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El fin de la clase media. Enésima demostracion de que no vemos que no vemos

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La economía despiada que acechaba desde 1985 hoy está en plena expansión

La «ruthless economy» (economía despiadada) teorizada por Simon Head, director de la Century Foundation a fines del siglo XX, está haciendo estragos por doquier. Una de las principales consecuencias es esta macrodinámica es la desaparición de la clase media .

Todos los ingredientes que convertían a nuestras sociedades en encarnaciones del progreso: las expectativas crecientes, sensación de poder quedarnos durante un tiempo indefinido de varias generaciones en la «en lista de espera «, las seguridades ocupacionales, han sido todas certezas destruidas por carácter corrosivo de los mecanismos de mercado que han invadido todos los poros de lo público y de lo privado (multiplicados por el efecto amplificador de la tecnología) y que como consecuencia estan dinamitando la posibilidad de supervivencia de la clase media.


En vez de clase media, sociedes «low cost»

La sociedad como la naturaleza aborrece el vacío. En el «entre» entre proletariado in crescendo y oligarcas del conocimiento, pero sobretodo de las finanzas emerge una nueva protoclase social, la low cost «de bajo coste».

Ha sido precisamentela astucia de los analistas italianos Massimo Gaggi y Edoardo Narduzzi en su reveladora obra El fin de la clase media y el nacimiento de la sociedad de bajo coste (Ed. Lengua de Trapo 2006)- haber descubierto que en muchos países la difusión de la oferta de productos y servicios «low cost» («de bajo coste»), al aumentar sensiblemente el poder adquisitivo de los salarios, empieza a tener más peso que una reforma fiscal o que el welfare (bienestar).

Por lo tanto, tiende a sustituir las viejas estratificaciones de intereses en torno a los mecanismos de redistribución gestionados desde el gobierno por una masa indiferenciada: una «clase que ya no es clase» compuesta por sujetos que, cada vez más, piden ser tutelados como consumidores, además de cómo contribuyentes y como perceptores -actuales o potenciales- de pensiones, asistencia y ayudas de distintos tipos.

Este inmenso milieu social limita, por abajo, con las «nuevas pobrezas» de los trabajadores no especializados que se encuentran compitiendo con la mano de obra de los países en vías de desarrollo y, por arriba, con una gran clase acomodada compuesta por los ricos «consolidados» y por la burguesía del conocimiento.

Todo lleva su tiempo, el período de luto también

La clase media como concepto y como objeto no desapareció de un día para el otro. En 1985 el economista del departamento de estadística del Ministerio de Trabajo estadounidense Neal H. Rosenthal empezaba a detectar esta polarización entre muchos pocos ricos y muchisimo pobres como una tendencia incipiente en la sociedad norteamericana y que, al calor de los fenómenos de lo globalizacion, (nada casualmente el primer cable de fibra óptica submarino se puso en funcionamiento en 1986) se expandiría con velocidad y penetración memetica en todo el mundo.

Pero ello no ocurriría antes de 1995 como bien hipotetizó Rosenthal en The shrinking middle class: myth or reality?. Sus previsiones se han revelado bastante exactas y su intuición de que las industrias «de alta tecnología» favorecerían una polarización de las rentas ha sido la mas infausta de las noticias que todos nosotros analistas supuestamenhte lúcidos pero miembros desgraciados de esa clase en extincion podemos ir comprobando en el dia a dia.

Maduración conceptual y estrategia interpretativa

Asi como una tecnología no emerge de la nada (el ejemplo mas fantástico es la propia Internet) sino que necesita décadas de maduración, lo mismo pasa con conceptos estratégicos como este de «fin de la clase media».

Entre sus antecedentes llamativos, aparte del ya citado de Neal H. Rosenthal habemos Bye bye middle class, un ensayo de Rudi Dornbusch, economista del Massachusetts Institute of Technology (MIT) en el que preveía la inminente desaparición del «big government» («gran gobierno») (la tendencia de muchos gobiernos a incluir en la esfera pública la mayoría de los servicios dados a los ciudadanos y también una porción considerable de las actividades productivas), del welfare state (estado del bienestar) y de la propia «clase media, acostumbrada a la comodidad, por no decir a la pereza».

