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Elfriede Jelinex. El Nobel no la acallara

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Esto de los premios Nobel viene medio retorcido. Primero porque sabemos que en la historia muchos que se lo merecían no lo recibieron. Por lo que a veces el Nobel parece mas escogido por APTRA -y sus absurdos Martin Fierros- que por el comité selector de la Medalla del Congreso de USA (aunque parece que Aznar también hiza buen lobby para comprarla aunque tuvo que irse a su casa a destiempo). Después de todo el premio no beneficio ni a Kafka, ni a Borges, ni a Joyce ni a Faulkner.

Ademas porque los que lo reciben muchas veces ni se sabe que son y no solamente por miopía cultural. Por ejemplos ¿conocen ustedes a los premios nobeles de 1996 Wislawa Szymborska, 1986 Wole Soyinka, 1961 Ivo Andric, 1955 Halldór Laxness? ¿Creen que tiene algún sentido que se lo hayan dado a 1953 Winston Churchill?

Al revés en los últimos 20 años se lo han dado a gente merecidisima como fue el caso de 1999 Günter Grass; 1998 José Saramago; 1997 Dario Fo; 1990 Octavio Paz; 1989 Camilo José Cela; 1983 William Golding; 1982 Gabriel García Márquez o 1981 Elias Canetti

Y no necesariamente en estos casos -pero si en los mas extravagantes o de autores bastante menos conocidos- fue solo gracias al otorgamiento que nosotros nos anoticiamos de su existencia, aunque nuestra lejanía de la literatura no se vio modificada por el galardón.

Sin embargo este año paso algo distinto. Se lo dieron a Elfriede Jelinek -la décima mujer en recibirla en la historia del Premio- que es una provocadora de verdad -como bien lo dijo en una reciente nota Rubén Szuchmacher en La Nacion .

Para este excelente director nuestro, Jelinek es la política hecha acto. En un mundo que ha decidido hacer de la política un objeto prescindible, opone una actitud militante. Pero no a la manera de los años 60 y 70, los años de su juventud, en la que fue activa partícipe de los movimientos políticos austríacos, sino con la perspectiva del que sabe que este mundo no quiere hacer política, que la inmensa mayoría de las personas prefieren abandonarse a la lógica económica neoliberal y sus estrategias (nefastas) de futuro.

La premiada no se dedica a hacer meras declaraciones en algún diario protestando por un hecho en particular. Sus acciones son obras, novelas, guiones para películas, intervenciones, discursos, gestos poco frecuentes en la vida cultural europea, como el de prohibir que sus obras se representaran en Austria, cuando la coalición de derechas encabezada por Jörg Heider llegó al gobierno en 1999.

El director argentino que de casualidad se topo con una traducción francesa de Cuando Nora dejo a su marido se obsesiono con la obra y no paro hasta adueñarse de la autora y de su clima. Y lo que encontró lo entusiasmó cada vez mas.

Durante el montaje leyó sus otros textos, con el fin de encontrar más claves de su estética. En Clara S, una tragedia musical, Jelinek deconstruye el personaje de Clara Schumann; en Totenauberg, expone con crudeza un diálogo entre Hannah Arendt y Martin Heidegger; en Burgtheater inventa un dialecto para denunciar a dos actores del teatro nacional austríaco que habían trabajado en películas nazis y que luego siguieron trabajando tranquilamente en el teatro cuyo nombre es el título de la pieza, la sala más importante de Viena.

Que la mujer es una radical de veras se ve en su forma de acercarse al teatro donde dice lisa y llanamente que lo que a todos los autores los atrajo siempre, a saber el deseo de crear vida a través del teatro, es precisamente lo que ella rechaza

Ella quiere despojar al teatro de la vida, y en definitiva decide que no quiere teatro. Lo que no quiere decir que dejará de escribir teatro sino que no le interesa escribir para el teatro, es decir para ser representada. Para ella el teatro ni es, no debe ser, y es bueno que no sea el espejo de la vida.

Como siempre me perdí esa puesta actuada por los increíbles Ingrid Pellicori, Horacio Peña y Alberto Segado.

Algunos párrafos aquí y alla, alguna entrevista y algún comentario que pesque hasta ahora de Jelinek son apenas pespuntes o atisbos de la fuerza arrolladora que esta mujer es. Pero cada uno es de una contundencia y de una fuerza que hace temblar.

No sabia nada de esta mujer hasta qe le dieron el Premio Nobel. Por supuesto que lo ignoraba todo de ella, tanto como dea mucho de miles de talentos que no obtendrán las candilejas de la fama. Pero que de tanto en tanto la Fundación Nobel se anime (como lo hizo hace no mucho con Dario Fo) a incluir a estos personajes insobornables es un favor que le debemos y un agradecimiento que se merecen.

Jelinek provoca y molesta siempre, para que nadie se quede tranquilo, para que el arte no sea cómodo, para que lo que se estabiliza se ponga en movimiento, para que la sociedad cambie. Pero esta vez lo ha hecho desde un premio y manifestando abiertamente su fobia social. Como en sus años de juventud, Elfriede Jelinek propone la revolución para que el mundo sea, de una buena vez por todas, más justo. Y de paso ella se baja adonde quiere.

A pesar de que la pagina oficial de la Fundación Nobel incluye al banquete de agasajo entre sus regocijos constitutivos, Jelinek (como lo hizo Sartre en su momento que rechazo el premio, lo que no e sel caso de Jelinek) no ira a recibirlo. Pero ni siquiera de este desentendimiento hace gala ni ostentación. Hasta en eso es rebelde con causa. Querida Jelinek bienvenida a la galería de mis seres queridos y eso que cada vez tengo menos y muchas veces exilio a otros que crei alguna vez indispensables.

Publicado enPolítica

4 comentarios

  1. quisiera que pongan mas informacion sobre los premios nobeles, un tanto mas actuales por lo menos de los ultimos 10 años.

  2. El momento en que uno se encuentra con un artículo que dice casi trigonométricamente lo que uno quería decir, el lector se siente atrapado. Éste es el caso. Claro que sí, bienvenida Jelinek, definitivamente. Parir las palabras, nos dice Elfriede; mientras éstas, tozudas, se niengan a hacerlo, y la incomodidad del mundo no desaparece, y nuestra sed sin origen nos angustia, y el sueño se transforma en pesadilla y viceversa, en una calesita sin sombras, porque mal que mal, está la piel de la que amas, a la luz de la ominosa guerra. Bienvenida.

  3. El momento en que uno se encuentra con un artículo que dice casi trigonométricamente lo que uno quería decir, el lector se siente atrapado. Éste es el caso. Claro que sí, bienvenida Jelinek, definitivamente. Parir las palabras, nos dice Elfriede; mientras éstas, tozudas, se niengan a hacerlo, y la incomodidad del mundo no desaparece, y nuestra sed sin origen nos angustia, y el sueño se transforma en pesadilla y viceversa, en una calesita sin sombras, porque mal que mal, está la piel de la que amas, a la luz de la ominosa guerra. Bienvenida.

  4. luis luis

    q pongan todos los ganadores de los nobeles para asi estasr mas informado

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