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Mes: agosto 2002

La generacion Wilshire. Los ciclos eternos de Wall Street

wilshire.jpgTenía razón mil y una veces Gerald Holton cuando hablaba de los thematas (continuismo/discontinuismo, onda/corpúsculo, finito/infinito, etc) como de las macrometáforas que regulan el accionar del pensamiento desde tiempo inmemorial. Porque ese puñado de organizadores conceptuales antagónicos, que el historiador de la ciencia situaba como acuñadoras de las grandes revoluciones científicas, también vale para el caso del arte o de la politica, y sobretodo tiene plena vigencia en el campo de la vida cotidiana y de la economía política.

Oscilamos permanentemente entre extremos de un arco ideológico. Como si fuéramos pequeños Immanueles Kant redactando neustra Dialéctica Trascendental de las categorías, hay momentos en que creemos que el progreso es ilimitado e indefinido. Pero, al menor tropiezo o dislate nos corremos y cambiamos de columna, y sostenemos no menos entusiastamente (al revés) que el mundo se va al cadalso y al colapso en un santiamén.

Sentir de menos

ciudad.jpgRichard Sennett, en su libro Carne y piedra, establece que las personas se han acostumbrado a sentir a través de los medios y que esto ha provocado «un embotamiento, una monotonía y esterilidad táctil». El consumo continuo y elevado de emociones simuladas provoca el «desafilo» de la sensibilidad humana, el cuerpo se mueve pasivamente y casi sin participación en la ciudad moderna. El éxito de los medios sensacionalistas, su gran sentido de la venta de las noticias, los reallity shows que muestran las sensaciones de otros pero que el cuerpo sufre como propias, las novelas trágicas, el cuerpo de la mujer desvalorado y puesto en el papel de cuerpo hermoso, la sensibilidad barata y despensada de los talk shows, el cine espectacular, y tantas otras formas de consumo de sensaciones modernas provocan el entumecimiento del cuerpo sensible. El hombre de la urbe exige un organismo que viva el goce individual y lejano al otro.

La computación distribuida

maus1.jpg Internet no empezó como solución a problemas militares sino como respuesta a demandas comunicacionales. En un mundo sin estándares ni protocolos compartidos, Babel iba a ser la norma y la ruina de todo esfuerzo de conectividad. El paso que sigue es la computación distribuida. Afectará todo, incluyendo a la educación. El desafío ahora es saber como sacarle el mejor jugo.

Hay muchas leyendas urbanas e históricas acerca del nacimiento de Internet en 1969. La mas insistente -y menos cierta- es que un grupo de sabios locos en pleno culminación de la Guerra Fría (después de todo la crisis de los misiles de Cuba que casi termina con el mundo acaeció en octubre 1962) quiso inventar una red descentralizada, a prueba de bombardeos atómicos y que pudiera soportar la destrucción de los sistema de telecomunicaciones tradicionales basados en el funcionamiento secuencial (y no en paralelo).

Hipercomplejidad comunicacional

El lenguaje es una conversación colmada de secretos que se intercambian. Todavía no se ha trabajado adecuadamente el funcionamiento de la verdad y la mentira en la sociedad. (Paolo Fabbri)

shell1.jpg Gran parte de la teoría de la comunicación se basó en la noción de emisores claros y distintos. Donde se podía emprolijar sin dificultad al enunciatario de la emisión con sus anteojeras ideológicas inequívocas. Por eso se volvió un ejercicio de (aburrida) confrontación señalar un hecho político, social o económico y la forma dispar con que los diarios, mucho mas que las revistas, la radio a la televisión lo editorializan.

Y si bien alguna vez un infiltrado apareció en la vereda opuesta por error, magnanimidad o estrategia a nadie se le ocurre que Émbito Financiero o La Nación hagan una apología de los piqueteros o que Pagina/12 o Veintitres le doren la píldora a López Murphy o al FMI.