Mas alla de su mordacidad el conocido economista fallecido en 2002 azuzaba a los políticos a prepararse para los tiempos difíciles, en los que la competencia entre sistemas y empresas, las privatizaciones y la globalización, además de algunas innegables ventajas económicas, producirían también graves problemas sociales, empezando, precisamente, por una reducción de las rentas del trabajador no especializado y a través de una serie de vasos comunicantes que llevarían, especialmente en el caso de Europa, pero tambien de países como la Argentina a la perdida de su «constituency» («los electores potenciales «) de referencia.

Cuando la filosofía del consumo de bajo coste llegue inevitablemente a la esfera pública

Como bien nuestran los italianos Massimo Gaggi subdirector del «Corriere della Sera» y Edoardo Narduzziy ensayista y empresario en el sector de la alta tecnología, mientras que ningún político local parece estar prestándole la mas mínima atención, la filosofía del consumo de bajo coste, en definitiva, llegará inevitablemente a la esfera pública: lo que significa que quienes gobiernan al Estado deberán repensar la oferta pública teniendo en cuenta la menor disponibilidad de la clase de la masa para mantener la carga de su financiación. En otras palabras, tendrá que emerger la capacidad de dar vida a un verdadero y propio bienestar de bajo coste.

Mientras durante una década nos llenamos la boca ante las supuestas maravillas brindadas por la aparición de una economía de lo inmaterial, ésta tiene costos enormes que muy pocos imaginaron que estaríamos en condición de detectar y mucho menos de pagar.

Las producciones materiales del siglo pasado se centraron en las potencialidades de consumo de la clase media: el automóvil, los primeros fármacos, los electrodomésticos, la construcción residencial, el mundo editorial, la computadora; y a través de todo esto en acaparar todo el universo de productos que han acompañado el aumento del bienestar de los consumidores.

Obsolescencia de la contrarrevolucionaria clase media

El matrimonio era perfecto: la industria concebía nuevos productos capaces de satisfacer necesidades a veces reales, a veces solamente latentes, y los presentaba a la voracidad de la clase media, preparada para representar el propio papel de consumidor obediente y poco selectivo. Así las empresas crecían y con ellas también la potencialidad de adquisición de la clase media.

Este sistema funcionó mientras el escenario de acción e interacción permaneció restringido al ámbito nacional o poco más. Cuando algunos aspectos de esta ecuación estallan o se ponen en entredicho en cuanto a su utilidad «superior», entonces también la clase media está obligada a encarar lo nuevo que avanza. Y en este caso lo nuevo ha avanzado con dos máscaras: la del triunfo de la economía de mercado y la del capitalismo sin fronteras.

Pero un mercado transformado en ideología dominante no necesita de una clase contrarrevolucionaria que lo defienda, que tutele los intereses que manifiesta. Y en una economía que ya no es nacional sino globalizada la clase media deja de ser el de centro de intereses homogéneos en las democracias electivas posindustriales y tampoco mantiene un nivel óptimo de demanda adicional de bienes de consumo duraderos, necesario para que la industria alcance economías de escala y genere valores; en definitiva, para ganar consenso.

Los nuevos capitalistas

Gurúes republicanos del libre comercio como Clyde Prestowitz en Best sellers ad hoc como Three Billion New Capitalists: The Great Shift of Wealth and Power to the East insisten en prestar suma atención a la aparición de media población mundial formada por nuevos consumidores gestados en China, Rusia e India arropados por la anulación del tiempo gracias a Internet y a la anulacion del espacio gracias a la mensajería aérea de bajo coste -desde Federal Express a DHL-, que ha «anulado el espacio».

Con China como tambor batiente y con el modelo del ciudadano sustituido por el consumidor del futuro, el concepto mismo de clase media se pone en entredicho, porque tanto en China como India lo que vemos emerger no son nuevos ciudadanos sino nuevos consumidores strictu sensu.

La aspiración china es la de aprovechar las potencias del mercado para dar vida a una verdadera sociedad de masa con una conciencia nacional y patriótica, pero no de clase, a la que se le garantizan posibilidades de consumo cada vez mayores.

