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Menos crisis y mas rediseño cuando de la p de periodismo se trata

Hartos del diagnostiquismo eterno de las crisis

Se habla tanto de la crisis de las profesiones P, que cuando nos encontramos con auténticos ejemplos de su superación, o no lo creemos, o pasamos por alto la existencia efectiva de pocas pero convincentes manifestaciones de su posible reinvención. Lo mismo ocurre en el sector editorial, educativo y publicitario.

La verdad es que ya estamos hartos tanto del diagnostiquismo eterno de las crisis, asi como de las treinta mil variantes bonapartistas que proclaman su resolución, para aburrirnos con mas de lo mismo, con la rectificación de nombres y sobretodo con promesas que son solo parches y retórica.

Pero también nos irrita cada vez mas no reconocer cuando de tanto en tanto alguien, generalmente un grupo, da un salto cualitativo y muestra cómo se deben hacer las cosas, qué logros son realmente discontinuos respecto de lo aburridamente existente, y cómo se los ningunea o evita con miradas condescendientes, con comparaciones ridículas o con una ignorancia corporativa que vemos aumentar día a día.

Por suerte esta vez no vamos a hablar de la post-educación, aunque cada día tenemos mas que decir al respecto, sino del post-periodismo. Y lo haremos en dos tiempos. A partir de un encuentro/entrevista que tuvimos el pasado viernes con Gumersindo Lafuente en el Café Gijon en el Paseo de los Recoletos en Madrid, complementando con una espectacular entrevista que el periodista Joseba Elola le hizo a Alan Rusbridger, director de The Guardian, en el Pais de este domingo.

Las mil y una vidas de Sindo Lafuente

Lo de Lafuente fue una fiesta para los sentidos. Conversar durante una hora con un animal de medios como es Lafuente, no puede sino combinar placer y alegría, entusiasmo y convicción, riqueza y creatividad.

Conocí a Lafuente hace 7 años en una mesa redonda organizada por la rama madrileña de la Universidad San Pablo de Salamanca. Eran tiempos de concreción de la sociedad de la información, me había invitado uno de los pioneros en estas lides en Espanña y durante varios días pude codearme con totems digitales hispanos como el en ese entonces aun rector fundador de la UOC Gabriel Ferrate, así como muchos de los pioneros en la materia locales.

Pero tengo pocos recuerdos puntuales, como que la memoria ha filtrado adecuadamente la hojarasca ambiente, y sin embargo sigo sorprendiéndome de que en ese momento Sindo ya tenía su telefóno inteligente que ya contaba con conexión inalámbrica, y mientras iba dando su charla, a la vez que comentaba las innovaciones que en ese momento hacia en el periódico mas digital del momento, El Mundo, consultaba las actualizaciones on-line, y ya había captado alla lejos y hace tiempo de que iba el Postperiodismo, cuyo único formato posible habría de ser digital.

A los pocos días y escalando una cuesta llegué a la redacción de El Mundo y tuvimos una intensa charla en la que el periodista estrella del momento me comentó en detalle sus propuestas y expectativas, sus apuestas al futuro de los medios digitales, y los problemas siempre insolubles de encontrar modelos de negocios para llevar adelante en forma sostenible innovaciones en géneros y formatos, frente a un público cada vez mas escéptico respecto de la función periodística, pero al mismo tiempo desinteresado y poco proclive a pagar por el periodismo por venir.

Soitu.es, El País y lo que vendrá

Le perdí la pista a Sindo, nos cruzamos una o dos veces en Buenos Aires y su segunda gran reaparición en mi vida fue cuando empezaron a correr rumores de que un nuevo medio estaba por fin en condiciones de anunciar la aparición de una forma de postperiodismo. Se trataba del lanzamiento de Soitu.es (fenecido en octubre del 2009 después de 22 meses de vida) que en poco tiempo consiguió generar una masa de seguidores, convocó a plumas espectaculares, reinventó la forma de producir y mostrar las noticias, y avanzó mas que nunca antes en estos formatos que a lo mejor lograrían exorcisar la crisis de la P, ayudando a reinventarla.

Las pruebas se multiplicaban, la reinvención del medio iba de la mano de su consolidación, a medida que se indagaban nuevas vertientes el experimento parecía «dar certo» como gustan decir los brasileños, hasta que de forma tan espectacular como inesperada la iniciativa naufragó.

Soitu.es desapareció de la eidosfera, y lo que parecía haber sido una apuesta radical con resultados convincentes -aunque limitados y a veces mas llamativos en lo estético que en la mediamorfosis profunda de contenidos, aunque seguramente pudo haber ido en esa direcciòn de madurar- terminó convertido en una desilusión mas. Amplificada la perdida por la valía de las plumas y sobretodo por haber tenido a Sindo como al arquitecto ideal.

