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Todos los caminos torcidos llevan a algun lado. Hegel, Haiti, Beatriz, Horacio y Cristina. Y nuestra deuda colectiva con Guillermo Federico.

Un opúsculo excepcional

Me enteré de la existencia del opúsculo (Hegel y Haiti. La dialéctica amo-esclavos: una interpretación revolucionaria) por alguna referencia en los diarios, y porque en algún momento se lo vi a Alberto Azubel, omnívoro que se lee un libro por día o cada dos, con algunas referencias mas que interesantes.

Pero me olvidé completamente del asunto. No sé como no me llamó la atención la autora (aunque de ella he visto o recorrido páginas imborrables de Los orígenes de la dialéctica negativa: Theodor W Adorno, Walter Benjamin y la Teoría Critica de la Escuela de Frankfurt (1977), La dialéctica de la Visión: Walter Benjamin y el proyecto Arcadas (1989) y Sueño y Catástrofe. El abandono de las Utopías de Masas en el Este y en el Oeste (2000)).

No sé si me pareció un desvarío de gente que no tiene nada mejor que hacer e intenta sorprendernos con alguna boutade, lo cierto es que no había siquiera registrado tema, autora o problemática hasta que el mismo día de mi viaje a Barcelona, en una de esas lecturas Nesquick de las editoriales en los diarios, todo empezó a tener un sentido… mayestático.

Fue Eduardo Gruner, compañero de la cátedra que alguna vez detentó Mario de Dos Santos en la Carrera de Sociología en la UBA, -secundado por mí durante varios años hasta que Nora Rabotnikoff tomó la posta- en tiempos idos, quien lremovió el avispero. Molesto porque el gobierno y otros gobiernos de la región quieren situar el Bicentenario en el año 2010 hizo referencia a la primera revolución en América Latían que tuvo lugar en Haití en 1804.

Haití, la verdadera anomalía salvaje

¿Haití? ¿El país mas pobre y destituido de nuestro Continente? ¿Una excepción francófona solo recordada en estos días por la presencia ominosa de los Tonton Macoute, del ex-presidente Duvalier entrevistado, sin poder sacar una sola idea de tanta grasa por nuestro compañero de ruta… en Conversando con los Dictadores, y hoy debatiéndose en la pobreza mas infinita y exportando porcentajes increíbles de su población a Santo Domingo, entendida como la cara buena de la Isla Española?

Pero la referencia de Buck-Morss era inequívoca. Haití es lo que es hoy no como resultado del castigo divino sino por la expoliación a la que lo sometió un capitalista extremo, revanchista y canalla (usando en forma levemente distinta a como lo hace ella la expresion acuñada por Loretta Napoleoni en su ultimo libro, que expuso con garbo la semana pasada en el iFest08).

Haití debe expiar aun hoy su osadía de haber cuestionado a las monarquías europeas, pero muy especialmente a sus intelectuales mas contestarios, que nunca parecieron entender en serio, ni con ganas el fenómeno esclavista y las posibilidades insurreccionales que el mismo conllevaba como destrucción (creativa) del capitalismo.

Inevitablemente Gruner con su nota y señalamientos me estaba llevando… a devorar el libro de Buck-Morss que había dejado en caución Azubel, y del que jamas había tenido alguna referencia adicional. Así que haciendo piruetas (porque en Argentina un libro de 1000 ejemplares a tres años de su aparición es candidato al olvido eterno), y un par de horas antes de subir al avión que me traería a Barcelona me agencié de una copia y otro sería el cantar.

Gonzalez, Gruner, Sarlo, Kirchner y La Patria Peronista

El comentario de Gruner apuntaba en dos direcciones complementarias. Una la ya mencionada. La otra un latiguilllo de nuestra actual presidenta que recita permanente una supuesta frase de Marx según la cual la historia siempre ocurre dos veces: la primera como tragedia y la segunda como comedia, endilgándole a la oposición representar la fase cómica, reservándose para el peronismo histórico de Perón la fase trágica.