Como dicen lapidariamente los autores. De esta manera se afirma el cambio indispensable para llevar a China más allá del comunismo, pero sin deslegitimar al gobierno centralizado de una elite al servicio de los intereses comunes del país: se amplía el espacio de las libertades de elección de consumo dentro de un cuadro político paternalista.

De USA a Singapur non-stop

El ideal del nosotros en este caso no es ya USA como en sus mejores épocas pre-Bush sino Singapur hoy, aquí y ahora. Las necesidades de la sociedad de masa que hay que satisfacer son en buena parte originales. Y esto porque existe la exigencia, para quien produce, de desarrollar una oferta estandarizada, pero también, en la medida de lo posible, personalizada, dentro de un modelo productivo dado.

No se trata de mera teoría o especulación sino de analizar en detalle como consume la masa en Europa, USA y también en ciertos sectores de America Latina. Los ejemplos mas conocidos y concretos son Wal-Mart o Ikea, al satisfacer en cualquier sitio por igual, pero con productos flexibles (o componibles), las necesidades de los consumidores en masa.

Una evolución que ya está en marcha en la electrónica y en las áreas de manufactura tradicionales. A estos sectores se les unirán otros, pensados para servir a nuevos segmentos de la sociedad de la masa global a través de coches diseñaods originbalmente para un mercado barato en Europa Oriental como el Dacia Logan, el utilitario de bajo coste de Renault, y que a un 20% mas caro esta siendo comercializado en Europa con llamativo exito.

Mientras, en Londres, en el sector hostelero, se han abierto los primeros hoteles de bajo coste que ofrecen, por unos euros por noche, un espacio básico a quien se contenta con una cama, una luz, poco espacio para ropa y maletcruceros de bajo coste -recién lanzados por «easyCruise.com«, la nueva aventura del empresario de origen griego Stelios, de treinta y ocho años, famoso por haber sacado a bolsa y triunfado con su compañía aérea easyjet-, que permiten a las parejas disfrutar de un crucero de una semana entre la Costa Azul y la Riviera ligur por unos ochenta euros al día.

La teoria de esta practica fue elaborada un par de años atrás por W. Chan Kim y Renée Mauborgne dos profesores de la escuela de dirección de empresas francesa INSEAD quienes explicaron que, para tener éxito con la producción de un valor innovador, las empresas sólo tienen dos salidas: diferenciar la oferta y producir a bajo coste. Blue Ocean Strategy: How to Create Uncontested Market Space and Make Competition Irrelevant

La clase media se evapora y nadie se da por enterado, empezando por ella misma

Para Gaggi y Narducci quienes nos han servido de guía pormenorizada, los cuatro rasgos más característicos que jalonan la pérdida de densidad de la clase media son: 1) la aparición de «una aristocracia muy patrimonializada y acaudalada». Gran consumidora de bienes, sus miembros serían los vencedores de la ruleta de la innovación capitalista.

2) la consolidación de una élite de tecnócratas del conocimiento con rentas altas y con una notable capacidad de consumo. Dicha élite sería altamente inestable, casi nunca alcanzaría a la aristocracia acaudalada y con frecuencia caería hacia la clase baja.

3) la aparición de «una sociedad masificada de renta medio-baja», a la que los servicios de bajo coste proporcionarían un acceso a bienes y servicios antes reservados a clases más acomodadas.

4) el escenario de la desaparición de la clase media que plantean Gaggi y Narducci se completa con una clase «proletarizada» cuyo poder adquisitivo no iría más allá de los bienes de primera necesidad. Maestros, funcionarios de bajo nivel o divorciados formarían un grupo cada vez más próximo a poblaciones emergentes del Tercer Mundo.

Tres modelos y ninguno que nos sirva demasiado, salvo el escandinavo poco practicable por aca

El progresivo adelgazamiento de la clase media no ha seguido, para Gaggi y Narducci, un proceso homogéneo. Su transformación se ha adaptado a tres modelos.