Gran parte de la charla del pasado viernes giró pues acerca de las razones del fracaso de Soitu.es, que fueron tanto de naturaleza interna como externas, que fueron disparadas por fallas en la comunicación, por rencillas intestinas entre quienes financiaron el proyecto y por la perdida de algún soporte clave en el momento clave, como siempre ocurre en estos casos.

Internalidades y Externalidades

Lo que terminó de clavar el último clavo en el cajón de Soitu.es fue la explosión de la burbuja inmobiliaria, la crisis que azotó a España y que pinchó una burbuja que fue tanto material como mental, y que de pronto volvió todo a fojas cero, poniendo al periodismo en una encrucijada suicida: no poder ni querer ir mas alla, pero tampoco poder volver a los idus de gloria de antaño.

La narrativa de su paso por Soitu.es es para Gumersindo un testimonio acabado de que las cosas ocurren en el momento justo por las razones justas. Ni nostálgico ni desanimado Sando hace ya rato que está en un nuevo proyecto, que como siempre ha encarado con una devoción muy suya.

A las pocas horas del cierre de Soitu.es fue fichado por El Pais para llevar adelante una conversión indispensable para un medio que sobresale en lo gráfico analógico y cuyo sitio y su mentalidad web eran vergonzosas y arcaicas. Sindo me mostró como parí passu están llevando a El País en dirección de un medio digital llamativo. En ese sentido es de importancia sustantiva la creacion de la plataforma eskup.com, que permite en un espacio el doble de grande que Twitter, y mediando 280 caracteres, sacarle el jugo aun mas esta herramienta post-periodista clave torciendola para usos mas convincentes y narrativos.

Seguramente este proyecto se perfeccionará, y a lo mejor consigue superar los logros anteriores de Sindo en El Mundo y en Soitu.es, mientras tanto un juggernaut potente y clarividente liderado seguramente por el mejor periodista digital del mundo trabaja y avanza, y muestra las direcciones en las que probablemente veamos pronto a El país y tambien a Clarin.com, a partir de la contratación receiente que acaba de hacer de un viejo y conocido amigo.

Cuando ser los segundos enseña aun mas que ser los primeros

Alan Rusbridger, el director de The Guardian tiene 56 años pero no aparenta mas de 40. Tiene un increíble despacho soleado sobre el Támesis y su mesa de trabajo está atiborrada de revistas y diarios asi como de gadgets, que además atesora en un montón de cajas, siendo uno de sus juguetes favoritos una Tandy RS 80, que se podia conectar a un modem acústico a mediados de los 80, y que le permitía escribir columnas a distancia en 10 minuto mientras que su dictado telefónico llevaba en esa época 90.

Si bien no es requisito ser un techie para escribir bien, es imposible no serlo si se quiere ser director de uno de los dos mejores diarios digitales del mundo. Y por eso la feliz combinación entre un colono digital y un periodista de raza ha logrado que de una redacción de 640 periodistas, el 90% tenga una dirección de Twitter, se haya alfabetizado progresiva e irreversiblemente en las artes digitales, y haya podido a través de estrategias tan inteligentes como osadas, posicionarse como el modelo a imitar y a superar si se quiere pertenecer a la raza del postperiodismo.

Ya es famosa la estratagema utilizada por Rusbridger hace un año atrás para, usando Twitter, pero con el contra-mensaje «Lo siento no podemos publicar la historia de una compañia que no puedo nombrar, por razones que no os puedo decir«, consiguió que en pocos días se conocieran en todo detalle los desaguisados ambientales y contra la salud desplegados por la petroleraTransfigura en Costa de Marfil.

Herramientas disruptivas x potenciar lo abierto

El sitio web de The Guardian tiene 35 millones de visitantes únicos, 1/3 de los cuales son norteamericanos. Para Rusbridger twitter es la herramienta mas poderosa que ha inventado el periodismo en los últimos 15 años. Y como muestra añade a su astuta jugada anterior, el escándolo que en estos días corroe a la prensa británica, cuando se descubrió que el jefe de prensa del actual Primer ministro David Cameron -en ese entonces director del diario- fue avaló la pinchadura de teléfonos dentro del imperio Murdoch, al mejor estilo local.

A diferencia de la mayor parte de los periodistas y directores de diarios que no se han hecho cargo de la dimensión disruptiva de Wikileaks, que le esta scando canas verdes al Pentagono, Rusbridger lo defiende abiertamente. No solo eso. Es un fanático convencido de lo abierto y aunque sabe que su actitud de no cobrar por acceder a la informacion, y peor aun, su fomento de la ecología de articulación de sus contenidos con los de la propia red podrían afectar al medio -no al suyo claro- sigue defendiendo convencido sus posturas de una radicalidad extrema.

Al punto de que irónicamente sostiene que la mejor forma de conservar a su diario, nacido en 1821 en Manchester es precisamente posicionarlo como el mas atrevido, el que mejor escucha a la gente, el que se anima a investigar y a denunciar pactos y obsecuencia, y sobretodo el que no se amilana ante amenazas, cuestionamientos y sobretodo presiones por parte de los grandes del establishment.