Aquí como siempre son muchas las opiniones y demasiadas las interpretaciones, posibles. Como la presidenta es un poco laxa en sus exégesis, Beatriz Sarlo, que aúna un rigor excepcional con una voluntad de maestra ciruela que sorprende, ya había hecho una lectura pormenorizada y bien crítica mostrando que la Presidenta (según su modesto entender) no sabía de qué estaba hablando,

Horacio Gonzalez, (que hace de Oscar Landi en esta disputa con nuestra crítica literaria mas insigne) no pudo resistir la oportunidad y le enmendó la plana en una disputa retórica que no avanza mucho el tema, salvo para ver quien es el mejor exegeta de Marx o de Hegel, y si esta exégesis debe conformar al supuesto carácter contestatario del peronismo, o es al revés, la muestra mas acabada de su sujeción al discurso del poder.

Hegel for ever

Lo único en común con ambas series de acontecimientos y deslizamientos de lo real remite pues a Hegel. ¿Cuál no sería nuestra sorpresa al comprobar que el orador principal del iFest08, el filósofo japonés Hiroshi Tasaka, organizó su extensisima charla alrededor del mismo pensador?

Pero mas aun nos llamó la atención el modo como Buck-Morss mostró en su ensayo excepcional el impresionante gesto audaz de un joven filósofo de apenas 30 años de edad, inaugurando como metáfora central de su obra, no la de la esclavitud versus un mítico estado de naturaleza (como aquellos que de Hobbes a Rousseau, lo habían hecho previamente), sino la de esclavos vs amos, inscribiendo en su texto la realidad histórica de la época que lo rodeaba como una tinta invisible.

Es tal la fuerza de lo que hizo, es tan impresionante el gesto develador de Buck-Morrs mostrando las contradicciones insoportables entre los pensadores mas «progresistas» del Iluminismo y su tolerancia, aceptación -cuando no defensa expresa- del esclavismo real, que esta tournee intelectual debe ser meticulosamente reconstruida, y algunas enseñanzas generales acerca de la amnesia académica, los mecanismos que utilizan los doctos profesionales para invisibilizar la historia, y la forma como ese instinto corporativo pervive en las aulas e instituciones de hoy, nos convocaba a una fantástica relectura de tamaña hazaña

Pero sobretodo a la luz de nuestro comentario de otrora acerca de Uruguay como la anomalía salvaje, quizás convendría rever asimismo si lo dijimos en tono de tragedia o tono de comedia, ya que lo de Haití si que fue trágico, ¿pero lo de Uruguay? Por ahora sigamos con Hegel. Y ya que era domingo aprovechamos para visitar pubelitos, riachos, monasterio y todas esas insignias que hacen a la Catalunya románica y neo-clásica.

La contabilidad se dice de muchas maneras

Tiene razón Adriana A. Bocchino en su magnifica reseña bibliográfica “Cuando una mujer pasa el cepillo a contrapelo” que si bien y seguramente con demasiados descuentos la economía del Imperio ha intentado alguna vez determinar la cantidad de la riqueza sustraída al suelo americano desde el primer día que un pie europeo pisó esta tierra, lo que no se ha hecho, ni siquiera mentado como posibilidad de trabajo remota, es, alguna vez, iniciar el recuento -asentado en columnas que justifican la propiedad privada- de las víctimas del genocidio sobre el que se montó la civilización occidental y cristiana primero, iluminista e ilustrada después.

Estamos hablando nada mas y nada menos que del genocidio africano (del cual tuve alguna sensación directa y terrible durante mi viaje a Goa en Dakar a mediados de los 90), o de lo que es lo mismo la “esclavitud” a secas.

Pero si la historia brilla por su ausencia lo que resulta aun mas escandaloso es la justificación que de la esclavitud como motor de la riqueza y del crecimiento hicieron miríadas de intelectuales de la talla y del reconocimiento en la historia de las ideas entre los que descollan Samuel Pufendorf, Hugo Grotius, Thomas Hobbes, John Locke, o los mismos (¿inconcebiblemente? Montesquieu, Voltaire y Jean-Jacques Rousseau entre otros que siguieron después.

Los esclavos fueron siempre propiedad privada. por lo tanto no existieron como seres humanos, mucho menos, entonces, como víctimas.

Hegel desagravia a las víctimas del esclavismo

Como lo dijimos mas arriba la obra de Buck-Morss tiene un mérito mayúsculo cual fue mostrar que una de las metáforas mas fabulosas de la modernidad como la dialéctica amo/esclavo, pergeñada por el gran filósofo alemán Georg Frederich Hegel no es -como dice uno de sus mas conspicuos interpretes Otto Pögeler en La Idea de la Fenomenologia del Espíritu (1973), ni siquiera algo que viene de la antigüedad sino un ejemplo completamente abstracto.

