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Hay mas de 10.5 millones de chicos que van a la escuela y que no quieren ser parte del show

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Tragedias flotantes

La tragedia aflora donde menos lo esperamos. La pulsión de muerte que la civilización empecinadamente quiere reprimir se desborda y se conjuga de las maneras mas variadas, imprevistas y siniestras.

Hay muertes y muertes, y hay matanzas y matanzas. Hay festejo de la muerte, días de los muertos y culto de la muerte. Pero también hay un partido por la vida, una alegría de vivir y casi siempre esta alegría encarna en los jóvenes.


En el formato morboso que lo caracteriza Eduardo Feinman en su noticiero nocturno de anoche se sorprendía de que el asalto norteamericano a la ciudad sunnita de Samarra -que termino con 110 muertos islámicos y solo uno norteamericano- se pareciera tanto a La Caída del Halcón Negro. Como siempre su (ausencia) de reflexión empezó y terminó con la comparación fácil y hasta graciosa, en vez de reverberar en la tragedia y muerte que supone esa guerra no declarada, esa invasión unilateral que va detrás de los petrodólares en nombre de una travestida democracia.

Prácticamente no hubo un solo comentario desde que el martes se desató la tragedia en Carmen de Patagones que no evocara ese tono moralista, chabacano, paternalista y culpabilizador como el que cada noche nos desgrana el Feinman «malo» (en contraposición a su primo «bueno» que escribe en Pagina/12), frente a cualquier hecho, desgracia o acontecimiento que lo que mas merece es el distanciamiento critico, el silencio preparatorio de la reflexión y la culpa compartida. Porque cuando cosas como estas pasan (en especial lo de Patagones) habría que ser muy cínico (sobran de esos y el Feinman malo es uno de sus portaestandartes), especialmente en los medios, no nos cabe duda para tirar la primera piedra.

Por eso regocija el abrazo que cerca de mil chicos le dieron al Hospital Zatti en Viedma en donde están internados los heridos convalecientes del ataque del martes, todos compañeros de Rafael «Junior», y también nos alegra que los chicos del 1B de la escuela nº2 Islas Malvinas, después de una reunión con psicólogos -que también deberían prestarle asistencia a Junior, otra víctima, y con el gabinete del Ministro provincial Mario Oporto instalado en Carmen de Patagones, decidieran (con grados diversos de aceptación) volver a las clases el lunes.

Bombardeo mediático-chabacano

Porque entre el martes y el viernes tuvimos nuevamente que soportar el bombardeo mediatico, la sopa de interpretaciones banales, la búsqueda de la víctima fácil, la casa de brujas semanal, y aunque algunas voces se abstuvieron y otros -en especial los docentes del montón y los alumnos compañeros o no de los afectados- tuvieron mucho mas tino que los agoreros, los charlatanes mediáticos nuevamente hicieron su agosto.

El inventario de sandecesque circuló esta semana nos recordó cuanta falta nos hacen Arturos Jaureteches modelo 2004 en este país enrarecido y desquiciado. De pronto las radios, TV y diarios se inundaron de opiniones personales superficiales, exhumaron teorías geográficas perimidas acerca de la etiología de la maldad humana, y sobretodo -proviniendo exclusivamente de voces adultas- lo que traslucía en los diagnósticos y condenas era la supina incomprensión de esta etapa tan violenta que es la adolescencia, en un lugar especialmente violento como es la Argentina post-default, en un mundo tan violento como es el del fin del petróleo y el de la hegemonía militar norteamericana a cualquier costo.

Dime de que alardes y te diré de que careces dice el refrán. Y como siempre se aplica donde hay mucho ruido y pocas nueces. Lo que la mayoría de esas opiniones adultas expresaba no era la lucidez o su declaración de incompetencia, sino la necesidad de develar rápido lo inexplicable para apaciguar ansiedades y temores o, tal vez, para confirmarlos.

