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Editando a rajatabla la realidad, que al final algo queda. Fintas alrededor del libro de Edi Zunino Patria o Medios

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Best-sellers (denuncias) eran los de antes

Hace mas de una década que los libros de denuncia no tienen ni la tirada, ni el impacto, ni los lectores, ni el nivel de discusión de los que vieron la luz a mediados de los años 90 en plena descomposicion menemista. Cuando Robo para la Corona: Los frutos prohibidos del árbol de la corrupciòn de Horacio Verbitzky sobrepasó la venta de mas de 250.000 ejemplares

En los últimos años hemos visto de todo, alejados de esa década menemista tan aparentemente de fácil crítica. Desde Reina Cristina, una genuflexa biografía de nuestra presidenta en la pluma de Olga Wormat, a una reciente máquina de criticar al poder K como es El dueño de Luis Majul . Desde una biografía hecha a la medida de Hector Magneto por parte de Juan José Lopez, hasta una autobiografia de Franco Macri El futuro es posible. Mi experiencia de medio siglo como empresario en la Argentina, mostrando la generosidad de nuestro país que soporta cualquier cuento y permite que todos enhebremos nuestros propios relatos.

Mientras, parecería que frente a la infinita capacidad de nuestros gobernantes de sortear los tibios coscorrones de la crítica periodística, con el correr del tiempo se hubiese dado una situación curiosa y paradójica. Cuanto mas en offside están los que mandan menos mella les hace la crítica.

Si se puede editar al INDEC, se puede editar cualquier cosa

Por eso la frase mas disruptiva del libro de Zunino es que si los K editaron el INDEC, todo lo demás que han hecho, y están por hacer, en términos de edición (de construcciòn de narrativas) es un poroto.

Porque de eso trata fundamentalmente la obra de Zunino, partiendo de una hipótesis atractiva y suscribible sólo en parte. Los Kirchner siempre habrían sido maestros en hacerle pito catalán a la prensa. Teniendo en su haber la caja de la pauta publicitaria manejada por la Secretaria de Medios y con operadores todoterreno como Sergio Szpolski en posesión de una decena de medios K, ya habrían recorrido un largo camino en ese sentido, sobrepasando muy mucho sus artesanales orígenes en Santa Cruz, convirtiéndose de este modo, ya sea por omisión o por acción, en editores en el sentido mas amplio de la palabra.

Desde editores de periódicos ajenos en Santa Cruz, hasta comprar con pauta de la provincia larguísimas pseudonotas en los canales capitalinos en el inicio de su presidencia bicéfala. Pero también editores en un sentido mucho mas magisterial y poderoso, cuando deciden con cada una de las medidas que toman, diseñar el mundo a imagen de su épica, cada vez mas entrelazada con su voluntad de acumular poder.

Seducir, comprar o destruir

Zunino hace un larguísimo recorrido de esa constante habilidad de los K de seducir, comprar o destruir a quienes quieren generar relatos alternativos, especialmente de lo que ellos consideran su versión oficial. Y si bien son escasísimas las novedades que el libro aporta, su valor está en el recorrido global, cierta exhaustividad y unas pequeñas perlas aquí y allá, contando entretelones no demasiados sabidos como la disolucion de PERIODISTAS fundada en 1995 para contener las atrocidades menemistas, ante las jugadas poco claras de Horacio Verbitzky justificando la censura de la dirección del diario frente a denuncias bien armadas del lamentablemente fallecido Julio Nudler en Octubre del 2004 en Titeres y Titiriteros al revelar el doble rol de Claudio Moroni, a cargo de la SIGEN, pero en realidad ahijado polìtico de Alberto Fernández, o sea juez y parte en el rol de auditar.

Todo sale a luz en este inventario a precio de saldo. Los enconos entre Verbitzky & Jorge Lanata, los devaneos de Daniel Hadad, la caída en picada de Hector García, los coqueteos de Tinelli con el poder, buscando terminar la construcción de su estadio en Bolívar, hasta llegar a su actual denuncia vacua y a críticas políticas infantiles, amplificadas lamentablemente por la incapacidad del gobierno de dejar pasar lo inane, y de no confrontar con todos como ritual y compulsión. Tambièn desfila la mayoría de los empresarios periodísticos que no tienen empacho en anteponer su patrimonio a la ética periodística.

Amando el olor a tinta y papel

Quienes amamos el olor a tinta, conocíamos la mayoría de los casos descriptos, aunque quizás sin el detalle que aporta Zunino. Por lo que hay que reconocerle la investigación pero no menos la insidia que lo lleva a relatar anécdotas (sin fuente que las corrobore) como esa según la cual Kirchner habría dicho que en 100 años estarìa enmarcado junto a San Martin, o los 6.000 ejemplares de Parlamentario que Kirchner gobernador hizo comprar x empapelar la provincia cuando Cristina a los 44 años fue por primera vez chica de tapa. Y de anécdotas como éstas está hecha principalmente la estopa del libro.