Pero no menos contundente que ese desagravio del carácter mundano, históricamente enraizado y profundamente aunado a la lectura de periódicos («leer los diarios a la mañana constituye una especie de oración matutina secular citado por Karl Rozenkranz en La vida de Hegel 1844), es que el cortísimo texto de Buck-Morss viene engalanado con notas a pie de página que ocupan 2/3 de toda su extensión, en las cuales muestra, por medio de citas de uno o dos renglones, el silencio de los historiadores contemporáneos acerca del disimulo, de los pensadores del pasado respecto de un tema, nunca un problema, llamado esclavitud.

Si bien hay varias historias paralelas en el libro de Buck-Morss el principal atractor es Haití y su revolución de 1791. En principio se trata de un alzamiento por la liberación de la esclavitud que se superpone, valga la coincidencia como dato relevante, con la revolución por la liberación colonial hacia el 1º de enero de 1804, a través de Sonthonax y Polverel, Toussaint-Louverture y Dessalines.

Haití el hecho revolucionario por antonomasia, ocultado por los historiadores profesionales

Nombres lo suficientemente borroneados de las historias del siglo XX como para que pueda hablarse de “otro caso de ceguera erudita” que “silencia el pasado” y señala la estrategia disciplinar que hizo y hace pensar la historia de los acontecimientos coloniales en los márgenes de la historia europea.

Con una muñeca férrea, con señalamientos precisos, con una erudición imparable e impagable (y al mismo tiempo yendo a contrapelo de las trampas académicas que hablan de lo intrascendente y silencian lo trascendente), Buck-Morss sitúa los hechos de Haití como el interpretante obligado del pensamiento contemporáneo cuando se intenta comprender la revolución Francesa y sus secuelas.

Algo imposible de lograr en ausencia de otra perla en este collar cual fue el descubrimiento del periódico Minerva dirigido por Johann Wilhelm von Archenholz, dedicado a informar, e interpretar, los acontecimientos de 1789 y sus consecuencias.

Durante un año, desde el otoño de 1804 hasta fines de 1805, Minerva publicó una serie de notas –junto a documentos, resúmenes y testimonios- que informaba a sus lectores no sólo sobre la lucha por la independencia de la colonia francesa –bajo la consigna de Dessalines que hará historia, “¡Libertad o muerte!”- sino también de los diez años anteriores en los que Toussaint-Louverture aparecía como líder carismático.

Los Medios tejen la historia y los lectores de medios tejen la filosofía

Minerva, dentro de la prensa alemana, parece ocupar un lugar especial como el mejor periódico político y el más importante testigo del cambio de siglo, tanto por los corresponsales regulares cuanto por la calidad de sus lectores: el rey Federico Guillermo III de Prusia, Klopstock, Goethe, Schiller, Schelling, Lafayete y, finalmente, Georg Wilhelm Friedrich Hegel.

Así como hace unos días Alessandro Baricco hacía de Walter Benjamin, pasando el cepillo a contrapelo de la historia, Buck-Morss vuelve a hacerlo aquí en este librito impresionante. Porque recordando los meses que me costó leer la Fenomenología del Espíritu en los lejanos fines de los 60, las horas que le dedicamos con Saul Karsz en su departamentito francés cerca de Denfert-Rocherau, el descubrimiento décadas mas tarde de que se trataba de una novela (solo que escrita por la subjetividad moderna), asi como la Crítica de la Razón Moderna de Kant también lo era (escrita por el sujeto trascendental), jamás pude imaginarme que detrás de los arabescos de la conciencia yacían en forma lacerante y transparente los acontecimientos de la época.

Al final Hegel estaba mas cerca de un Kapusinszki y de una Oriana Fallaci que de tanto novato filosófico latinoamericano y europeo que creen que sus ideas surgen del arcon el espíritu y trascienden todo tiempo y lugar.

Leyendo la prensa para hacer filosofía

Para Buck-Morss no hay ninguna duda de que la prensa leída en Jena, entre 1803 y 1805, habría llevado a Hegel a decir que “Leer los diarios a la mañana constituye una especie de oración matutina secular. Unos orientan su actitud hacia Dios y en contra del mundo; otros hacia el mundo tal como es. Una cosa provee tanta seguridad como la otra, a la hora de saber en qué mundo habitamos”.