Ben Schneiderman, interfasista

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Terminar con la frustración del usuario

El mundo esta lleno de eventos fascinantes y de propuestas maravillosas. Aunque mientras tanto nosotros en la Argentina vegetamos en parte debido a nuestros dirigentes, y en parte debido a nuestra impericia por rediseñarlos. Es seguro que cada día hay decenas de eventos y de reuniones interesantes en el mundo a las que si pudiéramos concurrir (como estudiantes o graduados, como docentes o investigadores) trastocarían para siempre nuestra visión de lo que es posible hacer en la intersección entre máquinas y personas, entre individuos y sociedades, entre pensamiento y acción.

Pero aunque no podamos ir a ésta u otras reuniones, aunque tardemos mucho tiempo en decidirnos y juntar la plata y las ganas que pueden hacer posible ese viaje de ida, aunque debamos muchas veces contentarnos con saber que eso existe y nada mas, este solo hecho implica una inmensa ganancia.

Donald Norman, usuarista

norman.jpg Nuestra materia Procesamiento de Datos en la UBA, tiene sus héroes y sus entenados. Como toda organización que se precie. Trátese de una revista o de una empresa, de una organización sin fines de lucro o de una aventura sin fin.

Por ello tenemos santos patrones, como bien eligió la revista Wired de McLuhan, a quien en su momento la augusta publicación convirtió en el suyo. Entre ellos están obviamente las figuras señeras que pueblan los cuadernillos de la cátedra, las discusiones de prácticos, los seminarios de formación de docentes y nuestras propias lecturas, recuerdos formativos de infancia y otras yerbas.

James Burke y la Web del Conocimiento

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Desde siempre me fascinaron las enciclopedias, las sistematizaciones, los catálogos. Pero mas que los objetos que ocupaban diligentemente esos reservorios, lo que me interesó mucho mas aun fue la pauta que los conectaba, el modo de articularlos y enlazarlos, el descubrimiento de que tiene qué ver con qué.

En un momento de enorme inestabilidad conceptual y de confusión práctica. Donde hace ya rato que las cosas sólidas se han desvanecido en el aire, cuando monstruos aparentemente intocables como las Torres Gemelas colapsan en minutos, parece que tenemos que revisar todo y volver a dar. Y que en el medio nos cambiarán la cartas y hasta las reglas de jugarlas. Y no una sino mil veces. Y hasta quierenq ue nos algeremos por ello.

Javier Candeira, interactivista

cara de candeira

Ser periodista se parece más a ser cocinero o puta que a ser neurocirujano o piloto a reacción

Nació en León, España y hoy tiene 34 años. Es licenciado en Filología Inglesa. Dice que eso de que periodista es igual a licenciado en Ciencias de la Información (o en nuestro caso de la comunicación) no sólo es falso sino que es mentira. Cuando el talento aflora ni siquiera una carrera puede evitarlo.

La Escuela de Toronto, revisitada

mcluhan1.jpg Una cátedra universitaria no se reduce a una materia. Una materia no se reduce a un autor o a varios. Por mas que un cuatrimestre (o varios) sean dedicados a analizar los vericuetos de un pensador en particular. Aunque la mayoría de los profesores universitarios no lo entienden (y parece que no lo lograrán jamás a pesar del psicoanálisis y del estructuralismo, del post-modernismo y de la crítica literaria, del historicismo y de hermeneútica- y de las críticas a todas estas posturas a su vez) un autor no es una persona histórica de carne y hueso. Ni el mejor historiador logrará desentrañar que pensó, hizo, actuó o logró un hombre particular -ya sea del común o de la caterva de los famosos.

Minority Report pega duro

MinorityReport1.jpg Philip Dick escribió entre los años 50 y ’60 un centenar de historias cortas y veintipico de novelas. Su trabajo inspiró seis películas, la primera, Blade Runner, de su novela ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?; El vengador del futuro, de su relato We Can Remember It for You Wholesale; la francesa Barjo (1990), de Confessions of a Crap Artist; Screamers, de Second Variety; Impostor, de su relato homónimo; y Minority Report, actualmente en cartel.