Saltar al contenido

La maravillosa aventura de pispear libros en tierras ajenas (un viaje non-stop desde Olivos, provincia de Buenos Aires al resto del mundo)

libreria.jpg

Los límites de mi mundo son los limites de mis librerías.

Los límites de mi mundo son los limites de mis librerías. Parafrasear tan berretamente a Witttgenstein puede sonar a descortesía, pero retrata vívidamente una sensación que me ha acompañado ya casi durante medio siglo y que aunque a veces se atenúa, y al color de los acontecimientos de la Googlesfera probablemente se vea minímamente diluida, en general sigue funcionando y cómo.

Pasar de la librería del barrio de Florida en la Provincia de Buenos Aires, a las de la avenida Cabildo cerca de las dos primeras galerías que hubieron en el país, la Pacífico y al Belgrano, fueron un salto cuántico en la satisfacción de mis apetencias lectoras, pero mucho mas en el ensanchamiento del mundo.


Recibir la colección Robin Hood y de pronto ser visitado por los vendedores de la editorial Aguilar en la casa de mis viejos en Olivos y por los de Eudeba en los inicios de mis secundario en los años 60 en el Florida School deben estar entre las mas grandes bendiciones intelectuales jamas tenidas.

Después fue cuestión de empezar a ir al centro y algún ida enamorarme de El Ateneo de la calle Florida, o de Atlántida también por ahí, sin contar con lo que supuso rodearme de libros extranjeros en Pigmalion en Corrientes y San Martín, en la Librería Rodríguez en la Galería Pacifico primero y en la calle Sarmiento después, en Carlos Lohle primero en Viamonte atendida por Juan Blaton que después se mudo al sucuchito de una galería en la calle Florida otra vez, y que decir de Galatea también en Viamonte atendida por los dos simpáticos caballeros franceses, uno de los cuales el inolvidable Pierre.

Aunque la voladura de cabeza fue sin duda mi aterrizaje en Quartier Latin de la calle Córdoba en ese primer piso que atendía una parejita ya anciana en ese entonces, también de frenceses bibliómanos, que me ayudaron a formar mi biblioteca de filosofía en inglés y francés a fines de la década el 60 -y que hoy yace dormida en la baulera a la búsqueda de una mudanza que tarda demasiado.

Mas alla del mar.. la Ilustración.. combativa

Una vez que me tome el Piróscafo (bah un vulgar 707 de Air France) y crucé el Atlántico, se produjo otra vez una salt de esos que Andy Grove llamaba de 10X al conocer la impresionante librería Francois Maspero en el Quartier Latin -esta vez de verdad- a metros de la fuente de Saint Michel. Como asi tambien Gilbert Le Jeune, PUF, Hachette, Vrin y tantas mas. O las librerías Feltrinelli de los primeros años de los 70 en Milano y en Roma -que volví a visitar a fines del 2005 y en mayo del 2006 en su filial en Torino. Hasta llegar también en ese periplo inolvidable made in 1969 a la increíble Foyle’s en Charing Cross en Londres con 1.4 millones de libros, la mas grande del mundo.

Mientras había elegido un par de favoritas en Madrid y en Barcelona. En la capital la maravillosa… adonde compré o mande a pedir decenas de libros que me eran enviados sistemáticamente por barco, para después descubrir primero La Casa del Libro y mas tarde la FNAC. En Barcelona mis puntos de selección favoritos son desde hace una década Laia y la Librería Central del Raval que antes tenia otro nombre

Todavía me faltaba llegar a USA, bautizándome en Barnes & Noble de la 5ta y la 18, visitar The Strand and Borders, recalar en la hoy desaparecida McGraw Hill de la 6ta avenida, y en la simpatiquisima St Mark’s Place de la calle 9 y la 3ra avenida que la dra Serra nunca encuentra, y después ir descubriendo una a una las mas grandes librerías de la costa Oeste y Este. En Washington a mediados de los 70 aterricé en la maravillosa Olsson’s en Georgetown, y en Boston aparecí por primera vez en las siempre frecuentadas hoy -casi 30 años mas tarde- Harvard Bookstore y MIT Press Bookstore, y en en la otra punta en Cody’s en San Francisco (lamentablemente la que me fascinaba en Berkeley cerró a mediados el 2006) y Stacey’s en pleno centro (hoy venida muy a menos, como comprobamos con Toddy a fines del 2006).

Y en el inventario no puede faltar la fabulosa Ghandi que desde 1977 y junto al Parnaso y después a la Libreria del Fondo, ademas de El Sotano, alimentaria buenos atracones de colecciones enteras de siglo XXI, aunque ultimamente estan muy enflaquecidas en propuestas e ideas

Desplumar el presupuesto para pretender ser mas inteligente

Cada una de estas catedrales fue desplumando mi presupuesto (un cálculo azaroso sostiene que con cerca de 8.000 libros tapizando desde el 6to piso a la baulera, y un par de miles regalados o perdidos, el gasto total en estos enseres estaría alrededor de los 150.000/200.000 dólares a lo largo de toda mi vida. Fíjense los trajes y corbatas que me perdí, el doble de casa y hasta una de campito que podría haber tenido, y las fiestas y viajes que nunca llegue a gozar (aunque de no viajar no puedo quejarme), de resultas de mis adición bibliofilica, y fue ensanchando mis ganas de saber y de hacer.

Después con Amazon a mediados de los 90 la ecología completa de estas compras mutó, pero mucho menos de lo que creerían. Si bien he hecho decenas de compras en Amazon -drásticamente dosificadas a partir de la debacle de fines del 2001- recientemente descubrí para mi sorpresa que en total no había comprado mas de 200 libros por esta vía. Y si bien mis últimas visitas a USA no descollan por la cantidad, siempre en la valija entre media y una docena de libros siguen encontrando un escondrijo donde hacerme penar por el peso pero alegrándome los retornos y el redescubrimiento de libros que nos sabíamos que teníamos pero que insisten en aparecer como por arte de magia.

Ah si como en esas columnas tramposas de José Pablo Feinman. De ninguna manera imaginaba al comenzar a escribir ésta de que la misma versaría sobre el itinerario del descubrimiento de mis librerías favoritas (hace falta un buen mashup, solo que combinando Google en el Espacio y en el tiempo) llenaría una columna entera y dejaría de a pie al listado de los 10 libros que vengo de comprar y/o de agenciarme en mi visita la semana pasada a Barcelona. Para ello habrá que esperar.

Publicado enComprando libros

2 comentarios

  1. jorge jorge

    Realmente me asombra o no tanto la capacidad de su lectura, quizas algo que no profundicé y quizas por eso me acerque a estudiar ahora y descubrir sobre todo en esta y con esta materia la cantidad de temas, análisis, escritos, libros, etc. que existen y quizas, mejor dicho seguro, muchos no llegue a leer y ni siquiera ver las tapas, pero bueno seguro que lograre ser menos ojos vaca, creo estar seguro.

  2. Madelaine Madelaine

    Decíme, existe la librería Pigmalión aún???

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *