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Vivir en Paris cuando se era muy joven

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lo más interesante para mí de esa fuente de inspiración que es la lectura se encuentra en el hecho de que la literatura es una forma muy interesante de la utopía porque es la elaboración de un mundo posible que, además, nos avisa de que la manera en la que existe ahora la realidad no tiene por qué ser la única posible(Enrique Vila-Matas)

El titulo era atrapante de por si París nunca se acaba (Anagrama, 2004). Y hacia eco invariablemente con una novela que leí hace añares de Ernest Hemingway que en inglés se llama A moveable feast y que fuera traducida -seguramente para acoplarse a este nuevo titulo- como La fiesta interminable.


Un libro con un titulo así, para un persona, como yo y tantas otras, que vivimos antes o cerca de los 20 años en Paris era una tentación envenenada. ¿Quien podría dejar de leerlo? ¿Quien podría dejar de compararse con sus dichos y sus actos? ¿Quien podría eximirse de recordar esa época tan maravillosa y al mismo tiempo tan terrible (y eso que ya han pasado 35 años) de cuando nos creiamos todo y no éramos nada y de cuando suponíamos que lo podíamos todo pero no nos animábamos a casi nada?

Y encima cuando lo hacíamos no podíamos contarlo, y si nos animábamos en seguida nos íbamos al mazo porque lo nuestro no era nada comparada con la experiencia y el talento de los otros.

Allí un Hemingway no tan joven pone un epígrafe antes de llegar a la primera pagina que reza acerado, para quienquiera no haya cumplido 20 años y haya estado en París esta será siempre una fiesta inolvidable.

Recordé esa frase hace 6 u 8 años, cuando visite París por enésima vez y emergiendo del RER en Saint Michel me encontré con los mismos frontispicios, la misma fuente, los mismos rincones, los mismos sabores y olores que casi 30 años atrás cuando había vivido en París pero primera vez.

Pues bien con una habilidad que a mi me sobrepasa, con un estilo que tardo años en pulir pero que logro con esmero, con una capacidad por blindar alquimicamente la ficción con el documental Enrique Vila-Matas escribió en este libro algo que me hubiese gustado contar a mi, o mas aun haberlo vivido a mi.

Porque yo no puedo jactarme de haber vivido en una bohardilla que era de Marguerite Duras y haber cenado con ella varias veces. Aunque si puedo decirles que un ex-alumno como fue Damian Tabarosky, vivió en una buhardilla de Claude Levi-Strauss. Y que yo me quede a dormir mas de una vez en el estudio de Tomas Abraham que compartía con Viviana Hanono en la rue des Boulangers cerca del Jardin des Plantes.

Y tampoco puedo rivalizar ni remotamente con Vila-Mata frente a su fauna de conocidos y frecuentados. Porque entre ellos estaban nada mas ni nada menos que Roland Barthes y Paloma Picasso y tantos otros.

Aunque si miramos un poco el revés de relato nos damos cuenta de que Enrique es un consumado y habilidoso tramposo.

Porque es cierto que el se cruzo con Jeanne Moureau un dia por la calle. Pero a mi me paso lo mismo con Catherine Deneuve en los Champes Elysees.

Y tambien hay que reconocer que aunque el cruzo palabras con.. y recibió una lisonja irónica de Isabelle Adjani en su plenitud, yo también charle mucho con Michel Foucault, conocí a Julio Cortazar, mas de una vez tuve un mano a mano con Julio le Parc, asistí a seminarios con Eliseo Veron, Serge Leclaire, Gilles Deleuze, Jean Fracois Lyotard Michel Serres, y admire como el que mas a Monica Peralta Ramos cuando esta no tenia aun 20 años y era una de las musas, la mas bella del barrio y convivía con Manuel un gigante exiliado español.

El libro de Enrique Vila-Matas que, curiosamente no compré en Barcelona sino aquí en Buenos Aires, y que empecé a leer un par de veces para devorármelo finalmente en el avión, y en mi corta estancia de dos días y medio en Brasilia, me dio todo lo que prometía y mucho mas aun.

Aunque es incontable porque por algo el lo cuenta y no yo, me regalo al menos varias formas de contar esas historias vividas y a su vez de trasmitírselas a ustedes infatigables lectores de este news, que seguramente Enrique no tiene ni tendrá con la diferencia de que el ya se ha probado a si mismo (y a todos nosotros) que es un escritor consumado, aunque parece que su famoso libro La asesina ilustrada nunca salió publicado o tal vez si.

Pero basta de competir con ese escritor contumaz y pasemos a revisar con el anecdotas y momentos sublimes de ese Paris increible que fue el del ultimo tercio de siglo

Aqui no interesa mucho el artificio literario usado por Enrique para revisary reescriibir estos recuerdos. La historia de un escritor que todavia no publico su primer novela y que se vale de cualquier subterfugio para plasmar su intencion de ser famoso y leido a mansalva cuando sea grande.

Lo que si me fascino en el libro son por lo menos dos facetas. Una el montaje de historias y anecdotas, los cruces de personajes y los encuentros (tanto literarios como vividos) de gente que si no existio (aunque seguramente, si lo hizo) mereceria haber existido.