Bien dice J. M Pasquini Duran en Manías ) que este es uno de los modos que usamos los grupos humanos para revisar nuestros hábitos y prácticas, hasta nuestras teorías culturales, lo cual, a mediano o largo plazo, puede mejorar la convivencia social, incluso en el ámbito intrafamiliar.

Pasquini cita al viejo pero siempre actual Freud de 1910 que insistía en que la escuela secundaria debe conseguir algo más que evitar el suicidio de los adolescentes. Debe suscitarles el goce de vivir… aunque ya no lo lograba entonces -preparando como estaba a decenas de millones de jóvenes para ser sacrificados en las dos hogueras de la primera y segunda guerra mundial, lo que paso el martes en Patagones, lo que paso en Columbine y lo que paso en Beslan hace 3 semanas, lo que puede llegar a pasar en cualquier momento en cualquier lugar, revela que la escuela secundaria (entre tantas otras instituciones) no esta suscitando este goce de vivir. Pero esta escuela na cayó del cielo. Foma parte de una sociedad inequitativa y ninguneadora donde el homo economicus hace rato que maneja los tiempos y los modos y del cual un 60% de la población está marginada -aunque este estrato social no haya sido el protagonista de la tragedia.

El dramatismo de la situación es un revelador y un síntoma. Un testimonio y una indicación. Exige una revisión a fondo de valores y costumbres, de compromisos y de expectativas. Es una oportunidad única para que una sociedad, ayudada por esos mediadores de interés general que (deberían ser) son los medios (incluyendo ahora a los digitales extrañamente bendecidos a mansalva en su formato weblog por los periodistas del papel como Mario Diament ) examine su alma, diagnostique sus pesares y revise sus procedimientos y objetivos.

Trotamos de escandalo en escándalo

Pero los medios masivos son incapaces o no están interesados en un autodiagnóstico que podría costarles caro (en perdida de lectores, en saboteo de sus anunciantes o directamente en parálisis al revelar que la desnudez del emperador es la suya propia).

Los medios y algunas usinas de rumores y temores convierten al drama en escándalo. Saturan la paciencia e instalan un miedo siempre renovado que exige cambiar de agenda y de canal a la brevedad. A tres días de la masacre ya vuelven los viejos fantasmas de la mano de Blumberg (hoy opacado como nunca, pero siempre a un tris de resurgir) y los secuestros de la bonaerense, o la actualidad se agitan en otras latitudes (con la aceptación o no de bonistas, la presión del G7 o un canciller chileno desbocado).

Trotamos de escandalo en escandalo y mientras tanto la gran parte de la población no tiene ni arte ni parte. Su única elección es ser víctimas o victimarios. Como si todo diera lo mismo o como si todo fuera igual. Y no es así. No es lo mismo vivir bajo Menem que bajo de la Rua. Aunque las dos hayan sido opciones nefastas. No es lo mismo vivir bajo Duhalde o Kirchner (como lo deja bien en claro Félix Luna ) aunque haya mucho que pedirle y llevarle a nuestro presidente aun. Y no es lo mismo que gane Bush o Kerry como sugieren alguno vivos.

Porque aunque Kerry sea la corporación -como bien decía Norman Mailer hace una semana atrás en Radar– hay corporaciones y corporaciones. No es lo mismo el capitalismo renano que el predador norteamericano. No es lo mismo Kerry, una paloma, que Bush un halcón que incendio el mundo y de continuar 4 años mas quizás lo haga explotar.

Por eso tampoco es lo mismo como se trato la tragedia de Patagones en general y como algunas ricas excepciones -de las cuales aquí daremos tres contraejemplos- muestran que otras lecturas son posibles (y deseables) y que es mucho mas lo que podremos aprender de la distancia critica y de la reflexión que del bombardeo mediatico. Sobretodo en contextos de flexibilidad interpretativa como estos.

