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Un puñado de horas en Posadas

Iguazú, un destino esquivo

Decididamente algunos destinos nos son esquivos. Por hache o por be no se dejan domesticar y no se fusionan con nosotros como si fueran una mano en el guante. En mi caso Iguazú es uno de esos. Solo había estado allí hace 24 años con motivo del Primer Congreso Argentino de Antropología Social. La primavera alfonsinista despuntaba en el horizonte y con mi hermana, Liliana Sajon, Claudia Paleka, Marta Savigliano y una gran camada de antropólogos nos fuimos una semana a Posadas.

Nos alojamos en el benemérito Hotel Municipal, compartimos muchas horas con los capitostes de la antropología argentina de entonces como eran Carlos Herran, Leopoldo Bartolome y Néstor Cordero y discutimos de epistemología y de teoría antropológica.


En esa época no había computadoras, la sociedad de la información era un vaho amorfo, Internet ni siquieras una presunción, nuestras preocupaciones pasaban por escaparnos del horror, imaginar una futuro feliz y escribir eternamente acerca de como debía ser la teoría para merecer el nombre de tal, porqué no había que ser ni yanquis ni marxistas, pero a lo mejor tampoco peronistas, y como intentar volcar estas reflexiones en clave latinoamericana en algún tipo de acción que lo mereciese.

Los días en Posadas eran bastante aburridos. los entretenimientos casi nulos, las jornadas interminables, pero como éramos un grupo compacto y habíamos hecho buenas migas, en general la pasamos bien aunque todos esperábamos el postre que recién llegaría un domingo mas tarde.

Vedere las Cataratas e poi morire

El anhelado viaje a las Cataratas del Iguazú había sido para mas de un la gran carnada que nos había llevado a movilizarnos tan lejos, a pagarnos los gastos y quedarnos estampillados en Posadas, aunque un día nos hicimos una escapada a las bellísimas ruinas de San Ignacio.

Pues bien ese día llegó, salimos tempranos de Posadas y hacia las cataratas nos mandamos. La memoria es torpe y nunca imaginé que la distancia entre las dos ciudades sería de 300 kilómetros y que en un solo día habíamos hecho 600 porque después de muchas idas y venidas finalmente el micro nos dejó en el aeropuerto de Posadas y llegamos a Buenos Aires bien entrada la madrugada.

Estos recuerdos se me atizaron en estos días dado que inesperadamente aterricé otra vez en Iguazú, casi 25 años mas tarde. Esta vez ni siquiera pispeé las cataratas aunque estaba a menos de 7 km (ahora hay que apearse y tomar un trencito), a la ciudad la vi en pasada rasante y viví una experiencia de lo mas curiosa.

Primero porque con mi proverbial miopía propia de Mr Magoo siempre creí que debía ir a Posadas y nunca a Iguazú. Así que tomé el avión con aprehensión y la cosa se me confundió mas cuando bajé, no había nadie esperándome, casi todos los turistas habían huido en malón a sus destinos de ensueño y me quedé varado en el aeropuerto sin teléfono.

ITEC, CORDIEEP amigos y las alfabetizaciones digitales

Por suerte me rescató una conexión dial-up a Internet, al rato estaba instalado en el Hotel Esturión con una bellísima vista al río, no mas de una hora después ingresaba al ITEC en donde estaba disertando Silvina Gvirtz, en seguida fue mi charla con una excelente conexión de video y audio, después otra vez en el Esturión compartiendo un almuerzo con el Dr.Galli, Nestor Rivet, Batia Nemirovsky y otros conocidos, media hora mas de habitación y rumbo nuevamente a Buenos Aires en un sprint veloz y sin respiros ya que al rato estaba dando mi clase de datos en la UBA.

La reunión en el ITEC fue la quinta de este tipo organizada por CORDIEEP (Junta Coordinadora de Asociaciones de la Enseñanza Privada). Ya me habían invitado el año pasado a Colón pero lamentablemente no pude asistir.

En una sala mas que cómoda con cerca de 300 asistentes inquietos de su viaje a las cataratas de la tarde, me encontré frente a directivos y docentes muy preocupados por la crisis de la escuela, por una identificación de lo que es una buena escuela (de lo que hablo Gvirtz mientras yo me acomodaba), de como compatibilizar esta escuela deseada con una realidad muy poco deseable.

Al irse Silvina había hecho una cita de Oscar Teran quien proclamaba el valor de la esperanza en contra del facilismo del optimismo o del pesimismo. También convocó a leer libros y no fotocopias y a estimular a mas no poder la cultura de la lectura.

De la organización escolar no puedo opinar porque la conozco poco y mal. De la reinstitucionalización de la escuela ¿qué mejor que recurrir a Ignacio Lewkowicz y a Cristina Corea -trágicamente fallecidos en el 2004- y cuyo Pedagogía del aburrido recomendé a los presentes, como una de las mejores guías para entender el carácter destituido de la escuela y al docencia y la necesidad de reconstruirlo?

Con estos antecedentes, y después de haber desarrollado a lo largo de cuatro años innumerables iniciativas en pos de la alfabetización digital preferí ir por otros andariveles y carriles.

Integrando experiencias, alentando prácticas

Así comenzé con un vídeo del Canal Encuentro en donde los wichis a falta de mejor palabra -pero con una ocurrencia afortunada- rebautizaron a las computadoras como morral (electrónico).

Después hice un paseo por los elementos básicos de la cultura digital actual poniendo especial énfasis en el modo en que los medios se la han reapropiado y la han convertido en un denominador común de una generación infanto-juvenil. Curiosamente en esta operación se termina enfrentando a los adultos con los jóvenes y se suma a las brechas analógicas, de clase y de conocimiento tradicionales otras nuevas.

Sin ánimo de exacerbar la divisoria, pero apuntando en cambio a revalorizar los saberes/competencias de los alumnos no aprendidos en la escuela, insistí en caracterizar a la dieta cognitiva de los nativos digitales mostrando como este poder de (re)-conocimiento se origina no exclusivamente partir del acceso a las tecnologías digitales, sino como parte de un proceso mas profundo de complejización de la cultura popular, que es a su vez es repotenciado por el uso de las herramientas digitales.

Pasé luego a hacer un breve paneo de la web 2.0 y de sus usos efectivos en el aula, especialmente de la mano de docentes idóneos en el terreno como son Karina Crespo, Daniel Lytzky, Carlos Neri y muchos otros que en los últimos años han introducido en forma masiva e ininterrumpida estas aplicaciones en el aula produciendo resultados convincentes y enriquecedores.

Cerré finalmente la charla con un racconto de las áreas mas innovadoras de educ.ar con especial mención al recambio tecnológico en curso que redundará en una personalización de las páginas, en un empoderamiento de los docentes y en una creación de portafolios personalizados que implicaran la posibilidad de cambios muy serios y profundos, no sólo en el dictado de clases sino sobretodo en las formas de relacionarse de los docentes con los alumnos.

No había demasiado tiempo para preguntas y los comentarios quedaron reducidos a un grupito de personas. Unas docentes entusiastas de la provincia acercaron a un par de nativas digitales que como era de esperar estaban mas preocupadas por el avance de lo digital y por la perdida de lo analógico que al vesre.

Un rato mas tarde y tratando de leer a Lessig en el avion aterrizaba en Aeroparque, de allí partía raudo para Parque Centenario y daba la tercera clase del programa de datos de este año que comenzó con un entusiasmo y una potencia rara vez vista antes. Bye hasta mañana AP rumbo a Bogotá pero en el medio con un morral lleno de pendientes.

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