Al llegar al final de su libro Zunino, quien seguramente debió correr como loco detrás de las noticias, como él mismo dice, corregir y añadir información al pie de imprenta, de tan pegados que estaban los hechos narrados con su escritura, se pregunta retóricamente si su libro está bien escrito, porque para el obviamente lo está, pretendiendo ser, además, un ejercicio significativo de periodismo de investigación, de denuncia, de desmalezamiento, y de contribución decisiva al fortalecimiento democrático, suponemos.

Todos esos son demasiados objetivos difíciles de concretar para encima sumarles los de la buena escritura a un ejercicio en periodismo de tiempo real, que casi fabrica la noticia antes de que esta ocurra, y que para coronar una estrategia de anticipo periodístico, pero también editorial y de negocio, necesitaba salir lo mas pegado posible junto al resultado de la batalla decisiva por la opción del titulo Patrio o Medios vinculada a la La ley de Servicios Audiovisuales.

Lo mucho que quedó en tinteros ajenos

Muy pocos salen bien parados de este ejercicio. La versión de la dialéctica medios/política postulada por Zunino termina siendo bien maniqueísta, poniendo del lado de los buenos a algunos periodistas (suponemos que a él mismo también) finalmente aplastados por las maquinaciones del poder, en este caso encarnado por el Poder K.

Falta aquí el matiz de que la lucha emprendida por los K en contra de Clarín no fue ni arbitraria ni ingenua. Si al libro le falta algo son fuentes, testimonios con nombre y apellido, corroboraciones independientes, pero sobretodo sutileza en la descripción y en la explicación. Entendido como el Libro Blanco de la Conquista del poder mediático por parte de los K se pasan por alto entramados y reaseguros, alianzas circunstanciales y dobles juegos.

Zunino no es un extraterrestre y si los K son famosos por su voluntad editorial, los medios que los imitan o quieren superarlos no son menos representantes de intereses, y lo que ambos campos comparten es un supuesto tercer lugar, el de la objetividad y el de los intereses generales que cada uno quiere monopolizar y encarnar.

Perdiendo de vista la ecologìa de los medios

Lo que ambos contendientes pasan por alto es que la victoria provisoria en esta batalla anti-Clarín está ligada a una transformación epocal en la epistemología de la objetividad periodística, pero sobretodo en la perdida de hegemonía de los medios como creadores de agenda política, y sobretodo como mediadores de los intereses generales.

Si los K lograron doblegar a Clarín -algo que está por verse- ello se debe probablemente a un factor psicológico clave, como fue la enfermedad de Héctor Magnetto, pero sobretodo a la creciente atrofia del músculo periodístico de Clarín, que en los últimos años cada día estaba mas cerca de Crónica que de El País, y que terminó demostrándolo a rajatabla, cuando golpeado como nunca por la inminencia de la aprobación de la ley, tituló cada día en forma amarillista y defensiva.

Los cimientos crujían por eso el gobierno pudo pegarle con fuerza a Clarín. Pero del mismo modo por mas que el gobierno sume medios, su credibilidad no repunta, el readership de su holding no aumenta, y su rating desciende en forma inversa al recurso a la cadena nacional.

Su intento de reclutar intelectuales hegemónicos a través de Carta Abierta resultó mas folklórico que efectivo. Sus cartas barrocas son incomprensibles para cualquiera que no haya hecho una maestría en literatura. La opinión pública, cada vez mas fragmentada y amoldada a nichos se genera en los últimos años a través de redes sociales y es ajena a cualquier estrategia top-down.

Las hipermediaciones de la red

El desinterés y la incomprensión de los ideólogos del gobierno por la ecología de los medios se traduce en su desesperación por cooptar el espacio televisivo, y por ignorar olímpicamente las hipermediaciones de la red. Al punto tal que la palabra Internet, como plataforma y como construcción colaborativa, brilla por su ausencia en la Ley de Medios

Edi Zunino, es secretario general de redacción del diario PERFIL, por lo cual la tarea a la que se abocó no es independiente de su presencia en un medio que ha sido deliberadamente desfavorecido por los K buscando amordazarlos. Y por eso el retruca con saña y alevosía. Las preguntas que nos quedan después de una lectura detallada de su largo libro sobrevuelan un escenario en donde todos son/somos derrotados.

El gobierno por hacer prevalecer su agenda cortoplacista contra un diseño institucional que apuntale el interés general de largo plazo. Los medios, porque o bien se someten a la conjura K por necesidad de caja, o bien la combaten, en nombre de la objetividad, pero esperando usufructuar otras recombinaciones políticas de corto plazo que les retribuyan su resistencia. Los ciudadanos de a pie, que en esta lucha por la edición a mansalva, vemos autodestruirse la credibilidad de los medios como tales, de los periodistas como clase mediadora, y sobretodo una promesa de sueño colectivo a la que tantos apostamos en el 2003, que hoy en día esta mas agujereada que un colador.

Publicado enIrreduccionismoRecategorizarReseñasVida Cotidiana

2 comentarios

  1. […] partir de la crítica que le hace Alejandro Piscitelli al libro de Edi Zunino (secretario general de redacción del diario PERFIL) Patria o Medios, (no […]

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