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Día: 9 noviembre, 2011

Lecturas de viaje y las convulsiones estremecedoras de la lucha entre la pantalla y el papel

Los interrogantes significativos para germinar necesitan de semillas potentes

Vivir en la Argentina al final dle mundo, obliga a que los viajes hacia el norte lleven de medio día a día entero cuando hay conexiones o destino menos usuales que alcanzar. Esa peculiaridad abre la posibilidad para lecturas muy variadas (combinadas a veces con algo de escritura), y sobretodo en los tiempos de espera y descanso cierta tranquilidad y distancia asociadas a la lejanía que permite sumergirse en autores y temas que rara vez trasegamos en casa.

Las visitas a las librerías muy densamente pobladas como las sucursales de La Casa del Libro, las recomendaciones de amigos y conocidos, los tweets que nos azuzan diariamente, y ahora las recomendaciones algorítmicas de revistas como Zite van alimentando nuestras búsquedas y sobretodo afinan nuestra capacidad de hacernos preguntas que es la debilidad mas palmaria de la educación actual.

Porque la discusión no pasa tanto por si Google nos hace mas o menos estúpidos de lo que ya éramos (leit-motivo de la obra reciente de Nicholas Carr justamente titulada Superficiales), sino mas bien de como orientarnos en la construcción de interrogantes significativos, que por ahora mayoritariamente están atesorados en libros de mediano y largo aliento y sobretodo en revistas (hechas por verdaderos connoisseurs), en polémicas (cada vez menos frecuentes) donde los interlocutores están en cierto plano de igualdad intelectual y moral y que hunden sus raíces en varios siglos de tradición letrada e iluminista.

En un mundo en donde sobran respuestas, lo que necesitamos son algunas preguntas, no cualquier pregunta, preguntas que combinen actualidad científica (que estén basadas en el merodeo experimental), pero que al mismo tiempo rebasen el funcionalismo a través de la creación de contextos ligados a la convivialidad. Y si bien no hay mucha sobras que cumplan con estos requisitos (un excelente contraejemplo es La democracia del conocimiento: Por una sociedad inteligente de Daniel Innerarity. todav’ia mas infrecuente es encontrar estas guías en blogs, Facebook o Twitter.