicos, presagiaría la revolución educativa tantas veces prometida pero nunca consumada.


Para los tecnofóbicos el proyecto OLPC (como encarnación de los modelos 1 a 1) es la eterna repetición de lo mismo. Una zanahoria puesta delante del carro, un caballo de Troya del imperialismo, una cuña que pretende instaurar y ampliar todas las brechas que conocemos (sociales, politicas, economicas) añadiéndoles, por si las anteriores fueran pocas una brecha generacional imposible de suturar.

Cada quien pone en el proyecto lo que mas le gusta y le disgusta. Los tecnofílicos acusan al otro bando de retrógrado, fundamentalista, arcaico, de seguir intentando los mismos caminos y métodos que siempre llevan al mismo resultado.

Tecnofílicos, tecnofóbicos, tecnoloquesea pero la mejora educativa nunca aparece

Cada 10 años la UNESCO se reúne para constatar entre consternada ¿y aliviada? -¿sino parte de su razón de ser se licuaría?- que el 15% de la población mundial continúa siendo analfabeta. Mientras donde se mide la calidad educativa en América Latina en los últimos 15 años se ha intentado de todo y los índices son inamovibles y los mejores resultados no aparecen nunca.

Por su parte los tecnofóbicos acuden a los mismos resultados insistiendo en que la introducción masiva de nuevas tecnologías tampoco mueve el baremo y se repiten como retahila otros argumentos no por conocidos mas útiles.

Igual mal que le pase a uno u otro bando la tecnologización de lo cotidiano, la apropiación por parte de chicos, pero también de adultos de celulares, consolas, videojuegos e Internet, no deja de crecer, de volverse mas transparente y de proponer nueva iniciativas y aventuras.

Por ello llama la atención y hasta resulta revulsivo que en los experimentos mas osados para evitar las críticas y poner a prueba hasta lo mas hondo estas intuiciones se cometan gravísimos errores de diseño y se contravengan conceptos y experiencias que se proclaman en los foros mas modernosos y en los espacios en donde se defienden las ideas mas avanzadas sobre estos temas se cometan gruesos errores de diseño e implementación. A menos que esta críticas no hagan mas que reeditar el minué anterior.

Pilotos a la intemperie, logística ausente con aviso

En el caso de la OLPC las críticas mas vehementes contra el proyecto han sido siempre al menos dos estrechamente ligadas la una a la otra. La falta de una investigación de impacto mediante pilotos/protitpos, y la ausencia de un plan de implementación a la escala masiva que el proyecto exige

Si bien hasta ahora hemos escuchado muchas razones (especialmente de parte de Negroponte y su equipo) en cuanto a no hacer pilotos la que nunca se nos había ocurrido hacerle es la voceada por Teemu Leinonen en Participation Design of OLPC XO-2: With And For People publicada en OLPC News, el weblog caballo de Troya porque diciendoa yudar al proyetco no hace mas uq eponerle piedras en el camino, para quien además de desconocer el valor de la planificación educacional -que por los resultados obtenidos hasta el presente merece bastante desconfianza-, lo que los negropontinos ignorarían serían los principios básicos del diseño centrado en el usuario -tema que nos viene fascinando desde hace al menos dos décadas y que tiene en Donald Norman a uno de sus defensores mas conspicuos.

Para Leinonen lo que debilita enormemente al proyecto OLPC es que en su seno brillan por su presencia estelar los ingenieros y por su ausencia deplorada los educadores. Sería esa ausencia, derivada de la inexistencia de los pilotos/prototipos, la que invalidaría gran parte de las propuestas mas ambiciosas de la OLPC, desde la interfaz Sugar, hasta el desinterés de los negropontinos por capacitar a los docentes antes que a los alumnos, o el superénfasis en los usos heurísticos de la máquina apuntando a que los chicos aprendan a hacer con ellas lo que mejor les venga en gana, en vez de atender al esquema top-down, congruente con la pedagogía tradicional, presupuesto por el proyecto Classmate.

Caricaturizando -pero al mismo tiempo pegándole adonde mas le duele a los usos efectivos de la computadora en los colegios o en las casas-, ¿o acaso Bender & Negroponte no se fascinan con el hecho de que en casas sin electricidad la que proviene de la pantalla de la máquina es la fuente mas luminosa existente, o con fotos ventiladas en la prensa masiva acerca de la cara de felicidad de los chicos, o repitiendo embelesadas las maravillas fotos que los chicos se sacan de si mismos y de su entorno hasta terminar endiosando una filmación en donde una vaca pare a un ternero, los críticos insisten en no ver ninguna ventaja comparativa de orden pedagógico en el uso de estos equipamientos.

Diseño centrado en el usuario (¿pero cuál usuario: los maestros o los chicos?)

La razón de esta ignorancia estaría en que el diseño verdaderamente valioso y efectivo necesita entender la cabeza y las preocupaciones de aquellos que son el objeto del diseño. Y ello solo se puede lograr si se involucra a los parcticipantes a travós del diseño participativo y que es la base de una nueva forma de entender la innovación tal como lo hacen tanto Ilka Tuomi en Networks of Innovation y Eric von Hiepel en Democratizing innovation

Este tipo de objeción es fantástica porque presentada como progresista, puede ser la mas regresiva de todas. En rigor en casi ningun área de la producción masiva se usa esta metodología, por mas que se la cacaree como la mas maravillosa, necesitada y única capaz de cumplir con los deseos -y necesidades de la gente.

