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Impensando la intragedia

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¿La distancia permite mas reflexión o anula los reflejos? ¿El dolor una vez procesado, se convierte en una mejor guía para la acción o nos deja envueltos en el resentimiento y la impotencia? Ya sea que sigan existiendo tragedias y que nuestro comentario de que los tiempos postdivinos las niegan -que tanto irrito a mi buen amigo Raffo sea un engendro, una boutade o una estupidez, lo cierto es que la corresponsabilidad compartida de la «tragedia» avanza cada día.


Volviendo al tema de la tragedia me gusto el aporte de Leonardo Moledo (que no es amigo ni nada parecido) cuando insiste en La tragedia que lo trágico en el mundo lineal nuestro (a diferencia del circular griego) no reside en lo inevitable de un destino conocido que fatalmente ocurrirá, sino en el hecho de que lo que ha ocurrido, ha ocurrido y no se puede modificar. En el sencillo hecho de que es algo que habrá ocurrido en todos los futuros imaginables: no existe ningún futuro posible en el que la desgracia y el horror no hayan ocurrido.

El hecho trágico es definitivo, es absoluto, es una instancia de la realización del mal, que se ha manifestado, no como el héroe que cumple su destino porque sabe que no puede evitar cumplirlo, sino en el no-héroe, en el caminante anónimo que fue víctima del destino y ya no puede no haberlo sido, por mucho que proteste y por mucho que haga para castigar, olvidar, remediar.

Moledo nos recuerda que para Ricoeur la escenificación griega de la tragedia, tenia un punto de resolución en el coro, y que en las obras de Esquilo o de Sófocles, la identificación colectiva con el coro, la catarsis, el terror y la compasión, permitían entrar en algún tipo de comunión con el destino o el mal ontológico, de la cual se salía aliviado.

Pero en nuestro pobre mundo lineal y a la deriva, amigos, no hay coros que nos purifiquen, no hay catarsis que nos consuele, no hay terror ni compasión que nos rediman

Mostrando la carnalidad y el grado responsabilidad compartidas (probablemente en partes desiguales) Fabregat insiste en La bandera del sentido común nuevamente en algo que fue mas fácil olvidar al principio. Nadie puede dudar de que Omar Chabán es responsable por lo sucedido, pero hasta ahora sólo los ex empleados de República Cromañón se atrevieron a decir lo que en el medio es un secreto a voces: Callejeros alquiló el lugar esas tres noches, lo que significa que la organización y la gente de seguridad respondía al grupo.

Fabregat insiste que el control de entradas se exigió y logro en recitales anteriores de Divididos, No «queda bien» recordar que el mismo manager presentaba a su banda como «la más pirotécnica del país», y que en varios de sus shows hubo un despliegue de bengalas imposible de realizar sin una manito de adentro. No es simpático decir que para unos cuantos grupos el show no es tal si no hay mucho fuego y mucho trapo, y que sus managers tildan de «careta» a quien trate de impedirlo.

Pero tampoco el punto es aquí cargar las tintas sobre Callejeros para exculpar minimamente a Chaban, o caer en el juego de le pego a Ibarra entonces acuerdo con Macri y viceversa.

Varias encuestas demuestran que la credibilidad (inexplicable) que tenia Ibarra antes del incendio, se ha volatilizada y que se ha convertido en un político en respirador artificial.

Si alguien se alegra de este blanqueo (porque que Ibarra haya llegado tan lejos es tan ininteligible o inexplicable como que de la Rua haya llegado tan lejos) no debemos olvidar que ninguna de las discos clausuradas en la capital ha podido ser reabiertas.

Y que hasta La Trastienda, propiedad del amigo Telerman -a la sazón vicejefe porteño, auto-postulado para suceder a Ibarra y factotum de la intervención de la comuna a manos del duhaldista Juan Jose Alvarez-, debió ser cerrada de urgencia, que lugares imposibles de imaginar como Locos por el Fútbol u otros antros de la Recoleta estaban infestados de cucarachas.

Estas movidas no deben cegarnos frente al comentario fácil o la manito levantada también demasiado rápido. Porque esta caos que es la ciudad y el país no se arregla en dos días, ni tampoco debe servir como sudario para reclamos infinitos y para quejas profesionales que conforman la idea de si de una corporación.

Si es cierto -como quería al gran novelista italiano Carlo Maria Gadda– que la humanidad aprende por el dolor, República Cromañon debería ser una maestra por décadas. Pero la memoria mundial en estos día es muy frágil y la argentina ni logra sobrepasar los nanosegundos.

La culpabilizacion (¿?o responsabilizción?) a múltiples voces no significa exculpación de nadie. El binarismo ramplón que busca conseguir chivos expiatorios y votos a noviembre tampoco resiste mucho. Que lo que nos paso podría haberle pasado a otros se reflejo inmediatamente en las imbelizantes estadísticas televisivas que convertirían a la inmolación en un lugar destacado en el record Guinness de la desidia humana.

Que hoy el elegido es Chaban pero podría haber sido algún otro patricio no hay duda, pero le toco a el, y ya muy rápido el saber psiquiatral lo quiere convertir -por su supuesta apatía moral- en un Hannibal Lecter embozado. Obrar así nos evita imaginar que partecita de Chaban tenemos pegadas en nosotros mismos.

También podríamos echarle la culpa del comportamiento deCcallejeros, de sus fanes, de su bengaladolatras a la marginación, la soledad, los ritos suicidas colectivos y a cualquier otra hipótesis mas o menos delirante que se nos ocurra. El problema no es seguir jugando a la ruleta de las explicaciones sino ver como se cambian los comportamientos.

En la Argentina de la logolalia y el freudismo y lacanismo convertidos en dialectos cotidianos, donde todo el mundo opina pero pocos hacen, donde la gestión inteligente es un oximoron bastante semejante al de inteligencia militar, hacia donde nos convendría derivar es hacia una ontología de las conversaciones soldada en practicas sociales mas previsoras y solidarias. No es imposible de lograr, pero es sumamente difícil.

Sin un cambio de lenguaje, sin un cambio de mirada, sin un cambio de epistemología, y sin un dolor trastocado en acción reflexiva y sin un respeto (hoy casi inexistente) de la vida ajena no se lograra mas que autocomplacencia y plañiderismo. Queremos otra cosa.

Ah si la foto es de Nico el nenito desparecido el dia del incendio., ¿Donde esta?

Publicado enObituarios

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