Lo otro que me encanto fue el progresivo detalle con que Enrique se va deshaciendo de su modelo acartonado, existencialista y nihilista de intelectual ventiañero para finalmente asumir, no su madurez pero si su capacidad de ver al mundo con ojos ironicos, (pero no cinicos,) y sobretodo su interes por dejar de lado la desesperanza y abrazar una vision mas alegre y suelta del buen vivir. Algo que recien estoy empezando a atisbar casi al mismo tiempo que el y para lo cual hay mucho aun que trabajar.

Claro lo que pasa es que París no se acaba nunca no es como a mi me gusto creerlo. mientras lo leía. un ensayo autobiográfico (el mío tal vez) sino una novela y por ello apareció en la colección Narrativas Hispánicas de la Anagrama. Aunque varios comentarios que leí en la web dicen exactamente lo contrario

Pero no me importa porque cada uno lee lo que quiere como mas le viene en gana y para mi París no se acaba nunca es al menos alguna de estas cosas, o todas a la vez, o ninguna.

Un inventario de citas geniales que comentan el intento esperado del narrador por ser alguien en el mundo de la letras.

Un diario de visita a París que todos hemos escrito en el papel o en las neuronas el tiempo que hemos estado allí. También en esta veta es un intento de explicarnos porque no pudimos dejar de vivir en París cuando lo hicimos, y porque no pudimos sino dejar a París cuando lo hicimos. Esta idea, como tantas otras, tiene su cita en el libro porque como decía John Ashbery citado por EVM después de vivir en París, uno queda incapacitado para vivir en cualquier lugar, incluido París (¿se podrá decir los mismo de Brasilia?, lo dificulto, aunque seguramente se aplica a Buenos Aires y por eso 35 años después de mi primer viaje iniciatico y vila-matasianamente a París sigo viviendo acá).

El libro es también la cronicaa del vagabundeo adolescente de todos nosotros que necesitamos de la aprobación de París (o de de Nueva York) para ser alguien en la vida o para merecer diseñarnos un futuro.

El libro es en si mismo una meditación dolorosa acerca del placer/dolor de la escritura, acerca de la imposibilidad de no pedir consejos para ser un gran escritor. y al mismo tiempo sabernos frustrados siempre porque el consejo recibido no merecería haber sido pedido nunca.

Y así hay varias lecturas y cruces mas que cada uno tendrá que hacer. Yo en cambio prefiero imaginarme que EVM vivió todas esas historias (incluyendo el cruce en la calle con Sollers, Kristeva y Pleynet el 9 de abril de 1974 antes de que se fueran a China con Roland Barthes y Francois Wahl), y me quiero atener, hilvanándolas, sin mayores comentarios a las mejores citas que encontré en el libro que merecerían otro, que por supuesto yo no voy a escribir.

» ¿Me entenderán ustedes si les digo que cuando mas se dice es no diciendo nada» (Graham Greene)?

«En la caza de la palabra justa, dos razas: la de los pajareros y la de los ojeadores: Rimbaud y Mallarme. El porcentaje de los segundos es invariablemente mayor, su rendimiento tal vez no admita comparación.. pero jamas regresan con piezas vivas» Julien Gracq hablando de Hemingway

«Vi la eternidad el otro día» (Vaughan) haciendo eco al «I have seen. things you people wouldn’t believe. Attack ships on fire off the shoulder of Orion. I watched C-beams glitter in the dark near the Tannhauser gate. All thouse moments will be lost in time, like tears in rain. Time to die» de Blade Runner.

«Ganad las profundidades, la ironía ahí no desciende» (Rilke), «La ironía es el pudor de la humanidad», «La ironía es la forma mas alta de la sinceridad»(MEV).

«Se fue lejos pera siguió aquí» (Kafka).»Un ángel nos recuerda todo lo que hemos olvidado» (Walter Benjamin)

«Por otra parte siempre se mueren los otros» (Lapida escrita por Marcel Duchamp para su propia tumba).

«París: ciudad en la que podría haber ciertas personas interesantes a las que ver, pero en la que se ve a cualquiera menos a ella. Te crucifican los fastidiosos» (Cioran)

«No hago nada sin alegría» (Montaigne), «No creas que porque eres revolucionario debes sentirte triste» (Foucault), «El dicho castizo tomarse las cosas con filosofía no significa tomarse las cosas con resignación, ni tampoco con gravedad, sino tomárselas alegremente (Savater)

«Si la realidad es un complot, la ironía es un complot privado, una conspiración contra ese complot (Piglia)

«La revolución me recuerda a una definición de la vida, dura 24 horas y a lo sumo fue una congestión» (Jeanne Boutade).

Y recién llegamos a la pagina 91 para esto de escoger las citas, y son 224 en total, pero el esfuerzo y el ejemplo están claros.

Referencias

Entrevista de Sergio Pamies con muchas referencias Paris nunca sea acaba

Entrevista a múltiples voces a Enrique Vila-Matas.

Entrevista de Alejandro Gandara a Vila-Matas

Entrevista de Armando Tejeda

Bibliografía

Publicado enLenguajes

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