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Día: 26 febrero, 2004

Federico Peralta Ramos, un boomerang que no quiso volver porque se encontró con Dios

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Alguna lectora querida se ofendió por nuestra caracterizacion del gagaismo alfonsinista y nuestra extensión de esa pusilanimidad al resto de los radicales. Tiene razón. No es lo mismo ser cubito que iceberg. Aunque mas constructivamente lo mejor que nos podría pasar es que en vez de tener que des o pro alfonsinizarnos/menemizarnos, etc. nos convendría peralta-ramismizarnos. Federico Peralta Ramos (aquel boomerang que no quiso volver porque se encontró con Dios) es una de las grandes pequeñas leyendas del circuito artístico argentino: serruchó sus cuadros porque no pasaban por la puerta de una galería, dilapidó una beca Guggenheim organizando un banquete para sus amigos en el Alvear, se internó en un neuropsiquiátrico para evitarse un juicio por comprar sin dinero en una subasta, fundó una religión y supo ser el centro del Florida Garden, la Galería del Este y cuanta boîte pisara. Federico -una suerte de Marcel Duchamp porteño- proclamó la imperiosa necesidad de vivir en arte en una Buenos Aires de cerebros de aldea, se irguió como ciudadano espiritual del universo, fundó la religión Gánica, que básicamente consistía en hacer siempre lo que uno tiene ganas y cuyos mandamientos rezaban creer en el gran despelote universal, no mandar, no endiosar nada, regalar dinero. Todas sus huellas son desopilantes y re-fundadoras. Su gigantesco huevo realizado en yeso, madera y metal del Premio Nacional de 1965 en menos de treinta minutos comenzó a temblar y a estremecerse frente al alelado jurado… y luego estalló. El peralta-ramismo –aquella particular disposición del espíritu– nunca tendió un puente con otras tendencias artísticas, ni con teorías ni movimientos formales. Pero si alguna vez reconoció su interés por otro artista, fue por Alberto Greco -veta que merece mas exploración. Ah si como de costumbre nos perdimos la antológica muestra de Federico el Grande que se desplegó entre el 4 de septiembre y el 2 de noviembre del 2003 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. El boomerang volverá, por suerte.

Excelente caracterizacion del Duchamp criollo a cargo de María Gainza

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