El primero estaría representado por la sociedad norteamericana. Un ámbito caracterizado por una considerable movilidad social y por la polarización de rentas y patrimonios.

El segundo correspondería al modelo escandinavo. Alta calidad del servicio público y formas de flexibilidad del mercado de trabajo, en un ámbito social en el que la distancia entre las rentas más altas y más bajas no resulta desmesurada.

El tercer modelo encarna en las sociedades asiáticas emergentes. Singapur, Taiwan y algunas ciudades chinas ilustran espacios sociales caracterizados por sus élites poderosas, tan bien descritas por Charles Wright Mills, superpuestas a una clase «unificada y conforme» espacios en los que las reglas se imponen desde arriba respetando, eso sí, la tradición.

Para Gaggi y Narducci en ninguno de estos tres contextos existe la clase media. El desarrollo económico es intenso y va acompañado de una reorientación de valores y de estilos de vida nuevos.

Mientras, dos preguntas quedan en el tintero y quien pueda responderlas se ganará mas de un Perú: ¿Durante cuánto tiempo se podrá mantener un modelo que tiene una evidente dificultad para generar desarrollo económico e innovación tecnológica al ritmo que marcan China o Estados Unidos? y la que nos interesa a nosotros mucho mas ¿Qué modelo podremos elaborar en la periferia -siendo que Europa no tiene uno o que el que tiene esta siendo erosionado por esta terrible prensa-, que nos precava de un consumo de masa que en su dinámica liquida los pocos atisbos de ciudadanía y de autonomía que supimos conseguir?

Para saber mas

Dornbusch, Rudi Bye bye middle class,

Gaggi, Massimo y Narduzzi, Edoardo El fin de la clase media y el nacimiento de la sociedad de bajo coste (Ed. Lengua de Trapo 2006)

Head, Simon The New Ruthless Economy: Work and Power in the Digital Age

Latour, Bruno Réassembling the social. An introduction to actor-network theory.

Prestowitz, Clyde Three Billion New Capitalists: The Great Shift of Wealth and Power to the East

Rosenthal, Neal H. The shrinking middle class: myth or reality?

Publicado enIconoclasia

5 comentarios

  1. Muy bueno el articulo, se agradece toda la bibliografía e información de autores.
    saludos

  2. David C. David C.

    Me ha gustado mucho el análisis. Falta por ver si un cambio de mentalidad en los consumidores en busca de calidad, puede a su vez producir un cambio social.

    No sé tampoco, hasta que punto van a tolerar los ciudadanos el hacer de las empresas todopoderosas. Ofrecen sueldos miserables mientras el que está en la cúspide se lleva todo el pastel.

    Los gobiernos establecen las reglas del juego y los gobiernos los eligen los votantes. ¿Nos queda la esperanza de que surja un partido que nos ofrezca unas nuevas reglas de juego que sean una alternativa real?

  3. Me parece muy acertado el análisis. Se da así un número de situaciones paradójicas:

    -los productos (ropa, viajes) son baratos pero no asequibles, porque los sueldos también lo son

    – tengo mucho dinero, pero no tengo tiempo de ocio para poder disfrutarlo / tengo tiempo libre pero no tengo dinero para poder disfrutarlo…

    Es un engaño, una ficción más promovida por el capitalismo neoliberal.

    Nota: «acechaba», en la primera línea

  4. mileurista mileurista

    un pais es lo q es su clase media!!! esta es de mileuristas con hipotecas

  5. Hola Alejandro,

    Ante todo agradecerte el esfuerzo vertido en este blog, de modo que podamos compartir tus experiencias y reflexiones.
    Realmente el contenido resulta edificante y lúcido. Enhorabuena.

    Por otro lado y pese a la «inflamación de la filosofía» que a/de-nuncias en el nombre del blog, no hay duda de que la filosofía está cambiando su modo de proceder y de insertarse en la sociedad.

    Me gustaría invitarte a que visites nuestro blog http://filoempresa.wordpress.com/
    así como nuestra web corporativa
    http://filoempresa.com/

    Estaremos encantados de recibir tu feed-back, y si es crítico y ácido mejor que mejor.

    Un cordial saludo!!!
    Godofredo

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