La familia judicial exorcisa rápido

Habían pasado escasas 48 horas desde la masacre y la familia judicial se expresaba a través de la jueza Alicia Ramallo que revelaba que Rafael (el homicida) tiene síntomas obsesivos y fobicos y que quedara internado

Para la jueza Ramallo que brindó una conferencia de prensa con autorización de la Suprema Corte provincial. el chico Reconoció lo que hizo y está arrepentido. Para oír explicaciones y tranquilizar conciencias propias y ajenas la jueza explicó que el autor de la masacre de Carmen de Patagones tuvo un cambio hace dos años, destacó que tenía aconsejado un tratamiento que aún no había comenzado y aclaró que no hubo un detonante del hecho.

Según los primeros informes de los peritos en los últimos dos años cambiaron las conductas habituales de Rafael, tuvo un descenso en el rendimiento escolar y aparecieron comportamientos poco usuales: mostró rechazos hacia los hábitos y costumbres propias de las personas de su edad.

El chico tendría una probada patología de base, que descarta su internación en un instituto de menores y lo llevara a ser confinado en una comunidad terapéutica o en una clínica psiquiátrica.

Quizás lo mas interesante del comentario de la jueza de menores fue exculpar al padre/prefecto del chico que según las pericias no seria un padre autoritario, aunque por los problemas psíquicos, el jovencito podría haberlo visto de ese modo.

La jueza también morigeró la responsabilidad de los padres sobre el asunto del arma al insistir en que el arma en la casa cumplía con el reglamento de su fuerza y que en una propiedad muy humilde no hay como mantenerla lejos de la manos de un adolescente despierto decidido a utilizarla para lo que mejor le guste .

De acuerdo a estos comentarios ni la relación con sus padres ni con sus amigos habría tenido algún rasgo típico que el martes actuara como detonante. Y en tren de dar explicaciones el suceso se habría producido como consecuencia de una multiplicidad de factores intervinientes que concluyeron dando este resultado: factores de órdenes psicológicos individuales, familiares y sociales.

Demasiada variedad de explicaciones posibles. Cualquiera. Todas. Demasiada facilidad para salir del estado de shock y de la conciencia de los actos, aunque fuera del horizonte de la imputabilidad (aunque si Blumberg pudiera hacer mas podría encerrárselo para siempre), y sobretodo demasiada facilidad para dejar entrar al policía psiquiatrico y al medico anatomo-patologico en el rincón del deseo.

¿Que hará el juzgado aconsejado por los expertos ahora? Nada mas y nada menos que generar un psicodiagnóstico, exámenes de laboratorio y encefalogramas. Entre el equipo que esta detrás de esta caza del motivo (nada que ver con la del Snark de Lewis Carroll) se encuentra Ester Romano, médica psiquiatra, para quien el encefalograma demostrará si su cerebro manifesta algún estado de desestabilización frente a un estímulo. Los peritos buscan establecer si su estado se encuadra en un caso de borderline, donde el contacto con la realidad permanece indemne o de una patología más grave de pre esquizofrenia.

Mono-, multi y chanta-causalismos

Pasamos así en dos pasos mas que rápidos de los charlatanes a la ciencia a dura y pura. De las explicaciones monocausales a las multicausales. De asignarle la culpa al medio o a las interacciones, a responsabilizar a la corteza cerebral o al genoma humano. De la incomprensión a la comprensión mas plena y evidente. Menos mal que Michel Foucault se murió hace 20 años, porque si hoy estuviera vivo debería desdecirse de todos y cada uno de sus asertos acerca de la vigilancia y el castigo y de l a criminalizacion y la psiquiatrizacion a destajo.

Por suerte una segunda interlocutora que nos ayuda a no creernos tan fácilmente ni una cosa ni la otra es Susana Viau quien en su nota La parte de la jungla a la que el bisturí no llega , parecería estar previendo la movida del juzgado y de los peritos y dudando -igual o mas que nosotros- de que va toda esta escenificación.

Susana también refuta a lo medios y a la entente movileros- pensadores profundos como Eduardo Feinman que a través de una semiología sui generis atribuyeron la masacre a una serie de indicios (el mejor estilo del paradigma indiciario de Carlo Giznburg) que encerrarían la claves de la tragedia.