A partir de aquí, Buck-Morss elige pensar que Hegel elabora deliberadamente su dialéctica del amo y el esclavo dentro del contexto de la realidad “que transcurre ante sus ojos en la mesa del desayuno”. Y si bien los hombres del siglo XVIII no pensaron la revolución haitiana en términos de “igualdad fundamental de la humanidad”, sabían perfectamente qué era lo que estaba sucediendo, al punto que su centralidad y preeminencia cotidiana hizo que se desdibujara en los textos académicos.

La apuesta, y denuncia, de Buck-Morss observa que hoy, cuando se puede repensar aquellos términos, debido a las construcciones disciplinares a través de las cuales heredamos el pasado, la importancia capital de la revolución haitiana resulta invisible y se desconoce su significación para el discurso político.

Dialéctica, progreso, autoaniquilamiento

A medida que la dialéctica se desarrolla, la dominación aparente se invierte mostrando cómo la clase poseedora de esclavos es absolutamente dependiente de la institución “esclavitud”, a partir de la cual sostiene la “superabundancia” que constituye su riqueza. Aquí, también se muestra la imposibilidad de esta clase de ser agente del progreso histórico si no es a costa de su propio aniquilamiento. El esclavo, en tanto y a través de la materialización de su propia subjetividad en el trabajo, alcanzaría la autoconciencia de no ser una cosa sino un sujeto que transforma la naturaleza material.

Si bien Hegel calla llegado a este punto, Buck-Morss infiere que “aquellos que alguna vez se sometieron a la esclavitud demuestran su humanidad cuando se arriesgan a morir voluntariamente antes que permanecer subyugados”, aclarando, además, que este paso, no dado por Hegel, centro de la crítica marxista, fue realizado por la revolución de esclavos en Haití. La consigna de esta revolución, “¡Libertad o muerte!”, resulta determinante en el desarrollo de la Fenomenología…

Como siempre pasa en estos casos ya no podemos ver al mundo con los mismos ojos con que lo veíamos antes. Ahora nos parece tan evidente lo que dice Buck-Morss que la ceguera, la obsecuencia y la ignorancia de tanta hermeutica oficialista de Hegel nos parece al mismo tiempo una muestra excepcional de mala conciencia asi como una conspiración filosófica de monta (algo similar sucede con la relación Heidegger/Hannah Arendt tan desfigurada por el oficialismo filosófico).

Ceguera epistemológica e historiográfica

¿Cómo es posible que centenares de comentaristas no hayan tenido en cuenta, a la hora de evaluar el armado de la genealogía conceptual de la dialéctica del amo y el esclavo el problema candente de la esclavitud, con rebeliones de esclavos a lo largo y a lo ancho de las colonias e, incluso, una revolución triunfante en la más rica de ellas?

Además Hegel no es un filósofo como los demás. Ni siquiera como Kant que en lo suyo es excepcional. Hegel es la condensación de toda la filosofía de todos los tiempos. Pero es mas que eso, es el lugar mas alto en Occidente en donde una mente individual logró sintetizar la política con la historia y la filosofía. Pero eso llama la atención que Hegel que creyó en algún momento de la composición de la Fenomenología del Espíritu, que el espíritu del mundo (remitiendo a Napoleón) había pasado debajo de su ventana, no podía imaginar que la revolución haitiana seria precisamente el catalizador que permitiría una “dialéctica del reconocimiento” no solo entre esclavos y amos, sino entre el esclavo Haití convertido de pronto en amo de Francia.

Haití fue el punto mas alto (y en este sentido con un peso quizás sea aun mas dramático y fuerte que la Comuna de París de 1871, que la revolución de Octubre de 1917, incluso que la propia revolución China de Mao en 1949), en donde la historia se transformó en la realización universal de la libertad. Es decir en ese momento en que la filosofía se vuelve comentario de la historia

Haití como historia en la realización universal de la libertad

Si el librito de Buck-Morss no fuera de por si un hallazgo en todos los temas que venimos revisitando, también lo es como futuro programa de investigaciones para quienes quieran investigar las referencias a las teorías biologicistas sobre el racismo o la francmasonería, defensora a ultranza de la abolición de la esclavitud y telón de fondo ineludible de cada momento de la historia del siglo XVIII y XIX y, más todavía, de los alzamientos y revoluciones americanas.