Para los críticos usuariocéntricos la OLPC podría haber tenido alguan chance de funcionar si la sede central de la ONG, Fundación o como quiera llamársela hubiese estado no en Boston sino en Nigeria -o en Uruguay- y si sus desarrolladores no hubiesen sido norteamericanos o exiliados foráneos viviendo en USA sino nativos de la periferia. Y si a su vez esta localización del diseño hubiese recurrido a diseñadores, educadores, ingenieros y estudiantes de los países involucrados.

En todos lados se cuecen críticas-cazabobos

La objeción es que percibiendo al aparato como un OVNI, o un objeto al mejor estilo de la botella de Coca Cola que cae en el desierto de Kalahari en la inmortal película Los dioses deben estar locos, ningún dispositivo que haya salidod e la cabeza regia de Negroponte y sus inyeñeris, haya pasado por las manos impolutas de nerds y techies que jamas se ensuciarán nada en el Tercer Mundo, tiene la mejor posibilidad de funcionar en estas pampas y latitudes.

Apuntando en la misma dirección los críticos insisten en que habiendo sido la OLPC diseñada en otra constelación cultural y obedeciendo a formatos top-down es posible que la OLPC sirva finalmente para lo que se quiere y no se quiera para lo que finalmente logre hacer.

Por suerte los críticos no se quedan (como los ubamarxistas) en meros noes y hacen propuestas acerca de como debería ser el ciclo de desarrollo de la OLPC en versión XO-2 e indican los caminos a seguir: 1) armar un script de una situación de aprendizaje de alguien que esté usando el dispositivo, 2) hacer un escenario en video de baja calidad de 2 minutos que ilustre las situaciones y el dispositivo, 3) poner en línea el video y linkearlo al OLPC News. Y muestran un par de ejemplos en que están pensando como modelos de prototipeado- tales como Designing with moving images o Audio encyclopedia.

La paradoja de diseñar innovación

Lo llamativo del asunto es que aunque coincidimos con las ventajas del diseño participativo -y sus concecuencia spueden comprobarse en la mas de media docena de libros de Norman en particular el primero La psicología de las cosas cotidianas– en el caso educativo no creemos que avanzar en la dirección indicada por OLPC News hubiese sido la movida correcta.

Plantearse diseño participativo en este área es caer preso de las gramáticas escolares y seguramente implicaría un reduccionismo letrado y una recaída en la pedagogía tradicional que es lo que estos dispositivos quieren evitar y contrarrestar -y sobre el tema hemos abonado mucho en este weblog.

El problema es serio y las criticas son bienvenidas. Pero la solución propuesta, imaginar que a través de un diseño participativo se encontrará la mejor forma de remozar las estrategias pedagógicas no resiste el mas mínimo análisis. Porque de lo que se trata aqui es de diseñar innovación, no de adaptar las máquinas a los usos tradicionales. Y hasta ahora que sepamos no hay muchos ejemplos en donde dejando todo como está y preguntándoles a los usuarios (en particular a los docentes mas que a los chicos) cómo serian los usos mas útiles de las máquinas, el resultado devendría innovación educativa.

Lamentablemente los ejemplos que hemos visto hasta ahora en del uso de las OLPC y las Classmate en entornos reales (prototipos) dejan bastante que desear, y si bien confirman la ingenuidad de las no-propuestas pedagógicas de OLPC, no por ello le dan la razón a sus criticos quienes lo unico que quieren hacer es subordinar los dispositivos a las propuestas tradicionales y de paso convalidar modelos de negocios preexistentes.

Poniendo huevos teóricos cuando en realidad estamos hablando de política y de negocios.

La verdad que estamos en una situación bien difícil. La educación tradicional hace agua por todos lados. En ocasiones algunos teóricos mas lúcidos que el común -es el caso de Inés Dussel y Mirian Southwell en el dosseier Los nuevos alfabetismos del Monitor Argentino nº 13 (AGosto 2007)- admiten la especificidad e irreductibilidad de las alfabetizaciones no convencionales (audiovisual, digital) como complemento y hasta superación de la lectoescritura: la razón de ser (ontología) de la escuela durante mas de dos milenios.

Pero cuando se plantean proyectos como los modelos uno a uno y se empieza a indagar como sería su implementación masiva, lo que vemos son aflorar mil y una críticas, y ahora aparece esta de objetar el carácter productocéntrico -ignorante del usuario- y hasta xenófobo (¿porqué qué otra cosa es sostener que OLPC debería estar en Nigeria o en Uruguay en vez e en Boston?)

Decididamente -como insitíamos al principio- si algo singulariza a este proyecto es el de convertirse en pantalla proyectiva de los intereses, deseos y expectativas de corporaciones y de nuevas industrias, de concepciones tradicionales y de contrapropuestas innovadoras, de intentos de sostenimiento del status quo y de renovación osada y al tun tun -todas mezcladas discepolianamente.

Es parte de una lectura irreduccionista y sensible a la complejidad contradictoria de demandas y ofertas que finalmente nunca lograran satisfacerse por igual (porque el tema de la adopción de modelos 1 a 1 es fundamentalmente político no ingenieril ni educativo) continuar identificando en estos escarseos y puestas a punto los costos/beneficios y la puntos de quiebre de estrategias transformadoras, mal que le pese al inmovilismo de críticos, creyentesy devotos del libro y la lectoescritura, y a las declamaciones rupturistas de ilusionistas y de fundamentalistas digitales.

Publicado enDiseño

Un comentario

  1. Daniel Daniel

    Coincido sobre la paradoja de «planificar» la emergencia de lo nuevo, pero si hablamos de «modelos caóticos» me encuentra encontrar el atractor extraño del proyecto OLPC que parece construirse en base a intervenciones ni planificadas ni azarosas, no faltó un documento sólido de inicio que la enmarcara en un abordaje epistemológico claro? No es lo mismo lo que devenga que lo que salga….

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