Siempre me repica en los oídos y hace poco tuve oportunidad de volverla a escucharla entera. Se trataba de la mítica grabación de Rugantino una comedia musical de Garinei & Giovannini con música de Armando Trovajoli entre las que se destacaba Roma non fa la stupida stasera– que escuche por primera y única vez en vivo en el teatro Coliseo en 1964. La había traído a la Argentina la compañía que en ese momento lideraba Nino Manfredi y que contaba en sus filas a la voz increíble de Aldo Fabrizzi y una hermosisima y mas que voluptuosa Ornella Vanoni en plena juventud.
Manfredi filmo en sus 55 años de carrera 110 películas entre las cuales se destacan 4 o 5 inolvidablees. Como bien dice José Pablo Feinman quizás la mas estremecedora haya sido El verdugo -que ni siquiera fue italiana. Nosotros no lo olvidaremos mas si vimos Feos, sucios y malos, C’eravamo amati tanti o Pan y chocolate , Ya sea por como cantaba, por que era el primo mas querido -mientras que Gassman era el tio- porque se había conquistado en su momento a la apetecible Virna Lisi con un «facciamo chiqui chiqui» o por lo que sea, la muerte de cuatro escuderos como Ugo Tognazzi, Vittorio Gassman, Alberto Sordi y el mismo -el ultimo del cuarteto- otra vez nos golpea duro.
Pero mas que invocar a la nostalgia e imaginar que todo pasado fue mejor -porque obviamente fue mejor: cuando éramos jóvenes, potentes, inimputables, megalómanos, ambiciosos, impudorosos y capaces de todo- nos incita a ser distintos y a ver en los maniqueísmos del presente el destello de mundos nunca antes imaginados (en algunos casos tocados por la varita mágica de la tecnología) que no solo nos harán valorar lo perdido por contraste, sino que también nos irrigarán de la alegría de lo nuevo y desconocido que no vale menos ni debe ser menospreciado. Addio Nino ya nos veremos en el Hades, pero mientras tanto -mientras honramos tu memoria imperecedera gracias a la perennidad magica del cine- disfrutemos cada instante del presente que es el futuro del futuro.
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