Inscripciones en un pupitre, gusto por el neobarroco usando vestimentas negras y escuchando a Marilyn Manson, música «de culto», con la astuta intención de sugerir fantasías satánicas en el «chico asesino» (cuando hasta hace poco Junior solo escuchaba cumbia villera y cuando todos al adolescentes de su grado usan pantalones negros cargo, casi un uniforme generacional).

Tanto la explicación movilera como la psiquiatrica, exhiben síntomas muy diferentes de lo que dicen estar hablando. Creen hablar de un adolescente loco pero no dicen de la locura de lsa interpretaciones. Quieren exorcizar sucesos imprevistos, fatales incomprensibles, bajo la patina de una causalidad o racionalidad decimonicas que han hecho agua por todos lados.

Viau lo dice mil veces mejor que nosotros. El desquicio de Carmen de Patagones, abrió la puerta a una revelación: la gente madura ha escondido bajo una montaña de basura tranquilizadora el recuerdo del chico que fue. Ha sacrificado al adolescente real en el altar del adolescente ideal.

Pero ella introduje un gajo hasta ahora invisible. ¿Repudiar el hecho hace sentido? ¿Se pueden repudiar los terremotos? ¿Especialmente ese que se desato en la pobre cabeza de Junior? Sus preguntas son lacerantes y contundentes ¿Un pequeño incidente despertó el volcán que creían apagado? ¿Una lastimadura insignificante hizo sangrar a raudales la herida que recorría su biografía? ¿Qué desequilibró la estructura de ese muchachito introvertido, buen alumno, sobreadaptado? ¿Qué vulneró la quietud inquietante?

Y su conclusión es mucho mas dura y terrible aun que sus atinadas pero insólitas preguntas -a contrapelo de los medios verdura. Porque nos produce terror que no haya una única respuesta, ¿verdad?

Y sobretodo Susana marca con precisión que los únicos que mostraron desde el principio piedad y comprensión con Junior, condenado hasta por su apodo a ser nada, excepto hijo, o joven son las víctimas, los compañeros y el padre de uno de los heridos.

Terrible lo hecho, absurdas las interpretaciones. Nuestra argentinidad trasluce en la barrabasada y en la velocidad para ignorarla o anularla sometiéndola a una anomalía salvaje.El final de la nota de Susana Viau deben leerlo ustedes mismos porque es a la vez feroz y poético.

Que el horror no traspase la capa de cultura

Ojo aquí no se trata de ver ninguna heroicidad (como la del compañero que se tiro encima suyo y recibió cuatro balazos) en lo que probablemente sea una tragedia a múltiples voces, pero concordante con esta visión han sido alumnos y alumnas las que han dejado testimonio escrito: «Somos estudiantes de 5º año del secundario y a nosotras nos conmovió este acontecimiento como a cualquier otra persona. Para nosotras se trata de un caso muy difícil de tratar, ya que no se sabe cual pudo haber sido el problema que vino acarreando el niño para llegar a esa situación en contra de sus compañeros. No justificamos la acción del niño por que no es una forma de actuar frente a un conflicto de cualquier indole, creemos que la mejor forma de solucionar algo es HABLANDOLO.» publicado por Sofia Ramos y Gabriela Gamen. Instituto Jean Piaget (SALTA CAPITAL) en el weblog de educ.ar

En ese mismo espacio de innovación docente, muchos docentes vehiculizan su frustración, su temor, su impotencia y remiten a otros hechos dolorosos. Y si se alejam felizmente de la consideración mediatica, en sus operaciones de culpabilizacion, búsqueda monocausal de motivos, etiología restringida y mas que ninguna otra operación el recorte del contexto.