Y por si esa línea de trabajo no tuviera de por si ya mucha tela para cortar, las tres preguntas con las que cierra su opúsculo son a su vez una enorme container de revulsivos y cohetes que movilizan la sesera como rara vez: “¿Qué ocurriría si cada ocasión en la que la conciencia de los individuos sobrepasa los límites de las constelaciones de poder actuales y percibe el sentido concreto de la libertad, fuera valorada como un instante, aunque transitorio, de la realización del espíritu absoluto? ¿Qué otros silencios necesitarían romperse? ¿Qué historias indisciplinadas necesitarían contarse?”.

Gracias Susan Buck-Morss por este inesperado y exquisito regalo, aunque la obra haya sido publicada originalmente en inglés en el 2000, y aunque haya empezado a circular en Buenos Aires en el 2008. Después de todo cada lectura se merece el momento cuando estamos maduros para hacerla. Gracias Eduardo Gruner por decidir que este que estamos viviendo hoy era el mas adecuado.

Mientras démosle a Haití lo que es de Haití (Transcripción sintética de la nota de Eduardo Gruner)

Haití fue un “experimento”: la población indígena (principalmente taína) fue exterminada, y la colonia (en sus tiempos la más rica de las colonias americanas) se armó con el “trasplante” de fuerza de trabajo esclava. Dos décadas antes de las luchas anticoloniales hispanoamericanas –la rebelión empieza en 1791–, Haití producía una de las experiencias revolucionarias más originales de la modernidad.

En cierto sentido, la haitiana es mucho más radical que la Revolución Francesa; precisamente, puso en cuestión el “universalismo abstracto” de la Declaración de los Derechos del Hombre, al mostrar que el “particularismo” de los ex esclavos que pretendían una república de trabajadores rurales negros (y no de comerciantes y burgueses “avanzados”, como la francesa), no podía ser contemplado por un “universalismo” cuyo límite era la imposibilidad de renunciar a la esclavitud de los “territorios de ultramar”.

El Occidente burgués no le perdonó a Haití que realizara este strip-tease (como decía Sartre) de sus disfraces. Hay que sospechar una gigantesca y cruel venganza de Occidente contra el inaudito atrevimiento de estos “negritos”.

Que hoy Haití sea la sociedad más “atrasada” de América, cuando fue, entonces, la más avanzada; que casi toda su población esté debajo de la eufemística “línea de pobreza”, cuando era una república de pequeños pero igualitarios propietarios rurales como la que imaginaba Rousseau; que el analfabetismo supere el 60 o 70 por ciento, cuando la revolución alfabetizó a todos los ex esclavos; que su clase política haya sido, bajo los Duvalier, una de las más corruptas de Latinoamérica, cuando los dirigentes revolucionarios llevaron al extremo el incorruptible ascetismo jacobino, es el producto de aquella intencional destrucción.

Referencias

Re–interpreting the Haitian Revolution and its Cultural Aftershocks, 1804 – 2004 15–18 June 2004

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Un comentario

  1. Le agradezco Alejandro, largo pero vale la pena, habrá que ponerse a buscar el librito. Lo creo fundamental ya que si bién nuestra tradición republicana en latinoamérica es europea, nunca prosperó la divisa de Fraternidad en estas tierras pese a que en Francia recién en 1848 es abandanada completamente.
    Por otro lado Echeverria, Hernandez eran mazones y sí escriben sobre la fraternidad y estaban en vinculación con Alberdi que no tengo la certeza de que también lo fuera. Es llamativo que nosotros tomáramos como modelo la constitución americana que ni por las tapas la tenía en cuenta.
    Según Antoni Domenech la libertad y la igualdad si formaron parte del proyecto Jeffersoniano pero la Fraternidad nunca fue considerada. La igualdad se daba entre los farmers y los esclavos nunca estuvieron en duda, debían seguir siendo esclavos.
    Es muy bueno que todo esto reaparezca sobre el tapete ahora con los bicentenarios de los distintos pueblos americanos.
    Es notorio como en Bolivia en la tradición indígena de Evo persiste el asambleismo y el igualitarismo en el manejo del poder. Tan notorio es este rasgo que muchos estudiosos ya han escrito sobre el tema.
    No ha posibilidadesa para la igualdad y la libertad en la republica sin la mediación de la fraternidad.
    A post largo, comentario largo y no le hago ningún link porque varias veces he querido comentar acá con links y se me perdía todo lo escrito
    Un abrazo

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