Nunca sacrifiques tu instinto por mas Analytics que valga

Alan Rusbridger el director de The Guardian tiene un instinto excepcional. Para él enlazarse lo mas densamente posible con el wikiverso implica dejar de ser solo un sitio, aunque de calidad excepcional, pero acotado, y convertirse en una plataforma de contenidos que usa y potencia el material de millones de editores locales, entrepreneurs periodísticos aislados, y de cualquier que quiera hacer de la informaicon un bien publico a ultranza.

El sitio web del diario está en su lugar desde 1999 y se invirtieron 12 millones de euros para customizarlo. Todos los empleados del diario tienen perfiles en Facebook. Y aun asi el diario padece problemas de todo tipo, que van mas alla de la perspicacia, el aggiornamento tecnológico y un liderazgo en abierto, que pocas veces vemos en las otras industrias P, y menos con este nivel de exposición y excelencia.

80 periodistas se acogieron al retiro voluntario en los últimos 2 años y el tamaño de la plantilla del futuro, que seguramente será mucho menor que la actual, dependerá básicamente de los ingresos, algo inestimable por el momento. Igual resulta sorprende saber que The Guardian facturó 49 millones de euros el anio pasado por la vía web (contra un total de 490 millones de euros por todo concepto en el mismo periodo).

Aggiornados hasta el caracú

Sintonizados a muerte con las apps inalámbricas ya vendieron 120.000 para el iPhone en los seis últimos meses, y están desarrollando una para la Ipad con suma parsimonia porque quieren que cambie en forma total la relación del publico con las noticias a partir del soporte (en algo parecido esta pensando Juanjo Freile en Santander quien el pasado miercoles me mostró una sorprendente y llamativa). Y ellos ya implementaron la fascinante Eyewitnness para fotos

A diferencia de naves insignias como The New York Times y el Financial Times , peor tambièn la mayorìa de los diarios majors del mundo, que han diseñado aplicaciones retro (misma navegabilidad, orientacion, jerarquización, consumo de noticias) solo que estéticamente mas llamativas, Rusbridger plantea el mas osado de sus conceptos a lo largo de toda la entrevista. Al hacerlo se convierte en el heraldo de la movida PostGutenbeg en la P del Periodismo. Es cuando dice suelto de lengua que el iPad qua dispositivo nuevo requiere de un nuevo lenguaje (y seguramente estar mas que sintonizado con la filosofía Flipboard).

También lo pone de este lado del Paréntesis su convicción de que recién estamos en los albores de la revolución digital. Que aun no hemos visto gran cosa, y que lo dicho y hecho esta a años luz de lo que sucederá en los próximos 2 o 3 años. Por eso no se arredra cuando lo acorralan con los cuestionamientos acerca de la inviabilidad de los modelos de negocio en abierto, y sostiene que habrá que ver cuales son las nuevas fuentes de ingresos.

De modelos de negocios bi- a tri-dimensionales

Porque antes el modelo siempre fue bidimensional. Cuánto podíamos hacer y con quién, dependía basicamente de los ingresos publicitarios y de la venta de ejemplares, en proporciones escandalosamente asimétricas. Ahora las decisiones vienen en formato 3D: Publicidad, Periodismo y Tecnologia. Los editores que ven consumidos su tiempo antes divino para editar, deben intervenir en estas conversaciones y convertirse en multitasking.

Esta es la mayor de las paradojas, visible no solo en el campo periodístico sino también en las otras . Por muchisímas razones cada uno de estos profesionales (docentes, publicitarios, editores, periodistas) tienen cada vez menos independencia. Pero al mismo tiempo en cada una de estas profesiones se esta trabajando muchísimo mejor que nunca. Contrariando las endechas líricas de los nostálgicos de la Edad Media, El siglo XIX y la Modernidad en sus distintas variantes.

The Guardian asi lo demuestra. Su audiencia es infinitamente mas diversificada y exquisita que nunca antes en su historia. De ser los heraldos de Manchester se han convertido en los heraldos del mundo. Utilizando las herramientas disponibles ofrecen a los lectores una cobertura mas amplia, profunda y responde a mas preguntas que nunca.

Lo mismo decimos nosotros esta ocurriendo en el mundo editorial de los microemprendimientos, las apuestas digitales a formatos hibridos como Alice for the iPâd o The Elements, la publicación a medida. Lo mismo esta ocurriendo en las campanas publicitarias cada vez mas creativas, menos tramposas y mas aderezadas al gusto de consumidores hiperinteligentes, Lo mismo esta ocurriendo en el campo docente donde nunca mas volveremos a los contenidos adobados, a las curricula cerradas, al monopolio estatal/editorial que quiere vendernos relatos epicos, historias reinventadas y seguridades ideologicas mas agujereadas que un colador.

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