Los medios están empecinados en que el hecho aislado se vea en toda su dimensión teratologica y monstruosa. Que no contamine, que no exude, que ni traspase. En otro enfoque polémico y radical De masacres que retornan de nuestro querido Juan Carlos Volnovich el análisis extiende la mirada, aumenta el radio de la reflexión y ubica esta tragedia (como muchas mas que nos esperan) en un arco que tiene su origen en los años 70, cuando comenzó la matanza de los inocentes y cuando se decidió que la vida valía poco y nada.

Tal vez sea mas fácil recuperarse del default económico que del moral o psicológico. En esta relectura todas las explicaciones facilistas, inmediatas y obvias son dejadas de lado.

La tragedia aquí no se reduce a nada. Ni Carmen de Patagones es Columbine, ni es un efecto no deseado de la globalización, ni se trata de la responsabilidad individual tratable psicológica o psiquiatricamente… todas estas explicaciones unicistas para que podamos dormir un poco más tranquilos son sistemáticamente dejadas de lado.

Esto tampoco se arregla bajando la edad de imputabilidad para que los criminales juveniles aniden en las cárceles, ni tampoco echándole la culpa a los inconscientes que dejan armas al alcance de la mano. Ni tampoco podremos escaparnos por la tangente echándole la responsabilidad a la escuela (o al sistema educativo) que, antes que enseñar, cada vez más se parece a un aguantadero de delincuentes, niños violentos que ejercitan la crueldad con otros niños, que hostigan a los docentes cuando no, espacio privilegiado para tomar a los niños y a las niñas como víctimas de maltratos corporales y abuso sexual.

Si es por echar culpas también podemos hacerlo con la sociedad que fabrica monstruos, o con la economía que les roba el futuro a las nuevas generaciones

La lista de la explicaciones fáciles que no funcionan continua y Juan Carlos Volnovich las destruye sin prisa ni sin pausa. Pero si todo este arsenal de pamplinas repiquetea en los medios alardeando narcisos y tranquilizando conciencias es por algo mas. Por eso no sabido o reprimido.

Porque la tesis fuerte de J.C. Volnovich es que los hechos traumáticos, los traumas sociales, si no se elaboran, si se silencian y se encubren, retornan una y otra vez. Y lo hacen a la manera de síntomas sociales. Y para el entonces, la masacre de Carmen de Patagones refleja en diferido, telescopeando temporalmente a otra ciudad del Sur, mucho mas abajo, siniestra que se llamo Trelew, que vivió la primera masacre juvenil contemporánea que todavía nos tiene envueltos en su mortaja mortuoria.

El retorno de lo reprimido

Fue allí en la Base Almirante Zar donde el entonces capitán Sosa entró, ametralladora en mano y con una sola ráfaga asesinó a dieciséis jóvenes para pasar revista después, y rematar con un tiro de gracia a los que habían quedado heridos.

Como bien dice J.C. Volnovich, Rafael S. es un niño que seguramente nada sabe de lo que el 22 de agosto de 1972 sucedió allí y mucho menos quién era Sosa. Pero justamente por eso, porque nada sabe, porque nosotros, gracias al encubrimiento de la Marina y del cortejo de imposturas legales que la acompañó, nada sabemos acerca del destino de Sosa, es que Sosa reaparece como fragmento encarnado en Rafael para reeditar el espanto que no supimos, o no pudimos, procesar de otra manera.

Les confieso que la primera vez que leí esta nota me quede consternado. ¿Raro no? Porque si hay alguien que mezcla la Biblia con el calefon sin tapujos ese soy yo. Y sin embargo la analogía me pareció traída de los pelos -y eso que a J.C. le quedan bastantes.

Por nada esta mas alejado de J.C que luchar contra el reduccionismo introduciendo un reduccionismo de signo contrario. Probablemente no haya una causalidad interpretativa inmediata entre este trauma y ese que segó la vida de 16 jóvenes hace 32 años. Aunque pensándolo mas fría y seriamente, y sabiendo algo de topología y de geometría no euclidianas y de que la distancia entre dos puntos no es necesariamente una recta, lo que propone J.C. merece muchas mas consideración. Un punto de partida obligado es volver al Tomas Eloy Martinez deLa pasión según Trelew, Alfaguara) x, quien fue el primero en auscultar en ese horror.

