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La magia de la primera vez. Apple en el Superbowl

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Todos nos acordamos o decimos acordarnos de la magia de la primera vez. El primer día en la escuela, el beso de la primer novia, el primer casamiento, el día que entramos a la facultad o nos recibimos. Nuestro primer trabajo, el primer premio, el primer viaje a Mar del Plata o a Europa y otras memorabilia por el estilo.

Hay primeras veces eternas y otras fugaces. Hay primeras veces que tienen que ver con el descubrimiento y el asombro. Con el eureka, con el aja. La primera vez y la invención están íntimamente asociadas, aunque a veces con dolor.


Cuando se trata de descubrimiento e inventos recientes, la fragilidad y la frescura de la primera vez entran cada vez mas en el horizonte de los vivos. Porque si bien ya no existe nadie que haya presenciado las emotivas y fundacionales acciones de Edison, Marconi, Graham Bell y tantos otros capitostes (tan bien retratados por Harold Evans en esa impresionante antología que es They made America), muchos de los héroes asociados con la revolución digital están al alcance de la mano, tiernitos, testimoniales con ganas de contar y de revivir.

Por eso podemos darnos el lujo de auscultar en los papeles de trabajo de Tim Berners Lee (parcialmente publicados en Tejiendo a web) y veremos sus sueños mas osados y sus trastabilleos mas notarios.

Y lo mismo sucede con las charlas que da Vinton Cerf como la que pude compartir en Barcelona en Mayo pasado donde uno de los cofundadores del TCP/IP contaba con lujo de detalles y anécdotas como había sido la primera vez.

Entre las primeras veces que hicieron historia esta obviamente el primer banner publicitario en la red, de Octubre de 1994, el primer día de Internet comercial en abril de 1995, pero sobretodo la publicidad que por única vez se hizo de la Macintosh un jalón importantisimo en la simplificación de la interfaz y la pavimentación hacia un mundo mas amigable de computación para todos en enero de 1984.

No sabemos si la historia de la Macintosh fue cruzada por un antes y después por esa publicidad prodigiosa que apareció en el superbowl de 1984 en enero. Pero el mundo seguramente si.

El Superbowl, proporciona la mayor audiencia que un anunciante puede tener de una sola vez. Ningún otro vehículo de publicidad puede hacerlo, y la gente le presta casi tanta atención a los comerciales como al juego. Las razones de los anunciantes para querer formar parte de la exclusiva elite de los que tienen con qué ser de la partida son de muy diverso orden más allá de que, lógicamente, todas confluyan en una única y gran razón: Ventas.

Pero también se puede intentar aprovechar las características excepcionales del evento para dar un golpe de escena. En tal sentido, seguramente nada como lo hecho por Apple Computer dos décadas atrás. Publicitariamente, la del Superbowl, y por razones fácilmente deducibles, suele ser una noche de estrenos. Las grandes marcas preparan grandes películas para, esa noche, provocar grandes impactos. Y si de impactos se trata, el más grande quizás fue el que provocó 20 años atrás, Apple, la marca de la manzana mordida.

Para el lanzamiento de la computadora Macintosh produjo un comercial televisivo cuya característica más notoria y recordada es que solo se emitió una sola vez. Fue el 22 de enero de 1984 durante el desarrollo del tercer cuarto del Superbowl de ese año. Esa sola emisión le alcanzó al comercial dirigido por Ridley Scott («Blade Runner»), de 60 segundos de duración, para ser considerado, desde entonces, entre los mejores de la historia, sin duda según los publicitarios debiéndose esto más a la audacia y genialidad de la estrategia ideada que al aviso en sí.

En él se ve a un grupo de trabajadores, de vestimenta gris y pelados, sentados frente a una gigantesca pantalla desde donde su líder les habla. Imprevistamente una mujer, vestida de colores, sortea a los guardias, irrumpe en el salón, y termina arrojando un enorme martillo contra la pantalla. Sobre negro se escucha una voz que dice: El próximo 24 de enero, Apple introducirá su Macintosh, y usted comprenderá porqué 1984, no va a ser como 1984.

La referencia, claro está, es a la famosísima novela de George Orwell; inspiradora, además de este comercial histórico, de la menos histórica saga televisiva de Gran Hermano.

Pero los historiadores de la publicidad se equivocan si creen que el comercial, mas alla de sus méritos o efectos estéticos fue contingente respecto de la apropiacón especifica del ciberespacio.

No porque Apple haya ganado la guerra de la computación personal con sus chips Motorola, que perdió estrepitosamente a manos de Intel. Ni tampoco porque la Mac como filosofía y como cultura -desde el Zen de la Macintosh a la ética de los hackers- se haya logrado imponer como cultura hegemonica.

Pero en rigor porque aunque Mac perdió a sus clientes y a su porción de mercado hasta llegar a su magro 4% actual, aunque sus maquinas no tuvieron nunca la omnipresencia o la difusión de los clones y los émulos de Big Blue su interfaz gráfica se difundió masivamente desde principios de los años 90 y con la aparición de la web la interfaz de las maquinas individuales se convertiría en una metáfora universal de acceso a la red.

Quienes hacen de este onomástico un culto tienen mas que razón. porque Apple anticipo a Windows en mas de una década. Porque Tim Berners-Lee hizo sus primeros diseño de la web en una maquina Next ideada por Steve Jobs con un sistema operativo que preanunciaba también en casi una década al OS X.

Y porque mas alla de flirteos y galanuras, mas alla de competencias y de fortunas muy dispares, mas alla del estilo crooner de Jobs y del mucho mas nerd de Gates, por mas que Windows sea hoy un monopolio de estandar, todo el mérito fue de Jobs por haberle robado a los dioses de Xerox la inspiración original.

Por eso ese aviso de 1984 fue tan presciente. Aunque claro en esa época nunca nos imaginaríamos que Bush invadiría Irán, que el mundo de las redes estaría atiborrado de viruses, que el Big Brother adoptaría caras insólitas y sistemas de espionaje electrónico usando estas mismas maquinas en formas inimaginables.

Por eso es difícil saber quien ríe ultimo y mejor. ¿Ustedes lectores que creen?

Publicado enPioneros

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