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Día: 21 mayo, 2005

Entretejiendo memes. O leyendo muchos articulos minuciosamente en el aire

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Leer una revista en tierra o en el aire, o por mar o tren debe ser seguramente una experiencia muy distinta. Leer una revista en un consultorio u hociqueando el desayuno, o de reojo en el subte o colectivo seguramente es una experiencia muy distinta a leer una revista (o varias revistas) en un interminable viaje de 12 horas o casi a traves del Océano Atlántico.

Porque lo que es circunstancial o meramente anecdótico, apenas un acompañamiento banal, o un entretenimiento fugaz en tierra, en un avión se convierte en una delicada operación de análisis y revisión permanentes, de lectura de pe a pa y de combinación de notas que aunque entre si no tienen nada que ver, a través de la maravillosa maquina de conectar pautas que es el cerebro quisquilloso y omnívoro se convierte en mucho mas que un pasatiempo.

Fabricadores personales. Llevando a los atomos la capacidad transformadora de los bits

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De las computadoras personales a los fabricadores personales

Neil Gerchenfeld director del Center for Bits and Atoms es un tipo de ideas ambiciosas, labia disparatada y propuestas descabelladas. Ya lo hizo hace una década atrás cuando nos vino con el proyecto Things that Think que armo un consorcio en The Media Lab del MIT e invento muchas de las cosas que pensábamos e imaginábamos para el futuro. Bah cambió el futuro al mejor (peor) estilo Bill Gates).

Sus propuestas son tan delirantes (¿pero quien se animaría a decir que la realidad no es delirante en estos días?) que el borde entre ficción y concreción se ha perdido para siempre y que las ilusiones de la mañana terminan convirtiéndose en pesadillas u trivialidades a la noche.

Las cosas que nos hacen humanos. La danza eterna entre tecnologia y tecnica

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Del no al si

Llamativamente ambos autores han hecho una torsión parecida por lo que su lectura conjugada es mas que bienvenida. Hace unos cuantos años Donald Norman empezó con su larga saga acerca de la psicopatologia de los objetos cotidianos en donde hacia una critica decidida y desmesurada del mal diseño o lo que es lo mismo del diseño contra el hombre.

Como sucede mucho con estos temas lo que a veces nos parece obvio se convierte en un maravilloso objeto de descubrimiento. Porque lo que Norman nos regalo fue una critica de las interfases que estaba haciendo harto falta dado que la critica ingenua de la tecnología, en términos de alienación y de deshumanización (iniciada por Jacques Ellul hace muchas décadas atrás) no lleva a ningún lado.

Lider no es quien quiere sino quien puede. Colin Powell un coach de primera

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Empezó el segundo día la conferencia de líderes gubernamentales convocada por Microsoft con mucha pompa y circunstancia. Esta vez la sala estaba llena y mucha gente estaba metida en el corralito de la prensa. Es que estaba por aparecer en el podio Colin Powell después de una larguisima lectura de su curriculum a manos de Gerri Elliott Corporate Vicepresidente de Worldwide Public Sector de Microsoft.

Los avatares de un viajero llegando a destino. Hoy Washington DC

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El frio parecía achicarse un poco pero lamentablemente no fue ese un día para triscar por las calles neoyorquinas, porque debíamos salir para Washington. Claro los viajes se han vuelto insospechadamente caros. Ya no son épocas del shuttle de Eastern que por apenas U$S 30 nos llevaba de NY a Washington o a Boston, sino que el viaje de ida y vuelta cuesta casi U$S 400 por lo que las intempestivas ganas de la opinologa de acompañarme tuvieron que matizarse y levantándonos tempranito la deje debajo del Manhattan Bridge porque consiguió un tour de chinos por apenas U$S 20 la ida. Ven que las truchadas (la sana competencia dirían otros) existen siempre.

Lo cierto es que después de dejarla me fui con el taxista hasta La Guardia. El pakistaní o algo parecido tomo el FDR una especia de autopista rápida que bordea el East River. Hay que admitir que llego a la luz del rayo pero al pasar el Triboro Bridge y con la vuelta enorme que dimos, y debiendo pagar U$5.50 por el peaje el reloj del taxi seguia marcando y marcando obsesivamente.

Los precios que no tienen fin. Un mundo tan cercano y al mismo tiempo tan lejano.

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Desde siempre supe que Nueva York no era una ciudad para cobardes ni timoratos. Si bien en la Argentina del 1 a 1 había cosas que en términos de dólares eran bien saladas, nunca conocí de restaurantes u hoteles impagables o de objetos (salvo alhajas tal vez) incomparables.

Aquí es exactamente al revés. Porque no solo los mil y un objetos de Tiffany’s en la Quinta Avenida y la 57 son incomparables (aunque los sobres con monograma apenas valgan 1 dólar cada uno), sino que no cuesta mucho imaginarse cualquier bien que no trepe en seguidaa los miles o decenas de miles dólares y por los cuales en nuestra tierra natal no pagaríamos ni un peso, a menos que nos fuera el deseo en el intento.