Porque -siguiendo también a J.C.V es mucho mas probable que el retorno de lo reprimido se haga presente en las masacres, que encontrar con un bisturí el linfocito acanalado que determina a la esquizofrenia y que acalla todas las preguntas -como me quisieron hacer creer en el hospital Braulio Moyano en el año 1970 cuando me disfrace de medico y cursé como oyente la materia de psiquiatría en la UBA

La ultima ayuda de nuestros amigos es una corta nota que salió -también en Pagina/12, por algo será que no he incluido otras referencias en este racconto (aunque alguna de Victoria Tati en Clarín lo merecería)- y se trata de La tragedia en los medios de Daniel Santa Cruz a quien le he robado el titulo de esta editorial

Daniel también descarta -como antes lo hicieron Pasquini, Viau y Volnovich- el etiquetamiento -en el peor estilo denunciado por Goffman en Estigmas– de los sucesos luctuosos recorriendo, el espinel completo que va desde lo policial a lo psiquiatrico, de lo social a lo psicológico, desde loe económico a lo existencial

Daniel -insiste y el único propósito de esta nota es machacar sobre lo mismo- que hablar en los términos en que lo ha hecho masivamente al prensa -rescatando la s intervenciones aquí incluidas- puede resultar confuso y peligroso y que la violencia escolar no es un hecho aislado que pueda tomarse por sí mismo para ser analizado: la violencia existe, en todo caso, en la sociedad, y se manifiesta en distintos ámbitos.

Por eso desde nuestro espacio ene educ.ar y desde este espacio que nose s tan caro quisimos parar un poco, mirar, escuchar a aquellos que saben (aunque a veces no tienen las credenciales que deberían, ni son los mimados del star system) y aprender por fin que para tratar estos temas hay que resguardar a los chicos, proteger sus derechos, escucharlos y no exponerlos a situaciones adicionales de conflicto o temor.

Que también los padres y los docentes estamos metidos en este berenjenal y que difícilmente ninguno tenga la precisa. Y que si bien el episodio es un emergente de lo que se trata es de respetar a las víctimas, y de ayudar a sus padres a elaborar el duelo en la intimidad de sus familias, y a intentar reconstruir sus vidas a partir de este momento.

El lunes habrá clases en esa escuela ya nada era igual. Y tampoco debe serlo. Porque creer que aquí no ha pasado nada (salvo un festín de horror para los medios que viven de promocionarlo, porque la gene los consume) seria no haber aprendido nada.

La verdad que en medio el dolor y de la comprensión nos alegra que los padres y los docentes la tengas mucho mas claro que los incomunicadores y que los carroñeros de las emociones ajenas de siempre.

Otras referencias

Una inmensa consternación Por Enrique Valiente Noailles

La regla no es lo atroz: es la idiotez Por Orlando Barne

¿La masacre puede volver a ocurrir? Silvana Boschi y Claudia Savoia

¿Que habria que hacer para que no haya otro Junior? Contestan chicos de 10 a 12 años

Publicado enVida Cotidiana

Un comentario

  1. Augusto Augusto

    Yo pienso que los contextos sociales del adolescente argentino están duramente entrelazados con una cultura y forma de sentir que puede traducirse en violencia simbólica hacia el afectado (que en primer lugar es una «victima encubierta» para luego transformarse en el «asesino» dado el caso) muy propia de las constantes desigualdades casi de todo tipo y la ignorancia como filosofía de vida,que constantemente se ponen de moda,como escribir artículos en la web,contradictorios casi hasta el paroxismo,como las opiniones de esas dos alumnas provenientes de un colegio (privado) en donde allí la falta de higiene mental prima sobre cualquier concepto que Piaget pudiera haber establecido y que por la misma razón ese tipo de establecimientos están propensos a tener potenciales «juniors» en sus aulas.

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