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Mes: octubre 2019

La ecología de las ideas y la vida media de los hechos (Pares inusuales 7)



Hoy cuando todos son memes, viralidad, hipercomentario, paradoja sin fin en tiempo real, creemos estar viviendo en una nueva era de la información. Abusando de la sentencia papal según la cual no estamos viviendo una época de cambios sino un cambio de época (¿que querrá decir eso?), unos cuantos apuestan al sueño leibniziano mediado por supercomputadoras.

Como todo el mundo miente (en las encuestas y en la vida real como bien invemntaría Seth Stephens-davidowitz en Big Data, New Data, and What the Internet Can Tell Us about Who We Really Are), y solo las redes descubrirían nuestros gustos mas oscuros, creemos que una analítica cultural, y el uso hiperinteligente de los algoritmos revelará los sueños del futuro, y nos permitirá acceder por fin a las verdades indubitables y duraderas.

Mientras «seguimos los flujos», desconocemos que el Estado es el gran inversor. (Pares inusuales 6)

Los pares inusuales se dicen de innumerables maneras. Esta semana, fuimos acicateados por el otorgamiento del reciente Nobel de Economía a Abhijit Banerjee, Esther Duflot y Michael Kremer, dedicado al «enfoque experimental para aliviar la pobreza global». En un reciente viaje a Chile nos encontramos con las vicisitudes que sufre la implementación de recomendaciones de políticas públicas. Mientras, examinamos una vez mas la dificultad en cuanto a crear bandas creativas. Así las cosas, nos replegamos sobre la obra de Mariana Mazzucatto que brinda una visión refrescante contra el reduccionismo que imagina a la innovación hecha y derecha como proveniente del sector privado, y al Estado como un gigante bobo. Siendo que éste invierte decenas de miles de millones de U$ en innovación y desarrollo para el sector privado. De estas «colisiones meméticas» nació este nuevo par inusual (con mas contexto que en los episodios anteriores). Que lo disfruten.

La Tercera Cultura se dice de los modos mas imprevistos (Pares inusuales 5)

Los bandos se arrojan mutuamente dardos envenenados. Para unos todo está mal y la culpa es del intervencionismo (ajeno). Para los otros todo está mal y la culpa es del laissez-fairismo (ajeno). Asistimos a este binarismo aristotélico (tertium non datur), que niega la viabilidad de las terceras posiciones por doquier. La infoxicación y las redes al servicio del consumismo indiscriminado ayudan. Y todo se convierte en una gran confusión. Por eso hay quienes acuñan la terminología justa para describir este desolado presente: nihilismo de plataformas (Lovink). Pero también hay otras lecturas, premuras y posibilidades latentes.

¿Las tecnología disruptivas incluyen soluciones para la pobreza y el hambre? (Pares inusuales 4)

Las bibliotecas y sus categorizaciones impiden los saltos cognitivos, ayudan a la profundización y la redundancia pero no facilitan los viajes antidisciplinarios. Esta colección de parees inusuales recomienda cada semana una yuxtaposición de enfoques y propuestas distantes y hasta inverosímiles. ¿Qué tiene que ver el smartphone con la pobreza estructural? ¿Podrán las promesas del blockchain mejorar los planes sociales o dinamizar la demanda agregada? Oscar Wilde insistía en que “Las preguntas no son indiscretas, mas a veces sí lo son las respuestas.” Pares inusuales busca tanto generar preguntas indiscretas como incentivar respuestas indiscretas. Ambas que solo pueden darse en la conjunción entre enfoques que “no tienen nada que ver” y lecturas transversales indispensables para suturar mundos tan fragmentados e inaccesibles como aquellos en los que nos toca vivir.

Adam Greenfield Radical Technologies: The Design of Everyday Life. Verso, 2017.

TESIS Las tecnologías disruptivas colonizaron el imaginario y abrieron paso a un capitalismo de plataformas inevitable e irreversible.

A donde quiera que vayamos, un nuevo y sorprendente dispositivo promete transfigurar nuestras vidas (con el smartphone a la cabeza). ¿Pero a qué precio? En esta excursión reveladora Adam Greenfield nos obliga a reconsiderar nuestra relación con los objetos, servicios y espacios en red que nos definen. Es hora de reevaluar el consenso que hace de Silicon Valley el futurable por antonomasia.

Se insiste en que las innovaciones, desde las interfaces de realidad aumentada y los asistentes virtuales, hasta los drones de entrega y los automóviles autónomos, harán la vida más fácil, más conveniente y más productiva. La impresión 3D promete un control sin precedentes sobre la forma y distribución de la materia, mientras que el blockchain revolucionará todo, desde la grabación y el intercambio de valor hasta la forma en que organizamos las realidades cotidianas del día a día.